La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció que será difícil lograr que Estados Unidos abandone sus prácticas de espionaje en Alemania y se diferenció de Washington en relación al trabajo de que deben realizar los servicios secretos. “Creo que no es fácil convencer a Estados Unidos de que cambie por completo el trabajo de sus servicios secretos, se trata de una postura general. Por eso tenemos que dejar claro que tenemos posturas diferentes”, dijo Merkel en la tradicional entrevista de verano que emite hoy la Segunda Cadena de la Televisión Alemana (ZDF). El escándalo ha enfriado las relaciones con Washington a niveles no vistos desde que el predecesor de Merkel se opuso a la invasión de Estados Unidos de Irak en 2003. Se produce además tras las acusaciones del año pasado de que el celular de Merkel fue intervenido por agentes estadounidenses.
Acerca de si espera que haya cambios de la actitud por parte de Washington, la dirigente política más poderosa de Europa dijo que no podía predecirlo pero que naturalmente lo esperaba.
La detención, la semana pasada, de un presunto doble agente que filtró información a Washington de la comisión parlamentaria que investiga las actividades de la Agencia Nacional de Seguridad fue un golpe a los intentos de calmar las aguas en el persistente escándalo de espionaje masivo de Estados Unidos en Alemania.
Expulsión. Al arresto, siguieron el miércoles los registros en el Ministerio de Defensa por sospechas de que otro infiltrado transfería información a Washington. Desde Berlín se intentó minimizar los efectos de esos dos casos y el ministro de Interior, Thomas de Maiziere, tachó de “ridiculez” la información que se pudo haber adquirido con esos métodos. “Si todo queda así, en base a lo que sabemos ahora, la información obtenida a través de este presunto espionaje es ridícula”, explicó el político cristianodemócrata en Berlín. En paralelo se buscaron soluciones rápidas a la situación creada y, rehuyendo una confrontación total con Washington, se optó por pedir al enviado de la CIA en Berlín que abandone el país.
En la entrevista, Merkel dejó claro que las prácticas de espionaje que se detectaron no tienen nada que ver con una cooperación entre amigos. “No puede haber confianza cuando uno tiene que asumir que está siendo espiado. Queremos una cooperación entre aliados y eso implica que no nos espiemos mutuamente”, dijo.
“La Guerra Fría terminó”. Merkel dijo que había muchas más cosas críticas a las cuales espiar, y que fisgonear a los amigos afectaba la confianza. “Ya no estamos en la Guerra Fría y estamos expuestos a amenazas distintas. Deberíamos concentrarnos en lo que es esencial”. La canciller agregó, no obstante, que los agentes de la inteligencia alemana seguían trabajando bien con los estadounidenses y que ella esperaba que eso se mantuviera.
Pese a sus críticas, Merkel dijo que no ve razones para reducir la cooperación de Alemania con los servicios secretos estadounidenses y se mostró en contra de suspender las negociaciones para un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Washington.
Los lazos entre ambos países se vieron resentidos luego de que el año pasado el ex “topo” de la NSA Edward Snowden revelara una trama de espionaje masivo de Estados Unidos sobre millones de llamadas telefónicas, entre ellas, al teléfono celular de Merkel. Actualmente Snowden se encuentra refugiado en Rusia, donde ya solicitó la extensión de su estada.
El ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, probablemente aborden el tema cuando se reúnan hoy en Viena para hablar sobre el programa nuclear de Irán.