México: el PRI vuelve al poder con un amplio triunfo de Peña Nieto
El candidato ratificó su dominio previo. Se imponía por 42 por ciento a 31 por ciento a López Obrador. El oficialismo quedó tercero, muy golpeado por su incapacidad para derrotar a los narcos.
2 de julio 2012 · 01:00hs
Ciudad de México. — El candidato Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó las elecciones presidenciales de México, según los sondeos de las cadenas de televisión y los principales diarios. Estos sondeos daban a Peña Nieto un 42 por ciento y al izquierdista Andrés Manuel López Obrador un 31 por ciento. En un lejano tercer lugar quedó la oficialista Josefina Vázquez Mota, con el 23 por ciento. De esta forma el PRI vuelve a gobernar el país después de un intermedio de 12 años, en los que la presidencia estuvo en manos del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Peña Nieto llegó a las elecciones con al menos 10 puntos de ventaja en las encuestas sobre López Obrador. La oficialista Vázquez Mota nunca pudo plantarse en la competencia, que quedó reducida a los dos primeros candidatos.
El PRI gobernó con mano dura y elecciones fraudulentas desde 1929 hasta el 2000, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó finalmente la presidencia, en lo que fue considerado un hito democrático. Asumió entonces Vicente Fox, quien en 2006 fue sucedido por su correligionario Felipe Calderón. Pero los mexicanos estaban ahora dispuestos a volver a ponerle su voto al PRI, luego de que Calderón fracasara por completo al enfrentar con el ejército a los sanguinarios cárteles de la droga. La economía, que no ha creado suficientes puestos de trabajo, tampoco ayudó al oficialismo del PAN.
"Parece que a muchas personas ya se les olvidó todo lo que hicieron en los años que gobernaron", comentó Humberto Parra, un ingeniero en sistemas de 32 años, en obvia referencia al PRI. Con ese pasado a sus espaldas, el PRI buscó tranquilizar a la sociedad, al asegurar repetidamente que no restaurará sus viejas prácticas autoritarias y corruptas. Durante los largos años del PRI en el gobierno central, México sufrió sus peores crisis económicas, pero la inseguridad pública nunca había sido una preocupación, como lo es en la actualidad. Desde que el presidente Calderón asumió en 2006 y lanzó al ejército a la lucha contra los cárteles de la droga, más de 55.000 personas han muerto y unas 10.000 están desaparecidas. El poder de los narcos en lugar de decrecer aumentó, pese a la captura de varios de sus jefes más prominentes, rápidamente sustituidos por lugartenientes. Hoy los narcos acechan incluso al Distrito Federal, visto tradicionalmente como una isla de seguridad en el país. Y han dañado gravemente a Monterrey, considerada la joya económica de México, en el norte del país.
Con una fuerte presencia de agentes de seguridad en las regiones más acosadas por el narcotráfico, los comicios de ayer fueron los más grandes en la historia mexicana y definieron más de 2.000 cargos, entre senadores y diputados federales y estatales, seis gobernaciones y cientos de alcaldías, como la de la ciudad capital, que quedó en manos de Miguel Mancera, un hombre del PRD. Esta es la formación que lidera López Obrador. El PRI, en tanto, obtuvo las gobernaciones de Chiapas y Jalisco y retuvo Yucatán. El PRI ya detentaba el poder en 20 de los 32 Estados mexicanos, de manera que su poder central se verá acompañado por un fuerte dominio territorial. También se estimaba anoche que lograría buen número de los diputados y senadores federales en disputa. En otras palabras: el PRI ha vuelto a ser el primer partido político de México, esta vez mediante elecciones no fraudulentas, como era norma en el pasado. Ahora tocará a Peña Nieto, descendiente de una dinastía priísta (ver aparte), enfrentar el drama del narcotráfico con un enfoque seguramente más pragmático que el de Calderón.