Al menos 22 personas, entre ellas diez niños, se ahogaron en una nueva tragedia en el mar Egeo con un barco que llevaba refugiados hacia las costas de Grecia, informó la guardia costera helena. Además, en el Egeo turco, murieron cuatro niños en otra tragedia. Unas 144 personas fueron rescatadas vivas de las aguas. De esta manera, en los primeros diez meses del año se ahogaron ya 3.329 refugiados en el Mediterráneo, más que en todo el 2014 (3.279 muertos), informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Muchos de los refugiados provienen de Siria, país sumido en una guerra civil desde hace cuatro años y medio (ver pag. 31). La mayoría quiere llegar a Alemania. La ruta desde la costa oeste turca hacia la isla de Lesbos sigue siendo utilizada por muchos refugiados, a pesar de que empeoró el tiempo con la llegada del otoño. Para este fin de semana el servicio meteorológico estatal griego anunció tormentas y fuertes marejadas. Por eso, los equipos de rescate en Lesbos temen que aumente la cifra de muertos.
La organización Médicos sin Fronteras comunicó que sus equipos están asistiendo a supervivientes en las islas vecinas de Leros y Kalymnos. La organización alemana Pro Asyl reclamó una inmediata intervención de los países europeos. La situación en Lesbos y otras islas griegas es catastrófica, señaló. “Los cooperantes están al límite y sobrepasados con las muertes masivas”. “De noche es especialmente terrible, porque el viento se hace más fuerte”, comentó el británico Faruk Divelli, quien está ayudando en Lesbos junto con otros particulares. “Encendemos fuegos en la playa para que los refugiados vean a dónde deben dirigirse”. Cuando las personas alcanzan la costa, se producen escenas dramáticas, relató este hombre de 48 años. “Están empapados, con frío y traumatizados. Sacamos a niños casi muertos de las embarcaciones, con agua en los pulmones. Y no tenemos siquiera suficientes mantas, agua y medicamentos para ellos”. Divelli y sus compañeros provienen de Bolton, cerca de Manchester. En el transcurso de una hora, este grupo rescató a tres embarcaciones con unos 40 refugiados cada uno. El trauma de ver morir niños en sus brazos es patente en los rostros de estos voluntarios. Además, saben que el drama se repetirá la noche próxima, o la siguiente. El desgaste emocional es al menos tan demoledor como el cansancio físico.
La gente de Bolton, su ciudad de origen, apoya la iniciativa y en los próximos días llegarán 22 paquetes con ayuda. Divelli está consternado por el hecho de que en Lesbos estén ayudando sobre todo particulares y organizaciones no gubernamentales. “No se ve a cooperantes estatales, sólo voluntarios de diferentes países”, denuncia. Muchos vecinos de Lesbos, conmocionados por el escenario, salen de noche a ayudar en lo que puedan, aunque su impotencia, sobre todo ante la muerte de niños, es manifiesta.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, propuso trasladar los centros de registro de los refugiados de la Unión Europea de las islas griegas a Turquía, para que las personas no se vean obligadas a enfrentar el peligroso viaje marino. En el Parlamento, Tsipras se mostró consternado y llamó a los otros líderes europeos a dejar de lado sus diferencias ante la crisis de refugiados. “Como miembro de la dirigencia europea me avergüenzo” porque cada país desplaza el problema al siguiente, dijo Tsipras. “Las olas no están arrastrando solamente a inmigrantes (muertos) hasta la costa, también a la cultura europea”, sentenció.
Presión alemana. Pero estas palabras de Tsipras no se escuchan en Alemania, al contrario. La presión sobre la canciller Angela Merkel sigue en aumento, en la antesala de reuniones cruciales que celebrarán este fin de semana con los máximos responsables de su coalición de conservadores y socialdemócratas por la crisis de refugiados. El propio grupo parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la mandataria está preparando mociones para instar a su gobierno a limitar la llegada de miles de refiugiados, dijo el democristiano Christian von Stetten. “Esperaremos a que el gobierno se reúna y decida. Y veremos si respaldamos alguna moción”. También el subsecretario alemán de Finanzas, el democristiano Jens Spahn, demandó poner coto a los migrantes. “Necesitamos limitar la reagrupación familiar”, sostuvo. El primer ministro de Baviera y líder de un aliado clave de Merkel, la Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, a cuyo estado llegan los refugiados a través de Austria, emplazó a Merkel para frenar el flujo migratorio antes del 1 de noviembre. Seehofer llegó a amenazar a Merkel con retirar a sus ministros del gabinete, lo que significaría el fin de la coalición y un hecho sin precedentes en las filas conservadoras.