Relajada, desde su casa "en un bosque" ubicado en el partido de Iguzaingó, legado del paisajista Carlos Thays, y mientras mira los árboles y el cielo, en medio de esa imagen que transmite sosiego, cuesta imaginar a la siempre activa Moria Casán. Desde ese lugar que eligió por "la calidad de vida" que le ofrecía como contraste a su casa en Capital, contó a Escenario cómo es "La revista de Buenos Aires" un show que promete el ritmo que caracteriza a esos espectáculos con música, sketches, baile y humor. Casán estará acompañada por un numeroso elenco integrado también por Miguel Angel Rodríguez, Raúl Lavié, Chiqui Abecasis, Valeria Archimó y el ballet dirigido por la rosarina Pecky Land, además de veinte artistas en escena. Las funciones serán hoy, a las 21, y mañana, a las 20.30, en el teatro Broadway (San Lorenzo 1223).
-¿Cómo es la estructura del show?
-Es un gran show de primeras figuras. Tenemos a Miguel Angel Rodríguez, el Chiqui Abecasis, un humorista rosarino efectivísimo, Valeria Archimó, que es el combo del virtuosismo y la sensualidad, el ballet de Pecky Land, mi participación, con mucho impacto musical y mucha interacción con el público. Desde mi lugar trabajo mucho con la gente, desacralizo el escenario. Hay un monólogo escrito por mí que es sobre la cosificación de la mujer. Hay un sketch muy divertido que hacemos con Rodríguez. La dirección general es mía.
-¿Podrías hacer una digresión sobre la cosificación de la mujer?
-A medida que avanza la mujer en el poder, y nosotros tenemos una mujer presidenta, la presidenta del Banco Central, la ministra de Seguridad, las publicidades para la mujer son de terror, todas fregan y encuentran felicidad porque los pisos le brillan. Y sino se la pone como modelo con chicas que muestran su cabellera. Me río de las publicidades que son todas mujeres. En realidad es una observación sobre que no hay una publicidad que nos haga ver como otra cosa que no sean estas mujeres que se la pasan fregando. También se puede fregar, pero no sólo eso.
-¿Mostrar es una forma de cosificar?
-Mostrar no. En la revista llevamos un cuerpo de baile que muestra lo que tiene que mostrar y baila lo que tiene que bailar. No hay ninguna chica que se la muestre como un objeto. Primero que la cabeza soy yo y yo soy de las que nunca ha permitido la misoginia escénica. Nunca he permitido que se jugara con mi cuerpo en escena. Por eso uno ha sido una especie de show woman y quizás traspasé la vedete, y por eso podés hablar y concentrar la atención en un monólogo mío, vestida, y llenar un teatro sin mostrar nada. La gente va a ver una persona que ha trascendido el muestreo. Yo soy el gran ejemplo de la no cosificación porque entré por el cuerpo y me quedé por otras cosas. Pude hacer revista, hacer diez años "Brujas", hago musicales y vuelvo a una comedia dramática. Si te quieren tomar como objeto que lo hagan, pero uno sabe que es un sujeto.
-¿Te sentiste usada a ese nivel?
-Nada, jamás. Lo que pasa es que cuando yo empecé hace treinta y tantos años atrás todos decían que era un objeto sexual. Yo me reía y que cada uno piense lo que quiera. Es lógico: estaba en bikini, decían "quién es esa morocha", ni sabían mi nombre, con las lolas, la cola, una jovencita regia como era. Pero yo sabía que era un sujeto y tenía muchas más cosas que dar y que iba a trascender el físico. Por eso te podés mantener, perpetuarte y aggionarte. La mejor definición mía me la dijo Ana María Campoy "vos siempre vas a tener éxito porque sos pasado y presente aggiornado". Soy el pasado total, tengo muchos años de vida y de carrera, pero soy el presente tan aggiornado que se come al pasado, aunque perdure. Eso te hace trascender las generaciones.
—¿Qué balance hacés de tu programa “Esta noche con Moria”?
—Firmé por tres meses y seguramente vamos a retomar el año que viene. Pudimos hacer un deja vouz de algunos sketches como Nylon (la hija de Moria en la ficción) y Rita (Turdero). Y el bus que fue muy interesante por las personalidades que vinieron. Fue muy agradable. La pasé muy bien. Magazine es como el hijo menor del Canal 13 y a los productores les encanta mi manera de entrevistar. Todo mi trabajo a mi me deja siempre lo mejor, si no no lo haría. Nunca podría boicotear algo mío. Igual este espectáculo es muy fuerte porque acá yo hago como una mezcla y puedo bailar, cantar, actuar y al mismo tiempo me puedo brindar al público como soy yo porque a la gente le gusta Moria-Moria y también le gusta el personaje.
—¿Cómo es ser jurado de “Bailando”, con los conflictos que se generan?
—Yo saco la cola de ahí y me olvido. Fue divertido. Hay que saber domarlos. Yo tengo como una cosa de mando, no autoritaria, sino de temor reverencial, que conmigo no hay ningún problema. Pero imaginate que los cinco minutos de fama o los seis meses, o lo que dure el programa, para muchos significa que se les termina eso y se les termina el aire. Entonces hay que lidiar con esas cabezas y hay que saberlas entender por un rato. Yo me llevo muy bien. Esa especie de sicosis colectiva la manejo. Es un reality de muchas personas. Ahí no hay nada escrito. Si uno lo sabe manejar es fabuloso y si no es complejo...
—¿Por qué vende tanto el escándalo?
—Lo que vende es la realidad cruda y la realidad cruda se parece más a un escándalo que a una cosa tranquila.
—¿Y qué pensás de la realidad argentina?
—Me gusta. Al principio tenía algunas contras, pero me gusta como le está yendo al país. Y si se manejara más el tema de la inseguridad, que está bastante mas calmo, creo que por lo menos no estamos desafiando lo que otros hacen. Apoyo este modelo porque me ha convencido de muchas cosas.