El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó ayer a tres mandatarios centroamericanos a que trabajen con él para frenar el flujo de niños inmigrantes que llegan a la frontera, pero advirtió que quienes no tengan una solicitud legítima para permanecer en el país serán devueltos a sus lugares de origen. En una reunión en la Casa Blanca con los presidentes de Guatemala, El Salvador y Honduras, Obama les dijo que su gobierno tenía compasión por los niños y que puede haber ocasiones en que los inmigrantes soliciten la condición de refugiados, pero que esos casos serían muy pocos. Muchos de los inmigrantes han huido de sus países para alejarse de la pobreza y el crimen. Obama dijo que comparte con los países la responsabilidad de enfrentar el problema, incluyendo el rol de tráfico de drogas. Obama dijo además que espera que los legisladores aprueben un pedido de fondos de emergencia para responder a la crisis fronteriza, antes de que comience un receso legislativo la próxima semana.