"No somos el peronismo disidente, somos el peronismo", dijo Hugo Moyano en el Luna Park. Con sus dedos en alto hacía la V de la victoria, símbolo inconfundiblemente peronista. Estaba acompañado de los principales referentes de la CGT opositora. Fue el 7 de febrero pasado, en el acto de lanzamiento de su nuevo partido político. Así, Hugo Moyano, el hombre fuerte del universo sindical en la última década, abrió el camino para enfrentar al kirchnerismo por la vía electoral en octubre próximo.
En la década del 90 el movimiento sindical peronista tradicional sufrió grandes transformaciones. Frente a las políticas neoliberales de Carlos Menem —formas de contratación precaria, tercerización de servicios, suspensión de las negociaciones colectivas— se produjo una ruptura al interior de la CGT. Como un ala disidente de la central sindical se constituyó el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), encabezado por Camioneros y la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Moyano, al frente de Camioneros, lideró durante esos años este espacio de rechazo al menemismo sin llegar a romper lazos con el peronismo y la CGT. Paradójicamente, a medida que se destruían puestos de trabajo, el sector del transporte de camiones fue creciendo exponencialmente luego del cierre de los ferrocarriles.
En 2003, el kirchnerismo recién llegado al poder encontró en Moyano a uno de sus aliados principales. El nuevo gobierno, nacido entre las cenizas del estallido de 2001, intentó legitimar su poder y reconstruir un Estado en ruinas. Con una economía en crecimiento buscó restar poder a los sectores piqueteros que habían desempeñado un rol clave en las revueltas pre y post 2001. La política de ayuda social iniciada por Eduardo Duhalde se profundizó y fue una herramienta clave de disciplinamiento de las organizaciones sociales.
Moyano no apoyó el modelo desde su nacimiento. En 2003, el camionero acompañó la candidatura del puntano Adolfo Rodríguez Saá. Ese año la CGT volvió a unificarse bajo un gobierno tripartito. El camionero compartió el liderazgo con la dirigente de Sanidad Susana Rueda y José Luis Lingeri, de la Federación de Trabajadores de Obras Sanitarias. Finalmente, fue elegido como único conductor de la central obrera. "Moyano siempre tuvo una relación muy buena con el gobierno, hasta que se produjo la ruptura", explicó el diputado del Frente Para la Victoria Héctor Recalde, ex abogado de la CGT y ex aliado del camionero.
Según Recalde, la relación del kirchnerismo con los trabajadores estuvo signada por varios hitos fundamentales. "La medida más importante es un decreto que pasó desapercibido", dijo el diputado. Se refiere al decreto 392 del año 2003, que incrementa la remuneración básica de los trabajadores del sector privado en relación de dependencia. "Cuando explota la convertibilidad se devalúa el peso y se produce un enriquecimiento fenomenal de los empresarios adeudados", explicó Recalde. Como medida de asistencialismo, el gobierno dicta algunos decretos en los que establece pagos no remunerativos de 100 y 50 pesos. "Con este decreto, Néstor Kirchner los incorpora a los básicos de los convenios colectivos". A partir de este decreto "comienza la negociación colectiva, en el 2012 se firmaron cerca de 1.800 acuerdos", agregó.
Recalde es abogado de la CGT desde 1964. Durante la dictadura estuvo un año exiliado en Uruguay. Con la recuperación democrática acompañó al dirigente sindical Saúl Ubaldini. Incluso llegó a encabezar la lista a diputados provinciales que acompañó la candidatura de Ubaldini a gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1991. En los años posteriores Recalde acompañó a Moyano en el MTA.
"Considero que hubo tres décadas infames en nuestro país: la del 30, la dictadura y la del menemismo", explicó el abogado. Según él, las políticas de Menem en materia económica se mantuvieron durante el mandato de De La Rúa. "La ley Banelco fue la frutilla del postre", dijo. Recalde fue uno de los que denunció los sobornos en el Senado de la Nación para la sanción de la ley 25.250 de reforma laboral: a llamada "ley Banelco".
"Con el kirchnerismo, en materia de legislación se incorporaron muchas leyes que recuperaron derechos: una que limita la facultad del empleador para variar las condiciones no esenciales de trabajo, el fin a la ley de ticket canasta , la ley de movilidad jubilatoria, pasantías educativas, limitación de la jornada de trabajo", enumeró.
El ex presidente no sólo conquistó el apoyo de la CGT, también logró sumar al sector de Hugo Yasky de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). Pese a ello, Kirchner siempre privilegió la relación con Moyano.
Para Pablo Micheli, secretario general de la CTA opositora, la relación del kirchnerismo con los trabajadores puede dividirse en dos etapas: el gobierno de Néstor y los de Cristina.
