Washington. — "Garganta Profunda", el informante secreto del caso Watergate
que en 1974 provocó la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon, murió a los 95 años de
edad. Tal como en aquella ocasión, fue el Washington Post el que dio a conocer la noticia que poco
después fue confirmada oficialmente. Mark Felt, "la fuente anónima más famosa de la historia" de
Estados Unidos, murió de una insuficiencia cardíaca mientras dormía en una residencia para enfermos
terminales en California, informó Bob Woodward, uno de los dos periodistas del diario que reveló el
escándalo Watergate.
La ayuda encubierta de Felt, entonces director adjunto del FBI, fue crucial para
la investigación que Woodward y su compañero Carl Bernstein llevaron adelante para descubrir cómo
el gobierno de Nixon estuvo involucrado en escuchas ilegales a la sede del comité nacional
demócrata en el hotel Watergate, de Washington. La operación tenía el propósito de realizar
escuchas clandestinas en momentos en que se promovía la reelección del republicano Nixon.
Un caso policial. El escándalo —que comenzó con la detención de un grupo
de supuestos ladrones en el citado hotel en 1972, que luego se supo eran espías— y los
intentos de la Casa Blanca por cubrirlo llevaron en última instancia a que Nixon se convirtiera, en
agosto de 1974, en el primer presidente estadounidense en renunciar al cargo para evitar un proceso
de destitución por parte del Congreso. "Soy el hombre al que solían llamar Garganta Profunda", dijo
Felt a los 91 años a su abogado John O'Connor, según la carta que el profesional envío a la revista
Vanity Fair en 2005, lo cual fue ratificado luego por Woodward en las páginas del Post. Por años,
el público especuló y discutió acerca de la identidad de "Garganta Profunda", cuyo apodo proviene
de una popular película pornográfica de los 70.
Vanity Fair buscó a Woodward y Bernstein, quienes habían prometido no revelar el
nombre de la fuente de sus historias de 1974 hasta después de su muerte. Pero un día después de la
revelación de Felt, Woodward escribió sobre su relación con la fuente.
Woodward dijo que acudió a Felt después de que él y Bernstein escribieron sobre
el allanamiento a la sede del Partido Demócrata en el complejo residencial y de oficinas de
Watergate en Washington. "Este es el momento en el que una fuente o un amigo de las agencias de
investigación del gobierno es invaluable", escribió Woodward en el Post. "Llamé a Felt al FBI (...)
sería nuestra primera conversación sobre Watergate", agregó. El periodista dijo que Felt le había
contado que el caso Watergate "se iba a calentar". "Abruptamente colgó el teléfono, pero luego
comenzó a guiar a los reporteros que seguían la historia", dijo Woodward. Después de una complicada
negociación e intentos fallidos, Felt y Woodward acordaron reunirse en un estacionamiento
subterráneo, donde "Garganta Profunda" corroboró la información que los entonces jóvenes e
inexpertos reporteros del Post habían recogido de otras fuentes para determinar la responsabilidad
del gobierno en la conspiración.
¿Héroe o villano? Los críticos, incluyendo quienes fueron a prisión por el
escándalo Watergate, lo llamaron traidor por engañar al comandante en jefe. Sus admiradores lo
entronizaron como héroe por exponer a un gobierno corrupto que realizaba acciones encubiertas para
sabotear a los adversarios políticos.
Felt, angustiado por el lugar que ocuparía en la historia, discutió muchas veces
con sus hijos si era mejor revelar su identidad o llevarse el secreto a la tumba. Al revelar su
identidad, ¿lo tomarían por traidor u hombre de honor? "La gente discutirá por mucho tiempo si hice
lo correcto en informar al Washington Post", escribió luego Felt en su libro de memorias "Vida de
un agente del gobierno: el FBI, Garganta Profunda y la lucha por el honor en Washington", en
2006.