El ex dictador Hosni Mubarak salió en un helicóptero de la cárcel, en una victoria simbólica para el antiguo orden dominado por el ejército egipcio, luego del golpe del 3 de julio contra el presidente islamista Mohamed Mursi. Pero Mubarak no quedó libre sino bajo arresto en un hospital militar, por orden del nuevo gobierno.
Un helicóptero azul y blanco sacó a Mubarak de la prisión de Tora, en El Cairo, donde decenas de seguidores se habían reunido para celebrar su liberación. Fue trasladado a un hospital militar en el suburbio cercano de Maadi, donde quedó bajo régimen de arresto domiciliario. El ex presidente egipcio, lucía camisa blanca, zapatos deportivos y una amplia sonrisa al salir de la prisión. El primer ministro Hazem el-Beblaui ordenó que Mubarak sea puesto bajo arresto domiciliario como parte de las medidas de emergencia impuestas este mes por el nuevo gobiermo militar.
La decisión de imponerle arresto domiciliario está claramente destinada a mitigar las fuertes críticas contra la liberación de Mubarak, y también a garantizar que el ex mandatario comparezca la próxima semana ante un tribunal. Es que pese a su liberación por el vencimiento del plazo máximo de la prisión preventiva en todos los casos penales abiertos en su contra, estos siguen adelante. El ex dictador enfrenta cargos de complicidad en el asesinato de cientos de manifestantes en la sublevación 2011, por lo que podría acabar tras las rejas de nuevo. Ese juicio se reanuda la próxima semana. También está siendo investigado en dos casos de corrupción.
Pero igualmente, para los enemigos de Mubarak, su salida de la cárcel marcó un retroceso. El estado de salud del ex mandatario, de 85 años, es mejor que hace unos meses. Muchos de los Hermanos Musulmanes que querían verlo en el patíbulo se encuentran en prisión. "Sí, un tribunal lo decidió, pero a fin de cuentas este también es un proceso político y Mubarak aprovecha que el clima político haya cambiado tras el derrocamiento de los islamistas", asegura un jurista egipcio a la emisora Al Arabiya.
Ambigüedad laica.Sherif al Gamal, coordinador del movimiento Tamarod (Rebelión) que hace unos dos meses movilizó a millones de manifestantes contra el gobierno de Mursi y los avances de los islamistas sobre los derechos civiles, no está de acuerdo con que Mubarak haya podido dejar la prisión. Su movimiento quiere manifestarse en contra de esta decisión, pero no hoy, viernes, ya que los Hermanos Musulmanes anunciaron protestas. Para Al Gamal, la salida de Mubarak de la prisión tampoco es motivo para pedir la renuncia a los nuevos gobernantes. "El pueblo egipcio sabe que el régimen de Mubarak era injusto. Pero lo que vivieron con los Hermanos Musulmanes llevó a alguna gente a aprobar de alguna manera la liberación de Mubarak", aseguró. Igualmente, habrá que esperar para observar la reacción de los sectores laicos y juveniles a la libertad de su histórico enemigo Mubarak.
El traslado de Mubarak a un hospital probablemente haya caído bien en Arabia Saudita, aliada del gobierno militar egipcio. El rey Abdullah había abogado por su liberación sin éxito. Y hubo recientes promesas de importantes ayudas financieras a Egipto tras el golpe, no sólo por Arabia Saudita sino por otros países del Golfo.
¿Protección?También es posible que el ex presidente haya sido puesto bajo arresto domiciliario no sólo para evitar nuevos disturbios, sino para protegerlo. Es que todavía hay muchos egipcios que creen que en 2011 Mubarak debía haber sido colgado de un poste de luz. En cambio, en su momento se decidió presentar una acusación contra Mubarak ante un tribunal. Hasta el momento enfrenta tres juicios: uno por haber recibido lujosos regalos de un grupo mediático, otro por malversación de fondos estatales para la construcción de viviendas para su familia, y un tercero por su responsabilidad en la muerte de más de 800 manifestantes durante las protestas de 2011. La Organización Egipcia de Derechos Humanos decidió presentar ahora una nueva acusación en su contra por los numerosos casos de tortura durante su extenso mandato.