La primera medalla dorada, conseguida en los 400 libre, llegó con mucho esfuerzo e incertidumbre. "Fue reloco. Terminé los 400 metros y observo a la chica que estaba ahí (la cronometrista). Parece que estaba embolada porque hizo señas de que siga. Nadé 100 metros más y cuando termino miro el tiempo y veo que es mucho más de lo que venía haciendo. Desde la tribuna me dicen que estaba mal el reloj y que había ganado. Me puse feliz", cuenta Arregui, aunque la historia no terminaría allí.
"Voy hacia el podio y me comentan que no podían darme la medalla porque me habían subido a una categoría más alta (menor su discapacidad). Después se fijaron bien y comprobaron que igual también había ganado oro", agrega.
El nadador explica que antes de la competencia a los participantes se les evalúa los movimientos de la cintura para abajo y para arriba. Luego los observan en la pileta para ver cómo como nadan en los cuatro estilos. Finalmente se define en que categoría participa cada uno según su discapacidad. El cambio durante la misma prueba de los 400 metros casi le provoca una sensación amarga.
Tras declaraciones periodísticas, la Justicia Federal convocará al intendente Pablo Javkin para que comparta su conocimiento con los investigadores
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