Newell’s ganó un partido durísimo frente a Colón y los mira a todos desde arriba
El equipo del Tata Gerardo Martino está para sumar puntos y dejar atrás el temido fantasma del descenso como premisa principal, pero también juega, luce y se muestra sólido como para colgarse ese mote. Scocco y Cácere, los goles.
24 de septiembre 2012 · 01:00hs
La punta se mira y se toca. Newell’s ganó un partido durísimo frente a Colón, en el Brigadier López, y se trepó a la cima de la tabla de posiciones para ser más candidato que nunca. Para ratificar su gran momento y traducirlo con hechos concretos. Porque el equipo del Tata Gerardo Martino está para sumar puntos y dejar atrás el temido fantasma del descenso como premisa principal, pero también juega, luce y se muestra sólido como para colgarse ese mote.
Ya no es un equipo en formación. Dejó de serlo hace mucho tiempo y ayer ratificó una vez más que es cosa seria. Y que ilusiona en grande a su gente.
Newell’s no la había pasado bien en los primeros minutos del encuentro. En realidad, nada bien. Porque el sabalero pisó muy fuerte terreno enemigo apuntando llegar al arco custodiado por Nahuel Guzmán.
Y en esos instantes tremendos del local, Rubén Ramírez metió un cabezazo en el primer palo hacia el otro y la pelota se fue ahí nomás, muy cerquita. Después Lucas Mugni, uno de los distintos en el local, dibujó una pirueta para sacarse a Martín Tonso de encima, habilitó a Ramírez y esta vez el palo le dijo no.
¿La tercera es la vencida? No fue este el caso, porque la joya sabalera sacó un zurdazo terrible que el Patón tapó.
El equipo dirigido por el Tata Martino no reaccionaba. Hasta que lo hizo. Y con contundencia.
Lucas Bernardi habilitó con un toque perfecto a Pérez, el remate lo tapó Diego Pozo y el rebote lo tomó Scocco, cuando no, para empujarla al gol y entregar tranquilidad. Todo esto que había sucedido hasta entonces era un fiel reflejo de lo que pasa en el boxeo, donde si no se aprovecha el momento para liquidar al contrincante, una mano letal te saca de combate.
Y ese fue un duro golpe para el local. Letal. Que lo dejó perturbado. Colón perdonó demasiado, no supo ser preciso y en el fútbol esas cosas se pagan caro. Le dio un respiro a la Lepra y le permitió salir del ahogo.
Colón tenía que quemar las naves en el complemento. Pero esa idea pareció truncarse de entrada, porque Pablo Pérez le puso una bocha terrible para que Marcos Cáceres quedara solo frente a Pozo y definiera como un delantero infalible. Una enorme jugada colectiva que se completó con la conquista del defensor paraguayo.
El sabalero pareció quedarse ahogado. Sin reacción, pero el gol de Mugni le permitió revivir. Tener algo de oxígeno y de esperanza de cambiar la historia. Y ahí Newell’s tuvo que salir a luchar, a ponerle el freno a los embates del anfitrión que buscaba a través de los recién ingresados Ricky Gómez, Graciani y Gigliotti. Estuvo cerca de conseguir el empate, pero no tuvo definición como en toda la tarde. Y lo pagó caro.
Encima, cuando la Lepra tuvo que aguantar, apareció todo el temple en el fondo, con el Piri Vangioni y el Gringo Heinze como estandartes para bancar el asedio y abrochar una victoria que tuvo su premio mayor dos horas después cuando quedó consumada la gran victoria de Lanús bajando al ahora ex líder Boca Juniors.
Así Newell’s se quedó con el duelo rojinegro en el mismísimo Cementerio de los Elefantes. Lo hizo mostrando solidez y contundencia. Lo necesario para salir airoso, sumar de a tres, seguir invicto y pegar el salto hacia la cima. Para que la punta sea solamente leprosa.
Scocco anotó y sigue encendido
Scocco es uno de los temas de cada fin de semana. Por lo menos de los seis partidos que disputó y donde marcó la misma cantidad (salvo ante Belgrano) que lo elevaron a la punta de la tabla de goleadores. El delantero está "on fire" y responde con lo que más sabe: goles. Lo que le hacía falta a este Newell's para ser completo e ir en busca del título. Sí, de la máxima consagración más allá de que la meta es engrosar el promedio del descenso. Nacho responde en cancha, define, siempre está atento y no perdona. Ayer Ramírez, atacante del sabalero, tuvo dos netas para su equipo y las desperdició. En cambio, al muchacho de Hughes se le presentó una y facturó. Ahí estuvo una de las grandes diferencias entre los rojinegros.