Washington.— EEUU no sale del horror. A dos semanas de la masacre de Aurora en la que murieron 12 personas y unas 60 resultaron heridas, otro ataque con armas sacude al país. Un tiroteo en un templo del culto sij en el estado norteamericano de Wisconsin dejó ayer al menos siete muertos, entre ellos el atacante, según informaciones proporcionadas por la policía. Además, al menos tres personas resultaron heridas en el sangriento hecho.
El jefe de policía Bradley Wentlandt dijo que aparentemente hay que agradecerle a un efectivo que no haya más víctimas. Este agente enfrentó al atacante y recibió varios tiros que lo dejaron herido de gravedad. Sin embargo, logró "bajar" al agresor, señaló.
Según se indicó, aparentemente habría un solo atacante. Inicialmente se temió que hubiera cómplices atrincherados con rehenes en el interior del templo. De todas maneras, la situación se presentaba como confusa, y además se desconocen los motivos del agresor.
La policía señaló que el atacante abrió fuego alrededor de las 10.25 de la mañana en el templo de Oak Creek mientras se encontraban allí unas 100 personas. Cuatro personas murieron en el recinto y otras tres en el exterior. Oak Creek tiene una floreciente comunidad sij, con unos 400 miembros, según indicaron medios locales.
Otros reportes indicaban que los tiros se produjeron en medio de preparativos para un almuerzo comunitario de los fieles. Los sij son seguidores de un movimiento reformista religioso surgido en el norte de la India en el siglo XV. La mayoría de los sij viven en la India, pero también hay muchos en el Reino Unido y EEUU.
Estado crítico. Tres de las víctimas del tiroteo se encontraban en estado crítico en el Hospital Froedtert de Milwaukee, apuntó un portavoz de la institución a CNN. Muchas de las heridas eran en los rostros.
Una de las tres personas que era atendida en el hospital es el presidente del templo. El hijo del presidente declaró a CNN que fue llamado al interior del recinto por un sacerdote, quien le dijo que su padre estaba herido. El sacerdote le aseguró que hubo "múltiples tiradores de ascendencia caucásica", relató en su testimonio el hijo a CNN. "El ataque estuvo muy bien coordinado, no fue al azar", añadió.
En el exterior del templo se iba reuniendo cada vez más gente, a medida que trascendía la noticia del tiroteo. Muchos tenían parientes y amigos cuyos paraderos se desconocen.
El presidente Barack Obama expresó ayer su profundo pesar por los muertos en el tiroteo de Oak Creek. "Michelle y yo nos vimos profundamente entristecidos al enterarnos del tiroteo que hoy trágicamente se cobró tantas vidas en Wisconsin", dijo Obama en una declaración. "Mientras lloramos estas pérdidas que tuvieron lugar en una casa de oraciones, recordamos cuánto enriquecieron a nuestro país los sijs, que son parte de nuestra amplia familia estadounidense", aseveró.
Antecedentes. Esta no es la primera vez que Oak Creek sufre un tiroteo así. En 2005, un hombre llamado Terry Ratzmann disparó y mató a siete personas y luego se suicidó en una reunión religiosa en un hotel.
El sangriento hecho de ayer se registra a unas dos semanas de la reciente masacre en un cine de Colorado, en la que murieron 12 personas y unas 60 resultaron heridas. El tiroteo en un cine de Aurora tuvo lugar el pasado 20 de julio, cuando James Holmes, de 24 años, ingresó en una sala y disparó a mansalva contra los espectadores de "El caballero de la noche asciende", la última película de la saga de Batman.
La masacre de Aurora causó conmoción mundial, y también reavivó el debate sobre el uso de las armas en EEUU. Este tema está considerado tabú en la potencia del norte, pero Obama se animó a hablar sobre el asunto en un acto de campaña. El presidente se mostró a favor de un mayor control de las armas, y aseguró que los AK-47 pertenecen al campo de batalla en una guerra y no a las calles de las ciudades. Su rival electoral, el republicano Mitt Romney, prefirió no entrar en el debate de un tema que divide aguas en el país.