El trabajo multidisciplinario profesional es clave en la recuperación de personas que han tenido un accidente cerebrovascular, un traumatismo de cráneo o de columna o se enfrentan a enfermedades neurodegenerativas. Los numerosos avances tecnológicos no tienen peso si no son acompañados por la formación y capacitación de recursos humanos que logren exprimir al máximo sus posibilidades.
Atentos a estas cuestiones, la Fundación de Neuro-Rehabilitación de Rosario organizó una nueva jornada para profesionales de la salud relacionados con esta área de la medicina. La cita es el viernes 12 de junio en el auditorio de la Bolsa de Comercio y los disertantes serán profesionales de la entidad rosarina y del instituto Fleni de Buenos Aires.
A días de desarrollar esta actividad, Más habló con el director de la Fundación, el neurólogo Carlos Ballario, quien desempeña sus tareas clínicas y de investigación en la entidad y a nivel privado.
Ballario se refirió a las mejoras que trajo para los pacientes el hecho de que se conozca cada vez más acerca del funcionamiento del cerebro, los plazos de las terapias de acuerdo a la patología o accidente y el acceso de personas de pocos recursos económicos a los tratamientos existentes.
—¿Qué adelantos puede mencionar en la última década en el campo de la neuro-rehabilitación en nuestro medio?
—La neuro-rehabilitación experimentó un profundo cambio, y esto es debido al mayor conocimiento de los fenómenos fisiológicos cerebrales, de aprendizaje y de permanente readaptación del sistema nervioso. Parte de este nuevo conocimiento es debido al notable desarrollo de la tecnología aplicada al entendimiento de las diferentes funciones de todo el sistema nervioso con el fin de implementar tratamientos cada vez más eficaces. La tecnología aporta además programas informáticos capaces de permitir una interacción entre el cerebro y la computadora que ha logrado reducir las barreras comunicacionales y de integración que separan a las personas con diferentes discapacidades del resto de la sociedad. Hoy existen tecnologías para controlar diferentes dispositivos con la actividad eléctrica cerebral: un brazo o una pierna robótica, una silla de ruedas, un sistema que permite comunicarse a las personas imposibilitadas de hablar. Pero no hay que olvidar que esa tecnología es una herramienta que debe ser incluida dentro de un programa de acciones que deberán ser diseñadas respetando la singularidad de cada individuo, con la participación de diferentes profesionales capacitados para atender a las distintas necesidades de este sujeto.
—¿Cuáles son las patologías o problemas más comunes que llevan a la neuro-rehabilitación ?
—El accidente cerebrovascular, las secuelas de traumatismos de cráneo y columna vertebral, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, entre otras muchas.
—¿Siempre son terapias de muy largo plazo?
—Es que cada paciente requiere un diseño específico del programa de neuro-rehabilitación, atendiendo a un sinnúmero de variables que condicionan la estrategia terapéutica, el número de profesionales intervinientes, la duración y el pronóstico de dicha terapia. No es lo mismo para un enfermo que presenta una secuela severa de un trauma craneano, con daño cerebral extenso, con deterioro del sensorio y parálisis de los miembros, que un paciente previamente sano, de edad no muy avanzada, que sufre un infarto cerebral de escasa dimensión que solo le genera una debilidad discreta de un miembro. Existen muchas otras variables condicionantes, como ser medicamentos capaces de inhibir la plasticidad neuronal, depresión, alteraciones del sueño, infecciones de difícil control y otras más.
—¿Cómo definiría hoy el acceso de personas de escasos recursos?
—Muchos tienen hoy en nuestra ciudad la posibilidad de recibir neurorehabilitación en forma gratuita gracias a las políticas de salud implementadas. En este sentido nuestra región es reconocida por los diferentes programas de salud pública en donde la rehabilitación neurológica ocupa un importante rol. Existen en nuestro país leyes que protegen a las personas con discapacidad otorgándoles importantes beneficios que contribuyen a mejorar la autonomía en la vida cotidiana de muchas de ellas.
—¿Qué rol juegan las fundaciones en este campo?
—Son instituciones sin fines de lucro que se suman en esta tarea de asistir a pacientes neurológicos bajo un sistema solidario. Esto significa que muchas de ellas subsisten gracias a la sensibilidad de aquellos pacientes que entienden que pudiendo pagar la atención que reciben por intermedio de su obra social o con dinero, permiten la asistencia de otros pacientes de escasos recursos con iguales necesidades de tratamiento.