Trípoli.— El autor del atentando de Lockerbie, en el que perdieron la vida 270 personas, murió ayer a los 60 años en Trípoli, dejando muchas preguntas sin respuesta sobre el brutal ataque. El ex agente de inteligencia libio Abdul Basset al Megrahi fue el único sentenciado por el atentando de 1988 contra un vuelo de Pan Am sobre la ciudad escocesa de Lockerbie. En 2009 fue puesto en libertad por motivos humanitarios, ya que sufría un grave cáncer de próstata.
Megrahi, quien dijo no ser responsable por la caída del avión, fue sentenciado a cadena perpetua en 2001 por un tribunal escocés especial con sede en Holanda, mientras que el otro acusado por el atentado, Al Amin Jalifa Fahima, fue declarado inocente y pudo retornar a Libia.
En 2009 Megrahi fue liberado por las autoridades escocesas debido al estado terminal de su enfermedad, por lo que no se esperaba que sobreviviera mucho tiempo.
La decisión de Escocia molestó a los familiares de varias víctimas, entre las que había 189 estadounidenses, y fue criticada por Washington mientras Megrahi recibía una bienvenida de héroe de parte del ex dictador Muammar Kaddafi. El que viviera por casi tres años más, sobreviviendo incluso a Kaddafi —quien fue derrocado el año pasado— causó gran molestia en Gran Bretaña. El primer ministro David Cameron dijo ayer que Megrahi nunca debió ser liberado.
Una bomba en la valija. Un hermano de Megrahi, de nombre Mohammed, contó que el ex espía murió en su casa en la capital libia a causa de las complicaciones de su cáncer de próstata. "Estaba demasiado enfermo como para decir algo antes de morir", dijo otro hermano llamado Abdulhakim. "Sólo porque Abdul Basset está muerto no significa que el pasado se borró", agregó. "Siempre le diremos al mundo que mi hermano era inocente", sostuvo.
Megrahi fue el único condenado por el ataque y la ley escocesa lo encontró culpable de cargar secretamente una bomba en una valija en un avión que se encaminaba al aeropuerto Luqa de Malta, donde dirigía operaciones de Libyan Arab Airlines en diciembre de 1988.
La valija fue transferida a Francfort a otro vuelo y luego al vuelo 103 de Pan Am que se dirigía a Nueva York desde el aeropuerto Heathrow de Londres, según las conclusiones de los jueces en una base militar holandesa seleccionada como lugar neutral de arbitrio.
Las 259 personas a bordo de la aeronave murieron cuando explotó y 11 personas en la ciudadela de Lockerbie fallecieron en sus casas y vehículos, aplastados por los escombros que caían del accidente.
Megrahi, entregado a Kaddafi bajo un acuerdo negociado con Naciones Unidas, insistió en que era apenas un ejecutivo de una aerolínea y no un agente de inteligencia libio como decían los fiscales.
Su juicio fue parte de un proceso de acercamiento en el que Kaddafi se distanció de la asociación con grupos considerados terroristas en Occidente y aseguró una renovada cooperación con firmas occidentales para explotar las reservas de petróleo y gas de Libia.
¿Acto de venganza? Según analistas, todo apunta a que Megrahi se llevó a la tumba el secreto que todavía sigue rodeando el peor atentado terrorista sufrido en suelo británico.
Algunos familiares de las víctimas —encabezados por el doctor Jim Swire— dudan que Libia estuviese tras el ataque. Swire cree que las familias de las víctimas se han visto envueltas en "un escenario político que no tiene nada que ver con la verdad", y alega que las autoridades escocesas bloquearon de forma deliberada los intentos para llevar a los verdaderos asesinos ante la Justicia.
En 2007, la Comisión escocesa de revisión de casos criminales apuntó que Megrahi podría haber sido objeto de una injusticia. Por otro lado, un documental de la televisión holandesa descubrió que algunas evidencias claves sobre la explosión no fueron presentadas ante los tribunales.
Para Tam Dalyell, el político laborista que luchó por la liberación de Megrahi, el atentado de Lockerbie fue un "acto de venganza" por el derribo accidental en julio de 1988 de un avión iraní por parte del barco estadounidense Vincennes, que provocó la muerte a 290 personas.
Tras la puesta en libertad de Megrahi y su decisión de no apelar, Dalyell aseguró: "Lockerbie será uno de esos misterios, como el asesinato del presidente Kennedy, que permanecerán sin resolver, posiblemente para siempre".