Cientos de miles de opositores egipcios inundaron el centro de El Cairo, incluida la emblemática plaza Tahrir, así como otros puntos neurálgicos del país, para pedir la renuncia del presidente islamista conservador Mohamed Mursi cuando cumple el primer aniversario en el poder. La marcha fue hostilizada por los partidarios de la Hermandad Musulmana de Mursi, y anoche se contabilizaban al menos tres muertos. La presidencia de Mursi ha generado creciente resistencia entre los sectores urbanos de clase media, que temen perder su recién ganada libertad de expresión bajo un sistema político y judicial cada vez más islamizado.
En el Cairo se vivió la manifestación más importante desde las protestas de la Primavera Arabe de 2011 que derrocaron al ex presidente Hosni Mubarak. Varias columnas convergieron desde distintos barrios para dirigirse a la emblemática plaza Tahrir, encabezadas por personalidades del Frente de Salvación Nacional, la principal coalición opositora, como los ex candidatos presidenciales Hamdeen Sabbahi y Mohamed El Baradei. La movilización reunió cientos de miles de personas. "Esta manifestación es tal vez la mayor que se ha visto en la historia de Egipto", confió una fuente de seguridad a la agencia AFP.
Además, una multitud similar se concentró en una de las plazas principales de Alejandría, la segunda ciudad del país y el escenario de los enfrentamientos y la represión del viernes pasado que dejaron cuatro muertos.
Aunque miles de personas llegaron de todo el país para sumarse a la protesta en El Cairo, se registraron marchas y manifestaciones en al menos otras 20 ciudades egipcias, como Luxor y Port Said.
Ante la masividad de las protestas, el Frente 30 de Junio, organización política que lidera el movimiento opositor y aspira a dirigir una eventual transición política, anunció que se mantendrán concentraciones indefinidas en la plaza Tahrir, ante el palacio presidencial, y en las principales plazas de todas y cada una de las ciudades de Egipto hasta que Mursi renuncie.
Después de una semana de protestas a favor y en contra del gobierno, de enfrentamientos y represión, el centro de la capital egipcia amaneció ayer expectante y casi paralizado, ya que mucha gente decidió no ir a trabajar o salir de sus casas.
Miles de simpatizantes de Mursi y de la Hermandad Musulmana se concentraron en la otra punta de la capital, en un intento por contrarrestar al movimiento opositor. Pero esta modesta manifestación quedó totalmente opacada por las mareas humanas opositoras que inundaron la enorme plaza Tahrir y sus alrededores.
El momento culminante de la manifestación opositora se dio cuando los líderes del movimiento Tamarod (Rebelión) presentaron 22 millones de firmas para demandar la renuncia de Mursi. De confirmarse esa cantidad de firmas, se trataría de un número muy superior a los 13,2 millones de votos que el presidente egipcio obtuvo en las urnas el año pasado.
La respuesta.Pero Mursi volvió a rechazar la posibilidad de renunciar. "Si cambiamos a alguien que fue elegido según la legitimidad constitucional, habría gente que se opondría a ese nuevo presidente y una semana o un mes después pedirían su dimisión", aseguró en una entrevista al diario británico The Guardian. El mandatario, quien siguió las protestas desde un palacio alejado de la plaza Tahrir, también acusó al "antiguo régimen" de financiar e impulsar las manifestaciones opositoras con dinero "que consiguieron a través de la corrupción".