La Argentina perdió el juicio del siglo. Los tribunales norteamericanos se ajustaron a la fría letra de la ley y le dieron la razón a los tenedores de bonos, en detrimento del Estado argentino. La historia comenzó con la cesación de pagos en el año 2002. En el año 2005 se propuso un canje de la deuda pública, muy beneficioso para la Argentina, y perjudicial para los tenedores de deuda. Entre el año 2005 y 2010, el 93% de la deuda se canjeó por nuevos títulos, que pagaban altos intereses, pero habría quitas del 66% en su valor. Se entregaron bonos a los años 2033; 2038 y 2042. Un evento único para la historia económica del país.
En dicho canje de deuda no había cláusula alguna que obligaba a aceptar el canje, al universo total de inversores que participaban de la reestructuración de deuda, a pesar de que la aceptación fuera superior al 90%. Si hubiera estado dicha cláusula, hoy el país no estaría inmerso en esta discusión y la Argentina ya habría cerrado el triste capítulo de la deuda pública y la cesación de pagos internacional.
Si bien desde esta columna consideramos que hubo una equivocación al colocar algunas cláusulas estratégicas, hubo otras que fueron indispensables para hacer atractivo el canje de la deuda. Por ejemplo, buena parte de la nueva deuda tiene jurisdicción New York, y cualquier problema se dirime en esos tribunales, más precisamente en el juzgado de Thomas Griesa. El mundo descree de la Justicia argentina y quienes compraron bonos nacionales y aceptaron el canje de la deuda, solicitaron colocar una jurisdicción internacional para saldar posibles pleitos. La Argentina aceptó dicha imposición, es decir, lo hizo el gobierno que estaba en el poder en el año 2005.
Otra cláusula estratégica decía que, quienes ingresaban al canje en el año 2005 tendrían la mejor propuesta, y si aparecía una propuesta mucho mejor en los próximos 10 años, se beneficiarían con la mejor propuesta. Esto hacía muy atractivo el canje del año, ya que había una cláusula que aseguraba una mejora sobre el conjunto. Si aparecía una propuesta mejor, esta cláusula expiraba a los 10 años, exactamente el 31 de diciembre de 2014.
Así se llega a 2014. El 7% de los deudores están en litigio, sin embargo, el caso emblemático fue el del fondo NML, que reclama una deuda de u$s 1.500 millones. La Justicia norteamericana fallo 11 veces a su favor, la Corte Suprema de Estados Unidos no tomó el caso, y los fallos quedaron en firme. Ahora, no se puede negociar nada, salvo el plan de pagos.
El total de la deuda pública argentina con los bonistas en litigio ascendía a septiembre del año 2013 a u$s 11.704 millones, que ajustado a la fecha suman u$s 13.000 millones. Cuando la Argentina resuelva el litigio con el fondo NML, el fallo se replicará sobre el resto de los bonistas que litigaron en la justicia americana.
¿Poco o mucho? Los u$s 13.000 millones de dólares, ¿son mucho o poco? Depende. Si se los mide contra contra las reservas equivalen al 46% del total. Si se lo mide respecto al PBI, equivalen al 2,4%. Si se lo compara con el total de la deuda pública, es el 6,5% del total. ¿Qué significa? Si se paga de contado es mucho dinero, si se paga en bonos, es muy poco dinero. Es menos costoso pagar que quedar nuevamente en cesación de pagos, a pesar de que se viene de una sentencia judicial que en todo el país se condera injusta.
Si la Argentina paga durante el 2014, este beneficio podría ser extensible al resto de los bonistas que ingresaron al canje en el año 2005 y 2010, pero dicha afirmación es objetable, ya que no fue una propuesta voluntaria, la misma surge de un fallo judicial. Como el derecho es materia opinable en muchos aspectos, lo mejor sería negociar una forma de pago de la sentencia, que se perfeccione en el año 2015, y que en el mientras tanto, se deje una garantía como muestra de voluntad de pago.
Si esto ocurriera, se podrían pagar los intereses de la deuda pública bajo ley extranjera durante el año 2014, se evitarían los embargos, y hasta se conseguiría crédito en el mercado internacional, como lo hizo Ecuador.
Si la Argentina no sabe negociar en el corto plazo, los costos para el país serían infinitos. Después de tres años de mala administración, el gobierno necesita el pulmotor del financiamiento internacional para llegar a las elecciones 2015. Si no consigue crédito, el dólar oficial no podrá sostenerse en $ 8,15, la actividad seguirá cayendo y el desempleo se convertiría en el principal problema de la economía. La caída en los precios de las acciones y bonos generaría un gran efecto pobreza, que arrastraría a la baja a todos los precios de los activos. Un círculo vicioso nos empujaría a una mayor recesión.
Si la Argentina logra un acuerdo con los bonistas del exterior, dejaría sepultado en el pasado los problemas de la deuda pública. Cerraría un triste capítulo de su historia, y el total de la deuda pública, no superaría el 60% del PBI, que no es bajo, pero tampoco elevado. Los pagos de la deuda argentina están prorrateados en el tiempo, el 33% vence entre el año 2014 y 2016; el 33% entre el año 2017 y 2023, y un 34% restante entre el año 2024 y 2089. Claramente no es preocupante la deuda pública, lo que preocupa es quienes no saben cómo cerrar este triste capítulo.
Si se acuerda en el tribunal de Thomas Griesa, el precio de los bonos y acciones son un regalo. Si no se paga, el precio de las acciones está carísimo, y los bonos bajo legislación nacional están en precio. El dólar a $ 8,15 esta bajísimo si no se paga pero con un horizonte de suba a fin de año de $ 12. Si no se cae en cesación de pagos, el dólar a fin de año no superará $9,50.
Se está ante un escenario binario, y desde este espacio confiamos en que el gobierno encontrará una forma de pago para los bonistas en litigio.
Conclusión. Las acciones pueden bajar y los bonos están a muy buenos precios. El Bonar 2024 vale $ 925 por cada lamina de u$s 100, y paga una renta del 8,75% anual, en dos pagos semestrales, en mayo y noviembre de cada año. Con $ 925, y un dólar blue en 12,80 se comprarían solo u$s 73,0. Si el bono paga una renta anual del 8,75%, esto implica a una tasa del 12% anual. Un rendimiento único en el mundo, al alcance de todos. Si Argentina llega a un arreglo con los bonistas, este título en poco tiempo dejará una renta superior al 30% en dólares, por la mejora de paridad. Inversiones así no se presentan todos los días, no hay que dejar de analizarlas y comprar. Se perdió un juicio, no un país.