Dueño de una larga trayectoria en la industria de máquinas herramientas, Claudio Mossuz se involucró hace unos tres años en el gremialismo empresario, cuando comenzó a representar a la Asociación de Industriales Metalúrgicos (AIM) de Rosario en la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe). Semanas atrás se convirtió en el nuevo presidente de la entidad que agrupa a las empresas metalmecánicas de la ciudad. En una etapa compleja para el sector, apoya su gestión en un perfil bien definido: "El eje ideológico es defender el modelo industrialista".
Se reivindica, en ese punto, como adherente al documento firmado la semana pasada en Parque Norte por un conjunto de entidades empresarias y sindicatos industriales que salieron a plantar bandera de cara al 2015, con la premisa de defender lo ganado durante los últimos años en la recuperación del tejido fabril. "Allí se alinearon las gremiales de empresarios y trabajadores que tienen ideología industrialista", señaló. La opción no es menor, ya que el sector que integran AIM, Fisfe y Adimra (la cámara que agrupa a los empresarios metalúrgicos a nivel nacional) forma parte de un bloque que mantiene diferencias con la máxima conducción actual de la Unión Industrial Argentina (UIA). La gestión de Héctor Méndez se alineó con el llamado Grupo de los Seis, de fuerte activismo opositor en 2014.
Industriales. "Se han ganado y perdido batallas en estos años, pero lo concreto es que nuestra empresa tenía 21 empleados en 2001 y ahora tiene 65, no tenemos que retroceder, necesitamos políticas concretas para que los industriales que estamos vivos sigamos adelante", subrayó.
Ingeniero mecánico, Mossuz obtuvo su primer trabajo en la empresa de la cual ahora es socio: Roman y Marinoni, que bajo la marca Cirmaq fabrica máquinas herramientas para establecimientos autopartistas, siderúrgicos, alimentarios, petróleo y fabricantes de bienes de consumo masivo. Es una actividad de alto valor agregado que enfrentó los rigores de la apertura económica indiscriminada y que también en tiempos de la posconvertibilidad, enfrenta la competencia de "productos importados, fundamentalmente de China, a precios predatorios".
Aun en este contexto, la firma es "netamente exportadora" y figura número 57 en el ranking de ventas de bienes industriales al exterior. Desde ese lugar, Mossuz defiende el modelo pero también señala sus falencias: "Desde 2008 las industrias argentinas vienen perdiendo competitividad y el atraso cambiario es uno de los factores que más contribuyen a generar incertidumbre", señaló.
Aclara, de inmediato que se mete con un tema complejo, que no se corrige con una gran devaluación como la de enero pasado. Una medida que "permitió recuperar algo de terreno pero enseguida comenzó a ser devorada por la aceleración de precios que disparó". Lo que denomina como "pérdida de sentido industrial" en el entramado económico argentino puede rápidamente convertir a una medida de competitividad en un arma inflacionaria y al crecimiento de sectores industriales, como el automotor, en un ducto de fuga de divisas.
Para el nuevo presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (AIM), la "devaluación por goteo da mayor previsibilidad" al sector que los bruscos movimiento cambiarios. Lo mismo que la administración del comercio exterior. En ese sentido, consideró que las reglas impuestas por la nueva gestión de la Secretaría de Comercio para gestionar divisas para las importaciones "da más certezas que las que existía anteriormente".
Mossuz no se enrola entre los industriales que extrañan al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno. "No lo extrañamos, generó cosas muy raras como que el mayor importador de máquinas herramientas se convirtiera en el mayor exportador de alimentos balanceados", señaló en referencia al tráfico de posiciones exportadoras que alumbró el sistema de compensación de comercio exterior.
En cambio, señaló que "el sistema actual, en el cual una empresa carga su pasado reciente en el comercio exterior y presenta una previsión a futuro sobre la importación de insumos o piezas, "permite acelerar los trámites para acceder a las declaraciones juradas".
"Al importador neto lo perturba pero desde el punto de vista del desarrollo industrial es importante", subrayó Mossuz, que se mostró convencido de que "la restricción externa llegó para quedarse y hay que manejarla".
Esa realidad se instaló en los últimos tiempos y no se prevén grandes cambios en 2015. "El año que viene será de gran incertidumbre, no porque se vayan a desatar problemas muy graves, pero sí por la continuidad de un período de amesetamiento, en el que disminuyó la actividad, se redujeron los márgenes y se acotó la inversión".
Agenda local. Más allá de lo macroeconómico, la AIM tiene una agenda local. Para Mossuz, es una tarea urgente establecer un diálogo con la administración municipal para flexibilizar los tiempos y las condiciones que regulan la actividad industrial en la ciudad. El dirigente celebró la puesta en marcha de un ordenamiento territorial y ambiental pero advirtió que hay criterios demasiado rígidos que alientan el éxodo de las fábricas a otras ciudades. "Hay que buscar el equilibrio, hoy hay una sola plataforma industrial operativa, hay una presión a las empresas por reubicarse que no encuentra par en la infraestructura disponible". Lo mismo planteó respecto de requisitos ambientales, que "son más duros incluso que los de la ley provincial".