"Algún día nos tenía que pasar y nos pasó". Palabras más, palabras menos fue la idea que Miguel Angel Russo intentó plasmar en la conferencia de prensa posderrota frente a Almirante Brown. A él más que nadie la caída le molestó, sin embargo ponderó algunas de las cosas buenas que hizo su equipo. Si hoy en Central, en especial los hinchas, sienten que el equipo entró en un terreno fangoso, en un cono de sombras respecto al futuro y a las chances de ascenso, es pura y exclusivamente por el traumático final de la temporada pasada que, dicho sea de paso, poco tiene que ver con la de ahora. ¿Lo ocurrido el sábado en el Gigante es para meterlo rápidamente en el baúl de los recuerdos? En absoluto. Si eso sucede sería el primer y gran error por parte de jugadores, cuerpo técnico y quien se atreva a pensar de esa forma. Lo más lógico sería pensar que se trató de un simple tropiezo y del cual habrá que levantarse lo más rápido posible, aun teniendo en cuenta el triunfo de Sarmiento, que con esa victoria se puso a 11 unidades (ver aparte). Argumentos son los que en esta oportunidad sobran para sentir que los temores forman parte de una cuestión psicológica más que futbolística.