La escena tuvo lugar en Firmat durante un acto inaugural. La conversación que había comenzado en un modo cordial y enmarcada en el habitual protocolo entre el ministro Galassi y el intendente Maximino de Firmat se iba tornando un tanto acalorada para sorpresa de sus colaboradores más cercanos, quienes advirtieron que el diálogo empezaba a subir de tono. A poco advirtieron que el tema en cuestión nada tenía que ver con asuntos de gestión, sino en rivalidades propias del fútbol argentino. Galassi, reconocido hincha del Rojo de Avellaneda, apostó una corbata a que una vez más ganaba el club de sus amores a Maximino, quien resultó ser un fanático del Racing Club. Ahora que el clásico pasó y que Independiente sigue sosteniendo su mentada paternidad sobre la Academia, ¿Maximino ya habrá salido a comprarle la corbata?
Rencores de la política