Cuando terminó el partido del domingo ante Argentinos y Newell's celebraba el título ante su gente, Gerardo Martino ingresó al vestuario y volvió abrazado de Gustavo Dezotti, ex mánager, pero actual nexo entre el cuerpo técnico y los dirigentes por pedido expreso del Tata desde el momento en que llegó. El Galgo mantuvo una extensa charla con Ovación tras la consagración y habló de todo. Las buenas y las malas que debió afrontar en los cuatro años y medio que lleva trabajando en el club. Reconoció que hubo campañas flojas en las que recibió críticas "injustas" y hoy "sin rencores" acepta las disculpas que algunos hinchas le piden en la calle. También aclaró que cuando finalice el semestre se tomará "unas largas vacaciones" y luego charlará con la dirigencia para ver si continúa en el club. Lo que se encargó de dejar bien en claro fue que "el Tata vino porque Newell's lo necesitaba. No lo hizo ni porque Gustavo Dezotti se lo pidió ni porque la hinchada le escribía en la calle que regrese. Volvió porque sintió que Newell's lo necesitaba. Punto. Eso es todo. Acá nadie convenció a nadie. El Tata no vino ni por los dirigentes ni nada de eso, sólo porque Newell's lo necesitaba".
—¿Cómo tomaste que en pleno festejo del domingo el Tata te fuera a buscar al vestuario?
—(Risas) Para mí el hecho en sí es importante. Pero lo fundamental, lo que le voy a estar siempre agradecido es que cuando llegó, él pidió que me quedara y los dos sabemos cuáles son las razones. Porque en realidad para lo que él tenía que hacer y su trabajo estoy seguro que a mí no me necesitaba. Pero los dos sabemos íntimamente por qué me pidió que me quedara y por eso le voy a estar agradecido toda la vida.
—Es que si no venía el Tata, tu idea era no seguir.
—Lo que pasa es que el desgaste había sido muy grande y de no haber sido por el Tata yo también dejaba, terminaba o me quedaba en casa. Lo había decidido. Pienso que gran parte del fútbol es muy injusto. Me pasaron cosas que creo no las merecía. Y es difícil sobrellevar eso cuando uno sigue viviendo en la misma ciudad y caminando los mismos lugares. Es complicado por la familia también. Estaba seguro que era injusto.
—Igual a la larga el saldo fue inmejorable.
—En un contexto general de cuatro años y medio y por cómo se tomó el club, el saldo es más que positivo. Jugamos Libertadores y Sudamericana, hicimos buenas campañas con Sensini y ahora ganamos el título. Si tenemos un lunar fueron los dos campeonatos que sumamos 16 puntos, donde las cosas no salieron como estaban previstas. Pero ahí creo que no era todo para descartar ni estaba todo mal. Porque con el mismo plantel que hicimos 16 puntos, donde los periodistas y la gente decía que estaba desequilibrado, que faltaba un nueve y un diez, y me hacían responsable de haberlo armado, vino Martino y trajo a Juan "Carachito" Domínguez de lateral izquierdo y a Víctor López de marcador central y enseguida hicimos 32 puntos. Entonces el plantel no estaba tan desequilibrado como se decía. La gente, el hincha, el domingo ve el árbol, no el bosque. Después sí en la semana se acuerda de cómo agarramos a Newell's, de cuáles eran las posibilidades. Era muy difícil armar planteles. Nosotros con Eduardo Bermúdez, que era el dirigente con el que estábamos metidos en el fútbol y el que más sabía de fútbol en los primeros cuatro años, ambos al lado de Sensini, estuvimos haciendo planteles con cifras que los otros equipos se las gastaban en dos préstamos. Y con ese monto traíamos 8 o 9 jugadores. Entonces seguro que el margen de error es inmenso.
—Igual, las críticas periodísticas en ningún momento tuvieron mala fe y a las malas campañas hay que reflejarlas.
—Nunca digo que haya mala fe en las críticas, pero los periodistas también van atrás de los resultados. Hablando en general digo que el fútbol es injusto, porque es resultadista. Porque si la pelota pega en el palo y entra es maravilloso lo que hiciste y si pega en el palo y sale no sirve de nada el trabajo.
—En este caso el fútbol fue justo porque salió campeón el mejor equipo.
—Creo que en eso todos coincidieron. Newell's fue el que mejor jugó y el que se merecía el título y lo obtuvo. Esto nos reconforta a todos y nos llena de orgullo.
—Qué vas a hacer cuando se vaya el Tata.
—La idea segura es que termina este semestre y me voy de vacaciones. Después me sentaré a charlar el futuro con los dirigentes. En principio tengo una media decisión tomada. Veremos. Ahora estoy enfocado en el sábado con Vélez y en los dos partidos de Copa, que son muy importantes.
—Ahora todos están rendidos a los pies de Newell's. ¿En la calle alguien te pidió perdón por haberte insultado en la mala?
—Hubo varios. Pasa. Con algunos que fueron a saludar a los jugadores a Ricardone o caminando en el centro. Uno no tiene rencor, pero les digo que hay que ver el bosque y no el árbol.