"El contexto se está deteriorando y es necesario un cambio de la política macroeconómica, después de las elecciones seguramente algo veremos. Pero no tendremos una crisis al estilo 2001 por la baja endeudamiento que tiene el país, los déficits gemelos se mantienen en rangos manejables y los bancos son más solventes y están menos dolarizados. No va a ser una crisis típicamente argentina, va a ser más light", señaló el economista Miguel Kiguel, para quien "vamos a derrapar, pero será manejable".
Durante su disertación en el IX Congreso de Economía Provincial organizado por la Fundación Libertad, Kiguel aseguró: "Estamos ante un fin de ciclo, y no comenzó ahora sino hace varios años. Ahora hay que ver cómo pasar estos dos años hasta el fin de Cristina".
El especialista detalló que el escenario doméstico se complica cada vez más debido a que la tensión a nivel mundial continúa. Frente a un Estados Unidos que evidencia que en breve comenzará a cambiar su política de tasas bajas y tendrá una menor expansión monetaria, "los países emergentes, y entre ellos Argentina, experimentarán consecuencias".
"El fortalecimiento del dólar trae una mala noticia para los países emergentes y para América latina ya que generalmente lleva a una caída del precio de los commodities", apuntó el economista.
Es así que consideró que en un mundo que crece más despacio hay que mirar con atención las proyecciones para 2014. Mientras que hasta antes de Lehman Brother el mundo crecía al 5,4 por ciento, en promedio, China al 14 por ciento y los emergentes al 8 por ciento, para el año que viene las estimaciones hablan de un 2,9 por ciento a nivel global, 7,2 por ciento en el país asiático y 4,8 por ciento en economías en desarrollo.
Pero Kiguel advierte que en ese contexto hay que tener en cuenta que Brasil crecerá en 2014 tan sólo un 2,7 por ciento. "No es el vecino elefante el que nos va a sacar de los problemas, no crece todo lo que nos serviría", apuntó.
brisa de frente. No obstante, y a pesar de la adversidad internacional, el director ejecutivo de la consultora EconViews dijo que si bien Argentina no va a enfrentar un mundo que de viento de cola, al menos por un tiempo, tampoco va a tener viento de frente. "Más bien será una brisa de frente y dependeremos de la política Argentina. Ese es el gran problema", dijo.
El economista recordó que "el final de ciclo" comenzó durante el segundo trimestre de 2011 cuando la economía no empezó a crecer con el "famoso modelo". En detalle, dijo que dejó de generarse empleo y aumentó el empleo público, terminaron los superávit gemelos y comenzó una fuerte apreciación del tipo de cambio y el país se encareció. Además, se hizo cada vez más dramática la crisis energética y las importaciones pasaron a 14 mil millones de dólares y "se llevaron todo el boom de la soja".
Kiguel sostiene que no se puede revertir la situación económica de Argentina, entre otras cosas, porque el gasto público generó ineficiencias. "La demanda sesgada que se financió con impuestos ahora es gasto social que no se puede pagar porque la plata se acabó. La política de estímulo ya no funciona".
El analista señaló que la política monetaria de emisión no es una salida posible ya que las tasas de interés bajas estimulan la demanda.
Además, Kiguel señaló que apareció un elemento que disciplina la política monetaria: el dólar blue. "Si baja la tasa, se compran dólares. Se llama por teléfono pero a veces no funciona", mencionó en referencia a la intervención que dicen que tiene el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en la city porteña.
"Es difícil pensar en crecer así. Va hacer falta un cambio de política, esta política genera muchos riesgos y las reservas están en caída", advirtió el economista para quien el difícil energético, el sector turístico y la propia industria explican el deterioro.
Sin embargo, Kiguel asegura que "no habrá un suicidio", sino que "algo van hacer". Como alternativa dijo que el gobierno podría subir la tasa del 20 por ciento que hoy se aplica a las compras con tarjeta de crédito al exterior o incluso restringir el uso del plástico en el exterior, al estilo Venezuela. "Seguir perdiendo a este ritmo es una locura, seguro lo van hacer después de las elecciones", estimó.
Además, dijo que "con un dólar a 7 pesos la industria no se quejaría, estaría más o menos bien". En ese sentido, recordó que según el índice Big Mac —no muy científico por cierto- en 2000 el país era caro ya que en Estados Unidos la preciada hamburguesa costaba 2,51 dólar mientras que en Argentina 2,52; en el 2009 era barato ya que la relación era 3,57 contra 2,88 y en 2013 los números daban 4,37 contra 5,14.
"Aunque se logre devaluar mágicamente vamos a seguir con problemas", puntualizó.
Otro punto de su presentación tuvo que ver con la causa que llevan adelante los fondos buitres en Nueva York y aseguró que es probable que "Argentina tenga un default técnico para ganar tiempo".