La historia de Onda Vaga empezó en las playas de Cabo Polonio, en Uruguay, a principios de 2007. Entonces, cuando todo pasaba por una reunión de amigos entre guitarras y fogones, nada hacía pensar que ese incipiente proyecto iba a terminar llenando el Luna Park seis años más tarde. El crecimiento de la banda fue sostenido. Su álbum debut, "Fuerte y caliente" (2008), les regaló su primer hit, "Mambeado", una canción que cruzó fronteras, y en su segundo disco, "Espíritu salvaje" (2010), terminaron consolidando su estilo: una particular mezcla de pop, folk, reggae, rumba, tango y ritmos latinoamericanos. El combo formado por Nacho Rodríguez, Marcelo Blanco, Marcos Orellana, Tomás Gaggero y Germán Cohen recibió elogios de la crítica, fue "apadrinado" por Fito Páez y Adrián Dárgelos y tocó en Latinoamérica, en Europa y hasta en Japón. Este año fue consagratorio: editaron su nuevo álbum, "Magma elemental", y lo presentaron en el Luna Park, un hito para una banda independiente.
En plena gira por la Argentina, Onda Vaga llega hoy a Rosario para tocar a partir de las 22 en Willie Dixon, Suipacha y Güemes. En charla con Escenario, el cantante y guitarrista Nacho Rodríguez habló del proceso de grabación de su último trabajo y dijo que los logros de la banda son "un ejemplo". "Nosotros le damos confianza a un montón de otros proyectos", aseguró.
—¿Qué distingue a "Magma Elemental" de sus discos anteriores?
—El sonido está trabajado desde otro lugar. Buscamos algo más plástico desde el sonido, el disco tiene otras profundidades. Esta vez sumamos algunos instrumentos, como el ukelele tahitiano, que es de la isla de Pascua y tiene un sonido muy particular. Ese ukelele quedó en bastantes canciones, porque junto con la guitarra y con el cuatro tiene como otra frecuencia y queda bueno cuando suenan juntos. También sumamos muchas cosas de percusión, pero son tantas que no me acuerdo. Cuando grabamos llevamos un montón de instrumentos para probar sonidos, es un proceso bastante lúdico.
—¿Hay nuevas influencias que se hayan colado en las canciones?
—Eso seguro, porque componemos los cinco y estamos todo el tiempo escuchando música. Pero es muy difícil individualizar las influencias, porque escuchamos de todo. No hay nada que no escuchemos.
—En el disco hay invitados como Adrián Dárgelos, Moreno Veloso y Pablo Dacal. ¿Cómo surgieron estas colaboraciones?
—A Adrián hace rato que queríamos invitarlo, ya había planes para que cantara en "Espíritu salvaje". El fue el que nos recomendó al técnico de grabación que trabajó en "Magma elemental". Siempre tuvimos muy buena onda con Adrián y fue muy natural invitarlo. Pablito Dacal es un compañero de ruta desde hace muchos años. El nos dio la frase para empezar la canción "La ronda", "el corazón es el lugar", que también es el título de su nuevo disco. A Moreno (Veloso, el hijo de Caetano) lo conocimos porque hacía "Mambeado" con un ritmo medio brasilero, que es el que después usamos para componer "Rendición". El no pudo venir a Argentina pero grabó sus partes desde Río de Janeiro.
—Este es el tercer CD que editan en forma independiente. ¿Cuáles son los pros y los contras de editar de esa manera?
—En Argentina es más redituable editar así. Cuando nos ofrecieron otras cosas nos dimos cuenta de que las ganancias eran ínfimas. Uno no hace plata con los discos, pero se hace una diferencia para pagar otras cosas. Por eso en Argentina nos manejamos de manera independiente. En Japón es distinto, ahí se lo damos a un sello para que lo edite. En España va a pasar lo mismo y en otros países también, porque el disco termina siendo una herramienta de difusión importante más allá de si uno gana dinero o no.
