Matías Pera, a juicio por robo al "Panadero" en el Coloso

Las escenas registradas por las cámaras de video hace nueve meses fueron elocuentes: mostraban a Diego "el Panadero" Ochoa, el líder de la barrabrava leprosa, bajando de la tribuna popular de Newell's con el cuerpo ensangrentado y vestido solamente con un slip. Las imágenes, tomadas durante un partido, fueron muestra inequívoca de una gresca en la que Ochoa fue agredido por un grupo de hinchas rebeldes que habían llegado a los peldaños de la popular precisamente de la mano del "Panadero".

En esa pelea durante el partido con Independiente, según denunció "el Panadero", sus contrincantes le robaron mil pesos, un teléfono celular, un aparato Nextel, documentos, tarjetas de crédito y de débito, y tarjetas de usuario de distintas armas de fuego. Dos días después, Matías Pera y Maximiliano "el Quemado" Rodríguez, dos hinchas que aparecieron en las imágenes como los autores del ataque, se presentaron en los Tribunales y quedaron detenidos, aunque actualmente están en libertad.

Por este hecho, ambos fueron procesados por el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna, quien les atribuyó el delito de robo. Ahora, la Sala 1ª de la Cámara Penal -integrada por Carina Lurati, Ernesto Pangia y Alfredo Ivaldi Artacho- confirmó el procesado dictado por el juez instructor de la causa.

El sábado 4 de septiembre del año pasado, la disputa por el liderazgo de la barrabrava de Ñuls después de que Roberto Pimpi Camino perdiera el control -en diciembre del 2008- tras la derrota de Eduardo López explotó en forma visible en el Coloso del Parque. Ese día, barras que hasta ese momento habían sido sus laderos lo bajaron del paraavalancha.

La asonada. Poco antes de que terminara el primer tiempo entre Newell's e Independiente, al "Panadero" lo tomaron del cuello dos hombres que estaban subordinados a su liderazgo. El video lo mostró atrapado en un vendaval de patadas y puñetes, lo que lo hizo rodar por las escaleras del ingreso de la popular.

Cuando algunos de sus compañeros advirtieron su ausencia, lo fueron a buscar. Lo encontraron en ropa interior y golpeado. Después del duro castigo que recibió, el Panadero fue escoltado por Ovidio Lagos hasta 27 de Febrero junto con una veintena de hinchas leales que lo acompañaron.

El procesamiento dictado por el juez Vienna fue apelado por Carlos Varela, defensor de Pera y Rodríguez. El abogado sostuvo que sus clientes negaron el robo, aunque admitieron que hubo un gresca que los tuvo como protagonistas junto con Ochoa.

"No existe ningún elemento excepto los dichos de Ochoa que indique el robo que se le atribuye a mis defendidos. Además, es posible que (el Panadero) haya perdido sus objetos personales en la pelea y haya querido perjudicar a los imputados a los que considera sus contrincantes", señaló Varela.

Sin embargo, los integrantes de la Cámara Penal valoraron que el hecho de que Ochoa apareció ensangrentado, golpeado y en slip bajando de la tribuna, torna "verosímil sus dichos de que le robaron hasta la campera y el pantalón del club que llevaba puesto. Además, (la sustracción) excede la mera pelea y los golpes se corresponden con la violencia del robo", sostuvieron los camaristas.

Ningún santo. En otro tramo de la resolución judicial, los integrantes de la Cámara Penal le dedican un párrafo al Panadero. "Ochoa no es un dechado de virtudes, porque aparentemente pertenece al submundo de la barra brava y que tanto él como los otros involucrados (en el hecho) deberían ser erradicados del espectáculo futbolístico. Además se torna conveniente ahondar sobre el medio de vida y relaciones de los protagonistas de estos sucesos".

Para los jueces, se corroboró que Ochoa es el líder de la hinchada que se ubica en la tribuna popular a raíz de que lo admitió en sede judicial. "Soy el referente de la barra".

Ataque

El 21 de noviembre pasado, Matías Leandro Pera recibió cinco balazos por la espalda en una esquina de la zona sudeste de la ciudad. Tras el suceso, Pera apuntó a Ochoa como instigador del ataque. Ese día, a Pera dos hombres le rociaron el cargador de un revólver calibre 22 cuando caminaba con un amigo por una plaza de Isola y Maestros Santafesinos.