En los instantes finales se dieron situaciones puntuales que hubieran cambiado, para bien o para mal, el sabor del empate 0 a 0 que obtuvo ayer Central en su visita a La Matanza. Al límite de los 90 minutos Bracamonte estrelló un tiro en el palo derecho y el canalla arañó la victoria. Y ya en el adicional, Caranta tuvo una intervención brillante despojando a Altobelli de la pelota cuando el delantero ensayó una gambeta que si le salía bien dejaba los tres puntos en Isidro Casanova. Una caída hubiera acentuado aún más el flojo arranque de los auriazules en la B Nacional. Por eso la igualdad no es ni un premio ni un castigo. Puede servir si se la toma apenas como un punto de partida para un equipo que venía golpeado, que pasó una semana institucional agitada y que se había mal acostumbrado a perder afuera de Arroyito.
La pregunta que se impone es: ¿alcanza con este rendimiento para ser protagonista en la B Nacional? Todavía no y hay muchas cuestiones a mejorar en las tres líneas. Pero al menos ayer el arco propio quedó en cero y es positivo. Aunque el de enfrente también y sin convertir goles el ascenso será cuesta arriba.
Central esta vez fue otro desde su postura táctica y lo dejó plasmado desde el inicio (ver página 4). Porque esta vez Russo optó por no salir a quemar las naves de entrada y hacer el gasto de manera desordenada para que luego el rival aproveche una contra y todo se complique. Ejemplos sobran en las diez fechas que se llevan disputadas del certamen.
Tres zagueros, dos laterales, tres volantes y dos puntas. Este fue el bosquejo para que el equipo luzca más equilibrado. Y en ambos tiempos desde lo numérico el canalla siempre tuvo mayor cantidad de jugadores que el adversario a la hora de defender en campo propio. Por eso una parte del plan salió bien. ¿Cuál salió mal? Que en algunas oportunidades los adversarios gambetearon a los defensores y esto generó algunas chances para Almirante, en especial en el complemento, con los remates de Acosta y Chávez y el intento final de Altobelli.
Central también tenía un plan para manejar la pelota y otro para atacar. En ambos ítems fue irregular y le costó demasiado generar peligro. En este sentido también se despertó en el segundo tiempo con una emboquillada de Yacuzzi, un tiro de Medina que se fue por poco y dos netas de Bracamonte, la primera que le tapó el arquero sobre la línea y el tiro que dio en el vertical derecho.
Todas acciones dentro de un trámite ordinario, friccionado, plagado de imprecisiones y donde los jugadores de buen pie se contagiaron de los que le daban de punta para arriba. Por eso el empate en cero estuvo bien. La sensación fue que para ganar había que dar tres pases seguidos y acertarle al arco contrario, algo que para Central hoy parece demasiado complicado.
El punto aporta poco desde lo numérico, pero se puede capitalizar si en el partido siguiente se corrigen errores. Debe ser aún más sólido en el retroceso y no disparar con balas de fogueo arriba. Trabajo para Russo.
La quinta para Méndez
El partido de ayer en Isidro Casanova dejó secuelas para el próximo compromiso de Rosario Central, que será ante Douglas Haig de Pergamino. Es que Jesús Méndez llegó a la quinta amarilla y no podrá estar el próximo domingo en el Gigante de Arroyito. De esta forma, Miguel Angel Russo perderá una pieza clave. También fueron amonestados Nery Domínguez y Javier Yacuzzi. Ambos llegaron a la cuarta y quedaron en capilla.