—¿Alguna vez fueron tentados por un sello grande?
—Sí, pero lo que nos ofrecían no nos convencía. En Argentina tenemos muy bien armada nuestra forma de trabajo de manera independiente. Tuvimos que tocar un montón y movernos mucho, pero estamos contentos porque las decisiones las tomamos nosotros cinco, y también por la libertad artística y la libertad en general que tenemos. Cuando nos hicieron propuestas pusimos esas cosas en la balanza y no hubo nada que nos tentara realmente.
—El disco figura como uno de los más vendidos en el ranking de Tower Records en Japón. ¿Cómo llegaron a ser conocidos allá?
—Ya fuimos dos veces a tocar a Japón, el año pasado fuimos a un festival y este año hicimos shows propios. La historia es simple: una vez fuimos a tocar a un festival en España, el Primavera Sound, y ahí nos vio el productor de un festival en Japón y nos llevaron allá. Así comenzó todo, la gente se enganchó y los discos se empezaron a vender.
—Se animaron a tocar en el Luna Park sin el apoyo de una compañía o una productora. ¿Qué los impulsó?
—El desarrollo de la banda siempre fue bastante orgánico. En Capital veníamos haciendo ciclos en el Konex, que es un lugar para más de dos mil personas, y siempre llenábamos y a veces quedaba gente afuera. Este año empezamos a trabajar con una agencia de prensa. Antes nos manejábamos con el Facebook. Trabajar con la agencia te ayuda mucho en la difusión. Ya laburando con el Facebook se llenaba el Konex, entonces pensamos que teníamos que ir a un lugar más grande. Lo del Luna fue increíble. Es muy bueno que una banda independiente pueda lograr eso. Es un ejemplo. Creo que nosotros le damos confianza a un montón de otros proyectos. Si pudimos nosotros pueden un montón de bandas más.
—¿Qué es lo que atrae del grupo? ¿Por qué pensás que crecieron en convocatoria?
—Onda Vaga está muy lejos del bombardeo mediático que puede generar una multinacional. La gente no viene a ver nuestros shows por publicidad. La gente viene por la música que hacemos. Y también por la forma de trabajar que tenemos, por la forma de mostrarnos cuando hacemos un show. Nosotros no tenemos un líder. En el escenario lo que se ve es una ronda de gente cantando. Eso es algo interesante, es una forma hasta política de trabajar.
—¿Se sienten emparentados con músicos del rock argentino? ¿O lo que hacen ustedes viene de otro lado?
—Nosotros escuchamos un montón de cosas y nos sentimos emparentados con muchos artistas. Escuchar a otros también es aprender. Entre los cinco hacemos un cóctel de muchas influencias. Los mismos invitados del disco ya te dan una idea de un collage muy grande, eso habla de una apertura.
—¿Hay una tradición de mixtura de géneros en el rock nacional o es más bien cerrado?
—No sé, eso depende de las épocas. Ahora se está abriendo mucho. Y ya no sé si es rock. A esta altura hay un montón de cosas, hay una mezcla muy interesante.
—¿Ustedes se sienten parte de la escena rockera?
—En algún punto sí. Pero no sabría definir lo que hacemos. Me da mucha gracia, porque siempre nos definen con adjetivos distintos. Hasta dijeron que hacemos "tango alegre". Nosotros trabajamos mucho con el formato de canción pop, estrofa-estribillo-estrofa, no hay nada muy experimental en nuestra música. Después está el timbre de cada instrumento y que cantamos los cinco, eso le da una identidad particular.
—Por su nombre, su música y su historia, Onda Vaga siempre estuvo asociada a la palabra "hippie", que en el ambiente rockero actual a veces tiene un sentido peyorativo. ¿Vos cómo lo tomás?
—Está todo bien con eso. No me siento agredido para nada. Y sí, puede ser que seamos un poco hippies (risas). Los hippies pertenecieron a un momento determinado, eso ya pasó. No es algo que me preocupe.