Washington. — El proyecto de reforma del sistema de salud del presidente
Barack Obama dio un importante paso adelante ayer a la madrugada, cuando la Cámara baja lo aprobó
por escaso margen. Tras esta notable victoria en la Cámara de Representantes, Obama puso presión al
Senado, donde el proyecto enfrenta un camino mucho más difícil, con fuertes divisiones en la
bancada oficialista del Partido Demócrata.
En el sistema parlamentario estadounidense, un proyecto se puede tratar
simultáneamente en ambas cámaras para luego confluir en un solo texto mediante una "conferencia"
compartida por las dos ramas del Congreso. Es este el difícil itinerario parlamentario que le
espera al proyecto, y que podría postergar su aprobación final para el año que viene.
En una cerrada votación, con 220 votos a favor y 215 en contra, incluyendo el
apoyo de un solitario republicano y la oposición de 39 demócratas, la Cámara baja respaldó en la
madrugada del domingo el proyecto del gobierno.
36 millones. Este ampliaría la cobertura de salud a unos 36 millones de personas
que hoy carecen de cobertura y prohibiría prácticas como negar un nuevo plan de cobertura a
individuos con problemas de salud. Esta es una práctica muy común entre las prestadoras privadas.
Según el proyecto aprobado, en cuatro años se debe establecer el nuevo sistema. Las empresas con
masas salariales superiores al medio millón de dólares anuales deberán ofrecer a sus trabajadores
cobertura médica o pagar una multa. A los individuos se les exigirá que tomen un seguro médico,
bajo pena también de pagar una multa. Este aspecto obligatorio del plan es el que más resistencia
genera entre los republicanos y demócratas moderados. Los Estados deberán a su vez extender el
actual sistema Medicaid a 15 millones de personas. Y los individuos de bajos ingresos que no pueden
pagarse una cobertura podrán exigir subsidios federales. El nuevo sistema dejará sin cobertura a 18
millones de personas para 2019. Para evitar aumentar el déficit se impondrán nuevos impuestos, otro
punto que genera rechazo. Se impondrá una tasa de 5,4 por ciento anual para los ingresos sobre el
medio millón de dólares de individuos y un millón de las familias. Aunque esta tasa alcanzaría
inicialmente a sólo el 0,3 por ciento de la población, subiría rápidamente porque el cálculo no
está indexado por la inflación.
Ahora la batalla pasará al Senado, donde el tema ha permanecido estancado por
semanas, mientras el líder demócrata Harry Reid intenta elaborar una propuesta que consiga los 60
votos que necesita. "Tomen este testigo y lleven este esfuerzo hasta la línea de meta", pidió ayer
Obama a los senadores, en una aparición en los jardines de la Casa Blanca.
Batalla difícil. Los demócratas no tienen margen de error en el Senado:
controlan exactamente 60 escaños sobre un total de 100. Pero algunos demócratas moderados se han
rebelado contra el plan de Reid de incluir un seguro estatal, conocido como "opción pública". Obama
había retirado la opción pública de su proyecto para aumentar la base de consensos. Actualmente en
EEUU no existe un sistema de salud pública como el conocido en Europa, sino una red de seguros
privados que son contratados por los empleadores o los particulares. En 1965, el gobierno demócrata
de Lyndon Johnson creó el Medicaid, un sistema público que cubre a los más pobres, y el Medicare,
que da cobertura a los jubilados.
El senador independiente Joe Lieberman, una figura muy influyente, renovó ayer
su promesa de ayudar a los republicanos a bloquear la votación final si el proyecto contiene la
opción de seguro estatal. Amplios sectores sociales, conocidos como la "base conservadora",
rechazan la opción pública como una invasión del Estado de los asuntos privados.
En un plano menos ideológico, los republicanos y demócratas moderados cuestionan
el elevado costo fiscal, de un billón de dólares (millón de millones) del proyecto en los próximos
diez años. Los que apoyan la reforma apuntan al enorme costo del sistema de seguros privados, que
ha aumentado sin pausa hasta llegar a costar 2,5 billones de dólares anuales, un sexto de la
economía del país. La crisis de muchas grandes empresas, como la automotriz GM, se debe en parte a
las crecientes erogaciones por los seguros médicos de sus empleados.
El proyecto aprobado por la Cámara incluye una versión diferente de "opción
pública" que la del Senado. Esta y otras diferencias entre los proyectos del Senado y la Cámara
tendrán que ser reconciliadas mediante una "conferencia" conjunta de ambas ramas. El texto así
acordado deberá ser aprobado por ambas cámaras nuevamente, antes de ser enviado a Obama para que lo
firme y convierta en ley. No está nada claro cuándo podría ser aprobada finalmente la ley.
Analistas de presupuesto dicen que el proyecto ampliará la cobertura de salud a
36 millones de personas, cubriendo a un 96 por ciento de la población. Según quienes lo apoyan,
reduciría el déficit de presupuesto en cerca de 100.000 millones de dólares anuales. Este cálculo
es desechado por los republicanos. Fuera de los planes quedarían unos seis millones de los más de
12 millones de inmigrantes ilegales, según calcula el Washington Post.