Se presumía una pulseada trabada y fue así. Se intuía un trámite de hacha y tiza. Y también lo
fue. Lo que tal vez sorprendió fueron las escasas llegadas en las áreas. Un partido que para
Newell’s podía significar acortar la distancia con el líder Estudiantes y derrotar a un rival
directo como Banfield en la puja por ingresar a la próxima Libertadores. Pero el empate le cayó
pintado a un partido de color sepia. El equipo de Roberto Sensini estiró la racha a trece partidos
invicto y ahora se prepara para la excursión del jueves a Bolivia para cerrar su pasaje a cuartos
de final de la Sudamericana frente a San José de Oruro. Así obtuvo un punto que no luce, pero suma
en el frente interno.
En la etapa inicial Newell’s pasó algunos sofocones en las narices de Sebastián
Peratta, pero el uno leproso volvió a estar rápido de reflejos para desactivar el peligro. El
primer simbronazo fue antes del minuto con un cabezazo de Marcelo Quinteros que devolvió el palo. Y
sobre el final de los primeros 45’ el Flaco manoteó en una gran reacción un cabezazo de
Segovia para ahogar el grito del Taladro.
Entre estas dos acciones claras del primer tiempo se repartieron el dominio de la pelota,
pero siempre con el conjunto de Falcioni insinuando mayor peligro por algunas grietas que
aparecieron en el fondo rojinegro en el retroceso, en especial por el sector izquierdo. El tridente
Formica-Sperduti-Borghello estaba descalibrado. Newell’s arriba generaba poco y nada. La
única llegada con cierto peligro fue un disparo mordido del Gato tras una corrida del Memo.
En el complemento el juego entró en un cono de sombras, que incluso generó un trámite más
ordinario que el del primer tiempo. Porque Banfield atacó a los ponchazos y a Newell’s le
costó horrores generar juego asociado de tres cuartos en adelante. Promediando la etapa los arcos
eran meros decorados de la cancha. La figura eran los pases errados y las imprecisiones al por
mayor.
Pero en el cuarto de hora final y merced a los ingresos de Taborda, Velázquez y Salvatierra,
Newell’s ganó profundidad y arrimó peligro al arco de Bologna. El Taladro agotó la batería,
pareció sentir el trajín del viaje entresemana a Colombia (con derrota y eliminación incluidas de
la Sudamericana, a manos de Deportes Tolima) y los de Sensini se adelantaron. Siempre sin escapar
de la medianía de una floja producción de ambos lados.
Fue Dolci el que con un par de remates picantes desde afuera del área obligó a volar a
Bologna. Y después lo perdió Schiavi con un cabezazo a la carrera. Muy poco para intentar sumar de
a tres puntos y tumbar al siempre difícil Taladro.
Igual siempre hay que valorar no perder en un reducto complicado como es el Florencio Sola.
Ahora todos los cañones apuntan al choque del jueves en Bolivia para clasificar a los cuartos de
final de la Copa Sudamericana.
Newell’s defenderá una ventaja de seis goles ante San José de Oruro y Sensini apostará
por lo mejor que tiene a mano. Si la Lepra avanza, la Sudamericana comenzará a mirarse con mayor
cariño. Este grupo quiere dejar una marca en el club y ese título puede coronar este proceso
auspicioso. l