Aunque una gran cantidad de docentes rosarinos se plegaron ayer a la medida de desobligar a sus alumnos por el nuevo aniversario del asesinato del maestro Carlos Fuentealba, la adhesión no se tradujo en un acto masivo en la plaza San Martín. De hecho, de los casi 18 mil docentes de escuelas públicas que hay en Rosario, apenas unos 300 participaron del acto. Así y todo, el homenaje, muy sentido, volvió a reclamar “juicio y castigo” para el responsable político del alevoso crimen ocurrido hace cuatro años, el ex gobernador Jorge Sobisch, y reivindicó como propias “las banderas de lucha” de Fuentealba.
Los carteles que portaban algunos de los asistentes al acto con la foto del maestro acribillado en 2007 durante una marcha en Arroyito, a pocos kilómetros de Neuquén, sintetizaron el espíritu del acto. “Detrás de cada bala policial que reprime y asesina en una protesta hay un gobierno que apunta”, rezaban.
La acusación tuvo como correlato exigir que la condena no se agote en el probado autor material de los disparos, el cabo José Poblete, sino que alcance a la responsabilidad “política e intelectual”.
Pero también apuntó a las conducciones gremiales. Desde la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé), delegación Rosario, dispararon contra la dirección de la Ctera y de la propia Amsafé provincial, y a ambas les exigieron “nacionalizar” el reclamo con una medida de paro.
Cuestionados. La decisión de desobligar a los alumnos que tomó la seccional local de Amsafé fue polémica. Primero, porque implica una medida de acción directa, facultad que la conducción del gremio reivindica como exclusiva de la asamblea provincial.
También la ministra de Educación, Elida Rasino, cuestionó la medida y criticó a los dirigentes locales por encarnar posturas de amenaza, contrarias a la escuela pública.
Por eso, en el acto de ayer, el titular de Amsafé Rosario, Daniel Couselo, pareció responder a ambas críticas. “Cada 4 de abril saldremos a solidarizarnos con los compañeros de Neuquén exigiendo justicia, con toda la legitimidad que nos da el respaldo del conjunto de la docencia rosarina”, disparó.
El dirigente repasó otros crímenes hasta ahora “impunes” en lo que hace a responsabilidades políticas. Entre ellos los de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en Buenos Aires, los de todas las víctimas del diciembre negro en el país o los de dirigentes tobas en Formosa.
Por eso —además de para Sobisch— pidió “juicio y castigo” para los ex presidentes Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa, el actual senador y ex gobernador de Santa Fe Carlos Reutemann, el jefe de gabinete nacional Aníbal Fernández y el gobernador de Formosa Gildo Insfrán.
Pero lo cierto es que esas palabras no llegaron a más de unos 300 maestros. El resto, al menos, no fue a la plaza.
En las aulas. Y en las escuelas hubo distintas posiciones. Según un relevamiento telefónico que realizó La Capital, hubo muchas donde se desobligó por completo, otras donde se dio “un 50 y un 50” y otras que directamente no se plegaron.
En una de las que no se adhirió, la explicación de una docente fue que no quisieron “ser hipócritas”, lo que significaba que si no iban a asistir a la plaza, mejor se quedaban dando clases y recordaban a Fuentealba en el aula.
Fotos que hablan
Un hito fuerte en el acto fue la exhibición de la muestra “Expresiones de lucha y justicia para Carlos Fuentealba”, una serie de fotos que desnuda la brutalidad con que se perpetró el crimen, previsible ya en los policías neuquinos armados como para ir a la guerra, y la reacción popular que más tarde se desató en todo el país.