"¿Por qué no tomamos lo verdadero como verdadero? ¿Por qué no apuntamos a las mayores cuotas de verdad? Es muy bueno que un producto se legitime por el trabajo de todo el equipo y no por una presencia que acusa un cierto linaje actoral". Radical en su forma de encarar su arte, el director José Celestino Campusano se refiere así al proceso de selección de actores. La idea se puede aplicar a todo su trabajo, en el cual se destacan las historias intensas que se desarrollan en el llamado conurbano de Buenos Aires. De ese contexto extrajo la trama de "El Perro Molina", que se estrena hoy en Rosario, y que como la mayoría de sus filmes se presentó en distintas ediciones del Festival de Cine de Mar del Plata. En este caso se trata de la historia real de un ex presidiario que intenta mantener sus códigos, su palabra y la lealtad, pero que se ve envuelto involuntariamente en una trama de traiciones.
_¿Qué te interesó de la historia?
—En realidad nosotros tendemos a basar nuestra filmografía en hechos verídicos e incluyendo a la comunidad en personificación y producción. El tema está en que generalmente buscamos anécdotas que no estén trilladas por el cine. Hay experiencias que si bien son vívidas, el cine no ha filmado nada parecido.
_¿Qué elementos dramáticos encontraste en esta trama que la hacía interesante?
—El desquicio a través de la negación del amor. Aparentemente esta pareja tenía todo, pero su vida se transformó en una desgracia absoluta a consecuencia de negar la fuerza del amor.
_¿Por qué elegís el conurbano como geografía de tus películas?
—Ahora estamos ampliando el espectro. Las próximas películas van a estar fuera del conurbano. Pero experimentamos y cubrimos esta forma de filmar en un terreno conocido que para nosotros es nuestro querido conurbano. Creo que históricamente la historia de los pueblos han pasado siempre por el filtro de las capitales del mundo, por esas pequeñas elites que de alguna forma se reservan el acceso al registro de la historia, como a la pintura, a la poesía, la literatura, como que son ellos los únicos habilitados para contar. Creo que nadie mejor que el pueblo para contar sus propias historias. En definitiva buscamos un cine comunitario de alta gama, que tenga toda la fuerza y la innovación que por ahí perdió ese otro cine. En ese sentido experimentamos bastante en el conurbano.
_¿Cómo impacta eso en el público, en la empatía o la identificación con las historias?
—A nivel festivales, que es un terreno donde nos medimos con producciones de todo el mundo, de igual a igual, ha pasado que tuvimos que agregar funciones, lo que no pasaba con películas norteamericanas. El tema es que para estar en las multisalas le estamos peleando el espacio a producciones que vienen con millones de dólares en prensa, en publicidad estática, en producción, y nosotros no llegamos a gastar 250 mil dólares. Es una lucha bastante desigual, pero uno siempre poniendo lo mejor.
_¿Contaron con la colaboración de los créditos del Incaa?
—Si, el Incaa nos ha apoyado muchísimo siempre.
_¿Encontrás alguna referencia en lo que hace unos años se llamó el nuevo cine argentino, con historias como las de "Pizza, birra faso"?
—En realidad yo hago una pequeña colaboración a todo este segmento, pero creo que en realidad la gran diferencia es que nosotros incluimos a la comunidad constantemente. Todas nuestras películas son de naturaleza comunitaria. Felizmente gracias a la intervención del amigo José Martínez Suárez desde el primer momento se nos dio una visibilidad elocuente. Desde "Vil romance" o "Legión" siempre estuvimos exhibiendo en Mar del Plata.
_Los festivales suelen ser un fenómeno donde pasa todo en diez días. ¿Cómo ves el desempeño de las películas en las salas?
—Creo que una cosa es la taquilla y otra cosa es lo que dice la realidad. En el caso nuestro, el año pasado "Vikingo", que es una película que tiene muchos años de estar exhibida, se proyectó en todo el mundo en treinta lugares distintos. Y hablemos de retrospectivas, de bares, plazas, cineclubes, bibliotecas, motoencuentros, centros culturales. Hay un cine que es imperecedero porque está basado en otros condicionantes que no son los del mercado, y después hay otro que es el propio del mercado y no hay nada en el mundo que sea más efímero que eso.
_¿Cómo funcionan a nivel financiero cuando se tiene una idea tan radical del arte?
—Argentina es un país bastante particular y provechoso en ese sentido. Vos calculá que en todo el mundo, en líneas generales, en el mundo se produce un 80 por ciento de películas comerciales y un 20 de autor. Acá es a la inversa. Digamos que acá como director y autor, soy parte de un contexto donde mucha gente filma de acuerdo a su consonancia. No tiene porqué respetar los caprichos del mercado.
_¿Qué pensás de uno de los grandes éxitos del cine argentino como "Relatos salvajes"?
—Creo que responden a un canon. Pero preferiría no hablar específicamente. A las películas de los compatriotas trato de no criticarlas, pero hablando en general creo que muchas veces hay un canon de composición que tiene que ver con la crueldad. Como que es un nuevo circo romano donde la gente se depreda y donde todos nos divertimos y nos reímos. Y para mi no es bueno tomar la crueldad como diversión. Creo que todos aquellos que hemos nacido y vivido desde los 60 y los 70 en el conurbano sabemos bien lo que es la crueldad y a mi no me divierte que dos personas se depreden. No veo que eso sea motivo de risa.
_De todas formas tus personajes tienen una cuota de crudeza, hay violencia...
—Claro, pero también hay un costo. Porque esas películas de las que estamos hablando básicamente anulan un factor preponderante que es el karma, según estas películas el karma no existe. Y en todas nuestras películas el karma es ley. Podés hacer lo que quieras, el tema es que empezás a comprender que va a haber una devolución.
_¿Va a haber consecuencias?
—Claro. Exacto.
_¿Qué significa para vos en términos sociales el conurbano? ¿Cómo lo definís?
—El conurbano es una zona rica en matices, en propuestas. No creo ser la excepción, pero tengo la fortuna de conocer gente genial. Nuestras películas están inspiradas en ese entorno porque es arrasador ese potencial humano. La gente quiere hacer cosas, tiene la mejor disposición, abre su corazón y su pasado. Y nada impide que hagamos arte con la comunidad. Creo que eso de hacer arte audiovisual de espaldas a la comunidad y de cara a cinematografías foráneas es un tipo de arte que pasa solo por las capitales del mundo. Y esas capitales son un lugar tan minúsculo que es muy extraño que los contenidos de todo un país tengan que pasar por el capricho de ciertas elites.