La jugada que definió la historia fue un resumen exacto de lo que fue el partido. Se jugaban 11 minutos del complemento y Leandro Torres lanzó la bola detenida al área velezana. Allí Cristian Fabbiani forcejeó con Waldo Ponce, el Ogro peinó la pelota hacia atrás, el arquero Barovero (junto a Uglessich) dio un rebote inocente hacia adelante y el premio a la concentración absoluta lo tuvo Juan Insaurralde, que rápido de reflejos hundió la redonda en la red para sentenciar el pleito. Así fue la noche del Coloso. Con un Newell’s despierto y de dientes apretados y un Vélez tibio y dubitativo. Con un equipo de Gamboa dispuesto a dejar la piel en cada pelota y con una formación de Tocalli repleta de dudas. Es cierto que el fútbol prolijo y atildado faltó a la cita por impericia de ambos bandos. Pero en el cuerpo a cuerpo ganó la Lepra y el apretado 1 a 0 sirvió para volver a sonreír luego de aquella victoria festejada en el clásico de la fecha 13. Newell’s está redondeando una campaña más que satisfactoria y esto no es para nada despreciable.