El Hospital Roque Sáenz Peña vivió el domingo pasado otra jornada signada por la violencia, que incluyó disparos al aire en la puerta de ingreso entre familiares de los tres jóvenes asesinados en barrio Las Flores. Aterrados por la situación, los trabajadores resolvieron ayer exigir a las autoridades la colocación de un detector de metales en la entrada del efector. El Sindicato de Trabajadores Municipales fue más allá y reclamó esa medida para todos los centros de salud de Rosario y solicitó la urgente convocatoria al Comité de Higiene y Seguridad. El Ejecutivo prometió reforzar los controles.
Los incidentes registrados en el centro de salud fueron el epílogo de la saga de enfrentamientos en la zona sur de la ciudad que dejó como saldo tres jóvenes asesinados en media hora. Inicialmente, mataron a un chico de 16 años y los que quisieron vengar el hecho fueron a buscar al agresor, de 15, y al no hallarlo ejecutaron a dos amigos (16 y 21).
Según relató a La Capital el secretario adjunto de los Municipales, Antonio Ratner, todo se desencadenó al chocar en la puerta del Sáenz Peña familiares de las bandas enfrentadas con la guardia del hospital. "Intentaron ingresar y se escucharon tiros al aire, presumiblemente realizados por el agente policial que estaba en el lugar", precisó.
Ratner agregó que la tensión fue tal que el propio personal de seguridad recomendó a los agentes de Control Urbano municipal que estaban en el centro de salud "que escaparan por la puesta de atrás" para evitar enfrentamientos con los familiares más ofuscados.
La secretaria de Salud municipal, Adela Armando, reconoció que se vivieron momentos de "mucha tensión", pero los ubicó en un contexto social de "elevada crispación" que obliga a su cartera a estar "sumamente atenta a lo que ocurre", razón por la cual reforzarán los controles en el Sáenz Peña (ver aparte).
En ese marco, los trabajadores del hospital ubicado en Laprida al 5300 se reunieron en una agitada asamblea. Y resolvieron exigirle a la Intendencia que coloque un detector de metales en la entrada para evitar disparos al interior del edificio.
El gremio fue más allá al reclamar que esa medida se haga extensiva a todo el sistema sanitario municipal.
"Los últimos incidentes han tenido un grado de violencia desmedido", graficó Ratner, quien no dudó en comparar la situación de la salud pública local "con lo que ocurre en muchas zonas calientes del conurbano bonaerense, como Villa Fiorito".
Luego aclaró que lo reclamado "es lo mismo que ya se les exige por ordenanza a los boliches que funcionan en la ciudad o al edificio de Tribunales frente a una situación cada vez más preocupante".
"No hay que perder de vista que un hospital debiera ser un lugar de contención a pacientes y familiares, no un espacio para que atacan a tiros", dijo.
El dirigente adelantó, además, que ya se solicitó al Ejecutivo la "urgente convocatoria al Comité de Higiene y Seguridad" creado por un ley provincial a la que la Municipalidad adhirió para que los trabajadores tengan voz y voto respecto de las condiciones laborales.
"Lo fundamental es que la municipalidad se haga cargo de la responsabilidad que le corresponde y le ponga un freno a esta ola de violencia que hay en Rosario, que ya superó a la propia inseguridad. Los hechos se repiten a diario y cada vez con mayor virulencia", aseveró el gremialista.
Ratner no desestimó que el gremio adopte un plan de lucha si la respuesta oficial no mejora el panorama. "No descartamos nada. El conflicto puede ser mayor si no mejora la situación", advirtió el dirigente.
Por su parte, la delegación de la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra) se reunirá mañana con la cúpula del sindicato municipal para definir un plan de acción conjunto frente a los hechos de violencia en el sistema de salud rosarino.