Durante la fría tarde de ayer, entre silbatos, gritos y cacerolazos, las calles del norte de la ciudad se convirtieron nuevamente en escenario de una marcha que pidió justicia por el crimen de Leandro Zini, el joven de 21 años asesinado de una certera puñalada en el cuello cuando quiso defender a su novia de un arrebato, la madrugada del pasado 24 de julio frente a su casa de Mar del Plata 30. La manifestación empezó a las 18.30 con no más de media cuadra de vecinos, familiares y allegados al joven asesinado. Pero media hora después, un millar de personas cubría más de 150 metros pidiendo "seguridad y justicia".
Al terminar la marcha, en el cruce de Avellaneda y Alberdi, el acto se convirtió en una asamblea popular en la que se propuso marchar todos los miércoles y encontrarse en un club del barrio para debatir las acciones a seguir para "cuidarnos entre todos y forzar a los políticos a que vengan a ver cómo vivimos".
Que le enseñen a vivir. Héctor Zini, el padre del joven asesinado, expresó ayer una vez más que sólo buscaban "justicia y que las leyes cambien". En ese sentido, y con profundo dolor, el hombre hizo referencia a la situación vivida con Jonathan G., el chico de 15 años que confesó ante una jueza de Menores haber sido autor del crimen y que fue recapturado tras escaparse de un hogar en el cual había sido alojado. "Dicen que no hay dónde llevarlo. Lo tienen que llevar a algún lugar donde le enseñen qué es la vida, no como ahora que el chico nos enseña como es la muerte", sostuvo en medio de palmadas y muestras de afecto.
"No queremos que la gente queme autos o haga cosas por su cuenta, para eso están la policía y los jueces", agregó Héctor, recordando los desmanes producidos tras la primera marcha, el miércoles de la semana pasada, cuando un grupo de jóvenes apedreó un par de patrulleros. "Lo que pasa es que muchas veces las leyes les atan las manos", dijo con la tranquilidad de un padre destruido.
La caravana, con pancartas y fotos de otros jóvenes muertos en distintos barrios de la ciudad, caminó por Alberdi hasta Juan B. Justo y retornó por la misma avenida hasta Avellaneda. En el trayecto la gente demoraba el tránsito pero nunca lo cortó totalmente. "No queremos molestar a la gente, queremos que se sume" decían los organizadores mientras eran custodiados por una discreta guardia policial.
Cristina, una vecina de zona oeste que llegó para sumarse a la marcha con la foto de su hijo dijo a La Capital: "El murió en febrero, lo mató un menor que estaba libre. No quiero venganza, quiero justicia yo también".
En tanto, un grupo de jóvenes marchaban con decisión. Eran "amigas de Leandro". Al unísono dijeron: "No puede ser que haya tan poca seguridad, no estamos tranquilas ni en el patio de nuestras casas".
Sergio y Rubén, dos cincuentones que no se cansaban de aplaudir se sumaron a los testimonios. "Hace unos años que esto sucede, hay que hacer algo. No es quemando móviles o apretando a los delincuentes como se soluciona esto. Hay que ir a Tribunales y pedir por justicia y seguridad" dijeron.
En tanto Graciela, la madre de Leandro Zini, rompió ayer el silencio para decir que se sentía "muy acompañada por los vecinos, por la gente que llama y me cuenta cosas parecidas a las que me pasaron a mi. Queremos que esto se aclare, que haya justicia, que al nene éste lo lleven a algún lugar para que aprenda, queremos justicia y seguridad", dijo aportando al sentido común que rodeó toda la marcha.
Pedido de solidaridad. Cuando la caminata por fin se detuvo en Alberdi y Avellaneda todo mutó en una asamblea popular. Luis Lescano, un vecino de barrio Industrial tomó la palabra. "Estamos acá para que Leandro no sea una semilla en vano. Que sirva para que ésto no suceda más. Tenemos que juntarnos, volver a crear las redes sociales que tuvimos, como cuandos se hicieron los clubes del barrio, con solidaridad y unión", disparó entre aplausos. Luego se evaluaron una serie de propuestas como marchar todos los miercoles, usar el domingo de las elecciones un brazalete negro y entregar a las autoridades políticas una planilla de firmas reclamando justicia y seguridad.
En un momento, el ocasional orador preguntó quiénes habían sido víctimas de robos y casi todos levantaron sus brazos. "No queremos venganza, no queremos justicia por mano propia, queremos seguridad y justicia, que actuén las leyes, sólo eso", dijo Lescano y convocó para una reunión a todos los vecinos el lunes en un club de la zona.
Después otro vecino acotó: "En 2001 caceroleamos por nuestros bolsillos, hoy hagámoslo por nuestros hijos. ¡Están matando a nuestros hijos!", gritó entre vítores. Ricardo, uno de los tantos congregados, fué más allá: "Estemos unidos por que estos son los desparecidos y los muertos de la democracia".
Desvincularon a uno de los chicos detenidos
Uno de los tres menores arrestados por el crimen de Leandro Zini recuperó la libertad por decisión de la Justicia y volvió a su domicilio según lo hicieron saber ayer fuentes de la investigación. Se trata de uno de los dos chicos de 17 años que estaban alojados en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario (Irar) desde el día posterior al hecho y que fue desvinculado de la causa por la jueza de Menores número 2, Gabriela Sansó, desde cuyo despacho no se quiso identificar cual de los dos jóvenes de la misma edad fue favorecido por la medida.
Tras el homicidio de Zini la policía apresó a Jonatan G., de 15 años; a su hermano Flavio, de 17; y a Nicolás V., de la misma edad. Los dos más grandes fueron alojados en el Irar mientras que el más chico, por ser inimputable y no poder ser sometido a juicio, fue derivado a un Hogar de Protección al Menor (Hoprome) de la zona oeste de Rosario. Sin embargo, al otro día ese pibe se fue de allí y 24 horas más tarde fue recapturado tras una negociación entre la policía y sus familiares. Desde entonces el jovencito que confesó ser autor del puntazo mortal ante la jueza Sansó, fue trasladado a un alojamiento de protección integral de la capital provincial, lo que implica alejarlo de su habitat para resguardarlo mientras avanza el trámite penal.