El silencio en el teléfono se interrumpe con una puerta que se abre y desde
donde sale un rock a todo volumen. Luego Juanse pide disculpas, dice que está en camino al jardín
del estudio en el Abasto porteño donde Ratones Paranoicos está grabando su próximo disco. "Sino no
me puedo concentrar tanto", especula y se dispone a la charla. Graciadió, porque con Juanse nunca
se sabe. Carga con la energía de la sala y cuenta que tienen una enorme cantidad de canciones para
el disco nuevo, que allí irá incluido el tema "Sacrificio japonés" concebido por Luis Alberto
Spinetta y que habrá adelantos de ese material esta noche desde las 22 cuando Ratones Paranoicos
toque en Willie Dixon (Suipacha y Güemes) con el regreso de Memi en el bajo del grupo y con los
españoles de Pereza como teloneros.
—¿Cómo llega un tema de Spinetta hasta los Ratones?
—Luis hizo un tema para mí, para mi disco (solista) "Energía divina". Pero
reflexioné y pensé que es más para Ratones. Todos estuvieron de acuerdo y la letra la terminamos
entre yo y un amigo. La canción es más de Luis para Ratones que nuestra. Estoy muy contento, muy
agradecido, porque es inédito. Para mí es un logro escribirla, saber que un artista, que es el que
más admiro de todos, compuso una canción pensando en nuestro sonido.
—¿En el disco nuevo habrá rock crudo como los primeros?
—No te podría decir porque estamos en el proceso de elaboración. Tenemos
una enorme cantidad de canciones y Andrew (Oldham, el productor) es quien decide en qué dirección
va el sonido. Nosotros nos limitamos a tocar los temas y después veremos entre todos qué concepto
le daremos al sonido final.
—¿Hay adelantos en el show?
—Sí, por ejemplo estamos tocando "No llores" que va a formar parte del
disco.
—¿Cómo viven el regreso de Memi a la banda?
—Yo lo invité a tocar en el disco mío y entonces fue donde dije: "Sería
una buena oportunidad para juntarnos de nuevo". Y fue ahí donde tomamos la decisión de volver a
tocar juntos. La partida de él nunca fue traumática, fue un mutuo acuerdo de descanso. El estaba
muy estresado por el ritmo de trabajo que teníamos desde que habíamos empezado, y tuvo ganas de
explorar otras cosas. De hecho siguió dándole rollo a su laburo con el estudio del bajo, del
contrabajo acústico y hasta se puso a componer bandas de sonido de películas. Así que retornó muy
enriquecido y nosotros en todo este tiempo adquirimos una gran experiencia en lo instrumental. Así
que se complementó bastante todo y funcionó.
—¿Estás menos expuesto?
—Sí, porque ya no estamos buscando nada. Lo nuestro es muy difícil porque
no somos una banda que ha mezclado estilos para acceder al éxito masivo comercial. Somos una banda
de rock and roll que conserva el estilo. Si bien tenemos influencias de algunas cosas más disco o
con otro tipo de planteo, básicamente somos una banda de rock and roll. Y a excepción de las más
grandes del mundo, todas enfrentan el dilema de estar "compitiendo" contra cosas que están
elaboradas, enlatadas con un gran respaldo comercial y mediático.
—¿Cuál es entonces el secreto de la continuidad?
Hay que tener con qué. Nosotros tenemos un camino recorrido que hace que la
gente pueda tener la opción de ver una banda de rock and roll a pesar de tener que ir a
arrodillarse adelante del ídolo de turno. Tampoco hay que sentarse a lamentar nada. Al contrario,
es un desafío y a nosotros ese tipo de cosas es lo que más nos gusta. Estamos acostumbrados a ir
caminando por la ruta, que a veces está asfaltada, otras es de tierra y a veces está toda
embarrada. Pero hay que hacerlo igual.
—¿Seguís enojado con Diego Capusotto?
—No, nunca estuve enojado con él. Al contrario. Tengo una gran admiración
por Capusotto, me gusta lo que hace y creo que tiene un enorme talento. Pero es una cosa mediática:
hubo una confusión con una nota de Clarín que puso como hipótesis que alguien pudiera representar
una caricatura de alguien que estaba viviendo de lo que hace. Ahí yo salté, pero no salió de mí.
Eso está generado desde el atractivo que se necesita para que la gente le preste atención al
artículo. De alguna manera él y yo nos prestamos un poco al juego porque nos dieron la posibilidad
de una exposición pública, cosa que no nos vino nada mal a ninguno de los dos.