El Cairo.— El presidente de EEUU, Barack Obama, prometió ayer a los
musulmanes un "nuevo comienzo" en las relaciones con Occidente, y aseguró que su país "no está en
guerra" con el islam. Durante un esperado discurso al mundo islámico en El Cairo el mandatario
también insistió en que los palestinos deben tener su propio Estado y aseveró que la construcción
de asentamientos israelíes en Cisjordania no es legítima.
"Las tensiones entre Occidente y el mundo islámico fueron alimentadas por un
colonialismo que les negó los derechos y las oportunidades a muchos musulmanes", afirmó Obama en un
discurso ante 2.500 invitados en la Universidad de El Cairo.
"Como consecuencia del rápido cambio y la globalización, muchos musulmanes han
visto en Occidente un enemigo de las tradiciones del islam", señaló el presidente. En el sentido
inverso, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y las actividades de los extremistas han creado
entre muchos estadounidenses la falsa impresión de que el mundo islámico tiene una actitud hostil
ante Occidente y respecto a los derechos humanos.
Obama abogó por poner fin al círculo vicioso de la desconfianza y la discordia
entre Occidente y el mundo islámico, y dijo que hay que concentrarse en los intereses comunes,
comenzando por la lucha contra el extremismo. "El islam no es parte del problema cuando se trata de
luchar contra el extremismo violento, es un importante componente de la búsqueda de paz",
aseguró.
El mandatario también pidió libertad religiosa y una mejor situación de la mujer
en el mundo musulmán, al tiempo que prometió todo el apoyo de Washington a la búsqueda de
democracia y la mejora de los derechos humanos.
Sin presumir. "Estados Unidos no presume de saber qué es lo mejor para todos",
admitió. "Pero tengo la creencia inflexible de que todos los pueblos anhelan ciertas cosas", dijo
en referencia a la libertad de expresión, la justicia o el gobierno transparente. "Esas no son
ideas sólo estadounidenses, son derechos humanos, y por eso los apoyamos en todas partes",
continuó.
Con respecto al conflicto en Medio Oriente, Obama volvió a pedir una
paralización de los asentamientos israelíes en Cisjordania y sostuvo que no hay alternativa a la
solución de dos Estados. "La situación de los palestinos es intolerable. Tienen derecho a vivir con
dignidad y un Estado propio", señaló. "Al mismo tiempo, nadie tiene derecho a negar el Estado de
Israel. Los vínculos de EEUU con Israel son inquebrantables", sostuvo.
Sobre el conflicto nuclear con Irán, Obama dijo que Teherán debería tener acceso
a la energía atómica para uso civil, pero sumándose al tratado de no proliferación nuclear.
Falta de propuestas. Musulmanes en todo el mundo dijeron que el discurso de
Obama en El Cairo fue un cambio positivo en la actitud de Washington, pero careció de propuestas
para convertir las palabras en acciones.
"Hay un cambio entre el discurso del presidente Obama y discursos previos de
George Bush", dijo Fawzi Barhoum, portavoz del grupo islámico Hamas. Pero se quejó de que Obama no
habló en concreto del sufrimiento en Gaza luego de la ofensiva israelí de tres semanas este año y
no se disculpó por las invasiones a Irak y Afganistán.
El presidente palestino Mahmud Abbas, rival de Hamas, elogió las palabras de
Obama. "Muestran que existe una política nueva y diferente de Estados Unidos en el asunto
palestino", dijo su portavoz Nabil Abu Rdeneh.
En su primera reacción al discurso, el gobierno de Israel expresó que comparte
la esperanza de Obama de que su gesto hacia el mundo musulmán sea "el inicio del fin" del conflicto
y lleve a un reconocimiento árabe del Estado de Israel. Sin embargo, la declaración no mencionó los
llamados del presidente a congelar la construcción de asentamientos en Cisjordania.
Por su parte, el líder supremo iraní, Ali Jamenei, dijo ayer que Estados Unidos
era "odiado profundamente", y que sólo las acciones y no los "discursos" podrían cambiar eso.