“En relación a lo que fue la crisis del 2001, los primeros cuatro años fueron de mejoras indiscutibles: se recuperó el empleo, reflotó la ley de paritarias, se retomó el Consejo del Salario” dijo Micheli.
“A partir del 2007 todo comenzó a complicarse, con la intervención del Ejecutivo —a través del Ministerio de Trabajo— en las paritarias e intentando condicionar la discusión salarial al fijar un techo a las paritarias”, agregó.
Kirchner siempre encontró en Moyano a un aliado fiel. Durante el conflicto con las patronales agrarias se rompió la llamada “transversalidad” que había impulsado Néstor como presidente y que había permitido que Cristina compartiera fórmula con el radical Julio Cobos. Durante la disputa por la 125 muchos que hasta ese momento habían estado junto al gobierno —incluso dentro del propio peronismo— vieron la oportunidad para poner fin a esa alianza. Fue la etapa de mayor debilidad del gobierno. Sin embargo, la relación con los trabajadores y con los líderes sindicales permitió mantener el control de “la calle” y evitar el avance de los sectores de poder concentrado.
Un día de octubre de 2008, al finalizar un acto político, Néstor Kirchner le dijo a un grupo de legisladores y políticos: “La semana que viene Cristina va anunciar algo importante”. Todos se miraron en silencio. “A vos te va a gustar mucho”, le dijo a Recalde sonriendo socarronamente. Dio media vuelta y siguió caminando. A los pocos días, la presidenta anunció públicamente la estatización de las Afjp. De esta manera a partir de una ley enviada al Congreso se pondría fin al régimen privado de jubilaciones instaurado por Menem.
En 2009, después de la derrota electoral, la pareja presidencial buscó refugio en el aparato del PJ. Néstor Kirchner fue elegido presidente del partido y Moyano vice del PJ bonaerense, detrás de Alberto Ballestrini. Al año siguiente Ballestrini sufrió un ACV y Moyano asumió en su lugar.
Después de la muerte de Néstor lentamente Moyano se fue distanciando del gobierno. La discusión sobre el armado de las listas para las elecciones de 2011 terminaron de alejar al jefe de la CGT: el día de los festejos, el 23 de octubre, Moyano fue el único ausente en el búnker de Cristina. Sí estuvo su hijo, Facundo Moyano, uno de los integrantes de la lista de diputados del Frente Para la Victoria.
La ruptura definitiva se produjo a fin de año, en el festejo por el Día del Camionero, el 12 de diciembre. “El partido es una cáscara vacía sin contenido ni decisiones políticas, está vaciado de peronismo que nos da la razón de ser a los trabajadores por esa razón” dijo Moyano. Estaba renunciando publicando a la presidencia del PJ bonaerense. A partir de ese día, pasó a formar parte del amplio arco opositor.
El 20 de junio de 2012 el ministro del Interior, Florencio Randazzo, denunció penalmente a Hugo y Pablo Moyano por un paro de Camioneros que generó desabastecimiento de combustibles en el país. El jefe de la CGT respondió rápidamente: en vivo desde los estudios de TN anunció la convocatoria a un paro nacional de todas las ramas de su gremio. Una semana después, desde Plaza de Mayo, Moyano dijo: “Pareciera que un reclamo legítimo fuera una extorsión, que una medida de los trabajadores pretende distorsionar la democracia, que un paro nacional fuera un golpe de Estado”. El jefe de la CGT lideró un acto que convocó desde el peronismo federal hasta la izquierda. Mientras él hablaba en la plaza, Héctor Recalde participaba de la sesión en la Cámara de Diputados. “Lo que cambió es que particularmente Moyano tomó la decisión de representar y sacar a la calle a los trabajadores. Antes lo hacía a través de la gestión. Ahora entendió que había que hacerlo en la calle”, dijo Micheli. “Nosotros nunca tuvimos una relación tirante. Antes de ese día directamente no teníamos relación”, explicó.
Micheli fue uno de los invitados al acto del 7 de febrero donde Moyano lanzó su Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo. “Si fuese por él hubiese ido, pero no me parece bien la compañía que tuvo ese día. Representan la vieja política: De la Sota, De Narváez, Scioli”, contó.
El kirchnerismo cumplió diez años en el poder. En octubre, por primera vez desde que gobierna el país, deberá enfrentar una elección general sin el apoyo del hombre fuerte del sindicalismo. El camionero también jugará en octubre próximo.
Históricamente, el núcleo de los trabajadores representó una parte muy importante en los resultados electorales de Néstor y de Cristina. Una pregunta queda abierta, en octubre ¿los trabajadores irán con Moyano o con Cristina?