"Si me das a elegir, tomar unos mates y escuchar unos buenos tangos me encanta", confesó Cecilia Figaredo. Sólidamente formada en la danza clásica, partenaire privilegiada durante veinte años de un "lujo" como Julio Bocca en el Ballet Argentino, a quien, además, acompañó en su gira de despedida alrededor del mundo, Figaredo estrena ahora el rol de directora con "Boulevard Tango", mañana, a las 21, en el teatro Fundación Astengo (Mitre 754). La propuesta, en la que la acompañan siete bailarines y una orquesta en vivo, recorre la el amplio arco de la música ciudadana, desde Gardel hasta Piazzolla. La bailarina, sobrina del cantante Roberto Florio y de Osvaldo Pugliese, explicó que en su adn musical se fusionan el "amor" por el clásico y el gusto por "la melancolía, la pasión, la sensibilidad y la fuerza" del 2x4.
Figaredo, quien actualmente actúa con Hernán Piquín en "Freddie", otro partenaire llega acompañada por los bailarines Soledad Buss, Valeria Celurso, Yanina Rodolico, Andrés Baigorria, César Peral, Hernán Nocioni y Federico Luna. La orquesta está integrada por Hernán Possetti (piano), Brigitta Danko (violín), Eva Wolff (bandoneón), Pablo Martínez (guitarras) y Andrés Serafini (contrabajo y dirección musical). La función se realiza en el marco de los festejos por los treinta años de Mozarteum Rosario.
—¿Qué te decidió a encarar tu propio espectáculo?
—Era un cuenta pendiente dentro de mi carrera. Yo estoy muy relacionada al tango desde chica por mi familia. Mi tío abuelo fue Osvaldo Pugliese, mi tío directo Roberto Florio, que fue un cantor de tango muy conocido. Desde chica escuché mucho tango. Cuando estuvimos con Julio (Bocca) hicimos "Boccatango", con Hernán Piquín hice varios espectáculos, como "Pasión Tango". Fui encontrando el gusto y el disfrute en la interpretación de esta música. Siempre tuve el sueño de alguna vez hacer un espectáculo de danza con música de tango. Y ahora elegí desde los bailarines hasta los músicos en escena. Eso es inigualable.
—¿Cuál es el estilo más puro?
—Yo soy una bailarina de formación clásica y una apasionada del tango de la vida. Lo abordé desde un lugar de un espectáculo que no es de tango a suelo, no es un show de tango. Lo que tratamos de hacer es desde la sensibilidad y basado en una coreografía. Esto, quizás en el tango a piso o los milongueros, hay más improvisación, el hombre lleva a la mujer y ella se deja llevar. Pero por supuesto no es lo mismo la guardia vieja que un Piazzolla. El espectro dentro del tango es tan grande. Hay gente que sólo baila tango a piso, otros que hacen shows for export. Esta es mi visión dentro de los recursos técnicos de danza mezclados con el tango. Hay momentos de tango a piso, otros donde hay más virtuosismo, pero siempre en el marco de mi estilo.
—¿Qué encontrás en el tango que no tenga el clásico?
—Es curioso. Yo voy en el auto y escucho "La 2x4". Por supuesto que debe tener influencia lo familiar y un gusto propio. A mi me encanta. El tango tiene una melancolía, sensibilidad, una pasión, una fuerza que me encanta. Tanto un tango de los años 20 como un Piazzolla. En los que tiene letras algunos me causan mucha gracia, otros que son tan tristes y tan desgarradores, esos sentimientos exagerados, desde el amor hasta las soledades. Y musicalmente el bandoneón es un instrumento que me atrae mucho, es un sonido muy particular.
—También es curioso que al ser bailarina clásica se podría pensar que escuchás esa música todo el día, pero parece que no...
—No... (risas) Igual yo soy bastante amplia con los gustos musicales. Puedo escuchar de todo. Pero a partir de los 27 años me picó el bichito del tango y, si me das a elegir, tomar uno mates y escuchar unos buenos tangos me encanta.
—Cuando te picó el bicho del tango, como dijiste, ¿te preguntaste para qué habías estudiado todos esos años clásico?
—No...Yo me animo a bailar el tango desde la bailarina clásica que soy. Jamás me podría comparar con las excelentes bailarinas que hay en la Argentina, como Milena Plebs. Yo lo hago desde lo mío, y lo mío es el clásico y lo será siempre. Dentro de la compañía de Julio abordamos el género desde diferentes obras como "Boccatango", "Piazzolla tango vivo". Siempre lo hicimos desde el lugar de bailarines clásicos y así lo sigo haciendo. El clásico es el amor de mi vida y me ha dado grandes satisfacciones. Yo me sigo entrenando, doy clases, eso es lo mío. No me alejaría nunca. Desde ahí hago las cosas, desde el clásico y el contemporáneo, porque también es un lenguaje que creció conmigo.
—¿Qué opinás de las fusiones que hubo en la danza?
—Es una forma de evolucionar, como todo. El mundo va evolucionando. Hoy uno puede ver a los mejores bailarines del mundo por una computadora. Antes era muy difícil. Hoy todo se ha fusionado tanto en la danza que tildar es difícil porque últimamente a no ser se trate de una obra clásica muy pura como "El lago de los cisnes" o "La bella durmiente", en el trabajo de los coreógrafos más contemporáneos están muy mezclados los estilos. Pasa con el tango, con el jazz. Eso es muy interesante.
—Bailaste con Bocca veinte años. ¿Extrañás ese partenaire y esa época?
—El partenaire sí. Haber bailado con Julio es un lujo difícil de repetir, el mejor compañero que me podía tocar. Eso sí lo extraño. La compañía en escena, los juegos, las complicidades que uno puede tener con el otro al momento de bailar, el artista siempre tan generoso que él era siempre arriba del escenario. Eso lo extraño. Después, toda la carrera hecha no la extraño. Simplemente miro atrás y me siento muy orgullosa de lo que construí dentro de Ballet Argentino y junto a Julio lo he disfrutado muchísimo. No extraño, sino que me da orgullo y satisfacción y agradezco a Dios haber podido estar ahí y vivir esos veinte años de esa manera. Después empezamos con Hernán Piquín a hacer un poco nuestro propio espectáculo que fue "Pasión Tango". Ahora estoy con Hernán haciendo "Freddie", si bien nos conocemos desde hace treinta años.
—Piquín diversificó su carrera, inclusive protagonizó "Aniceto" de Leonardo Favio en cine y hasta ganó el "Bailando por un sueño" con Noelia Pomba...
—Eso creo que lo heredamos con Julio. El siempre incursionó mucho en nuevos estilos, en fusionar los diferentes estilos, en hacer cosas distintas musicalmente. Eso, tanto Hernán como yo, creo que lo heredamos un poquito por habernos formado al lado de Julio. Es la curiosidad y las ganas de hacer cosas distintas.