Hace 25 años, el 9 de diciembre de 1989, al atardecer asumí como intendente de la ciudad de Rosario. La renuncia del intendente Horacio Usandizaga en mayo de ese año provocó las elecciones del 26 de noviembre, para elegir un nuevo intendente que debía completar el mandato hasta el 9 de diciembre de 1991.
Solo en 14 días nos tocó elegir un gabinete, que hoy valoro como uno de los de mayor jerarquía desde el advenimiento de la democracia.
El 10 de diciembre a las 6 horas junto a cientos de militantes, voluntarios, vecinalistas y sacerdotes de distintas parroquias se comenzó planificadamente a dotar de alimentos a comedores barriales, de medicamentos a los dispensarios de toda la ciudad y de leche en polvo para el implementar el plan materno-infantil.
Cadenas de brazos solidarios, durante todo el caluroso día domingo, comenzaron a señalar un cambio sustancial en la gestión municipal de Rosario: la solidaridad social como política de Estado.
El lunes 11 a la madrugada una fuerte tormenta había derribado árboles, postes de alumbrado, que debía sortear con mi automóvil, cuando me dirigía por primera vez a mi despacho en el Palacio Municipal. Pensaba, ¿será un presagio para la gestión que comenzaba?
La realidad era la de una ciudad donde se habían producido saqueos, enfrentamientos y la población que sufría una grave y deteriorada situación socioeconómica.
También el municipio desde el punto de vista económico y financiero en el contexto de una hiperinflación no era ajeno a esta situación. Acosado por cientos de juicios por "Explosión de las ecuaciones económicas y financieras" promovidos por concesionarios, contratistas y proveedores y sumado esto, los megajuicios del Personal y del Fondo de Asistencia Educativa (FAE)
Nuestros ideales de libertad, justicia social y solidaridad, los transformamos en un proyecto de gobierno y este fue reflejado en un presupuesto.
En el comienzo reestructuramos la deuda con quitas importantes y plazos que podíamos cumplir, gracias a la Comisión Patriótica integrada por el doctor Dobson y Granados entre otros profesionales actuando en forma conjunta con todo el gabinete municipal.
Se comenzó a pagar lo que marcaba la ley de paritarias al personal activo y pasivo y también al Fondo de Asistencia Educativa por medio de ordenanzas respaldadas por el Concejo Municipal hasta tanto la Corte Suprema resolviera los juicios.
El personal municipal asumió como propio el proyecto, al igual que las vecinales, organizaciones empresariales, sindicales, deportivas y sociales que pasaron a ser protagonistas activos en la construcción diaria de la convivencia ciudadana.
La participación popular pasó a constituirse en una política de Estado. En 1991 fuimos reelectos, por una importante mayoría de la población hasta el 10 de diciembre de 1995.
Balance de la gestión. Se fue cumpliendo con el objetivo de potenciar la ventaja comparativa de Rosario: constituirse en un nudo de comunicación que permitiera en su región, la instalación de emprendimientos productivos con generación de empleo y coherentemente con el desarrollo científico y tecnológico.
Para ello se articuló con los gobiernos provincial y nacional políticas y acciones que permitieron recuperar tierras e inmuebles estratégicas, el Puerto de Rosario, el inicio de la hidrovía Paraná-Paraguay, la conexión Vial Rosario Victoria, el inicio de la Autopista Rosario-Córdoba, la presa contenedora del arroyo Ludueña, y un largo etcétera.
Las miles de cuadras: de carpeta asfáltica y pavimento a nivel definitivo, de cloacas, de redes de gas, de grandes desagües pluviales, de veredas, de alumbrado público, de extensión del sistema de transporte, de recuperación del trolebús, de la limpieza urbana, respondieron a una política de igualar las condiciones de vida de todos los rosarinos.
La salud pública municipal, paso de ser una carga para el presupuesto, a constituirse en una política de Estado al servicio de todos, en la prevención, la recuperación y la rehabilitación. La gestión marcó un antes y un después.
Los adultos mayores fueron parte de la gestión municipal: se les eximió del pago de la TGI, para los de menores recursos e ingresos, también creamos el boleto gratuito para mayores de 69 sin distinción, y en cuanto al Instituto Municipal de Previsión Social tenemos el orgullo de haber contribuido a recuperarlo económica y financieramente y que sus jubilados y pensionados sean de los pocos en el país que cobran el 82 y 70 por ciento móvil respectivamente.
La cultura y la educación pasaron a ser un canal de participación ciudadana, las Casas de la Cultura en los barrios, los centros de alfabetización, los talleres barriales de cultura y trabajo, la recuperación de los museos. Además de la creación de nuevos espacios, como el Museo de la Ciudad, la recuperación de la Editorial Municipal, el Centro Cultural Parque de España y el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC).
Todo esto dentro de una política orientada a los jóvenes tanto en la participación como en la generación, y con un grado de compromiso tal que se creó el medio boleto estudiantil entre otros logros.
El intendente municipal como líder de la comunidad denunciaba en los juzgados federales al narcotráfico en la ciudad de Rosario y alertaba en base de datos objetivos, que se poseían, que Rosario se estaba transformando en una ciudad de consumo.
Se realizaban campañas permanentes y sostenidas contra el consumo de droga brindando como alternativa los talleres laborales, las casas de la cultura, los espacios para el deporte y la recreación. Se crearon los consultorios de familia donde junto a la invalorable contribución de comunidades terapéuticas pertenecientes a organizaciones no gubernamentales se cumplía con la tarea de la recuperación de los adictos como una parte más de la política de salud pública.
Todos los que hemos aportado a la gestión municipal desde 1989 hasta el 95 ya sea en forma directa o a través de la participación, popular, orgánica y democrática nos sentimos orgullosos de haber participado en empujar la rueda de la historia de Rosario hacia delante y de haber consolidado su grandeza.
En lo personal agradezco a la vida y a la voluntad mayoritaria del pueblo de Rosario haber sido un protagonista fundamental de esa gestión municipal y poder hoy seguir transitando las calles de "mi ciudad" recibiendo el respeto o el afecto de los rosarinos.