París. — Cientos de miles de trabajadores franceses secundaron ayer una
huelga general convocada para intentar forzar al presidente Nicolas Sarkozy y a los dirigentes
empresariales a que hagan más para proteger los empleos y los salarios en medio de la crisis
económica global. La huelga en un país con una fuerte cultura de la protesta pública pretende poner
de manifiesto el temor por el creciente desempleo, el descontento ante la reticencia de Sarkozy a
ayudar a los consumidores y el resentimiento hacia los banqueros, a quienes se culpa de la
crisis.
Es la primera protesta de este tipo vinculada a la crisis
en uno de los principales países industrializados de Europa y tiene el apoyo de la mayoría de los
votantes franceses, según los sondeos. Pese al apoyo público, la huelga no paralizó totalmente la
actividad, como ha ocurrido en anteriores paros. "El gobierno ha adoptado medidas para los bancos,
pero son los trabajadores los que están sufriendo", dijo Charles Foulard, un técnico de una
refinería. "Esta crisis procede de Estados Unidos, es la burbuja financiera que está explotando. No
corresponde a los trabajadores pagar por ello", dijo mientras una multitud se concentró en la plaza
de la Bastilla en París, lugar de nacimiento de la Revolución Francesa. En el servicio público, la
tasa de participación en la protesta fue del 23,5% a media jornada, según el gobierno. Alrededor de
una tercera parte de los maestros de Francia se unieron a la huelga. El paro se notó más a nivel de
las escuelas primarias. Muchos padres tuvieron que quedarse en sus casas para atender a sus hijos.
Más de un 10% de los vuelos en el aeropuerto Charles de Gaulle fueron cancelados, y una tercera
parte en el aeropuerto de Orly, más pequeño. La mayoría de los vuelos salió con demoras.
En todo el país. El dirigente de CGT Bernard Thibault, contabilizó un millón de
manifestantes, de los cuales 300.000 se concentraron en Marsella. También hubo manifestaciones en
Lyon, Burdeos, Rennes y Nantes.
En una extraña demostración de unidad, los ochos sindicatos
nacionales elaboraron una lista de demandas conjunta al gobierno y a las empresas, a las que acusan
de usar la crisis como pretexto para despedir personal y recortar costos. "Necesitamos emitir un
grito de disgusto", dijo François Chereque, líder del sindicato moderado CFDT.
Aunque Francia no se enfrenta al mismo tipo de problemas
económicos que están alcanzando a España o el Reino Unido, su tasa de desempleo está creciendo
sostenidamente. En noviembre del año pasado llegó a 8,5 millones de personas, un aumento del 8,5%
interanual. La Comisión Europea predijo que alcanzará el 9,8% este año y el 10,6% en 2010.
El ejemplo inglés. Los analistas han previsto que la economía se contraerá hasta
el 2% en 2009 y Sarkozy ha anunciado un plan de estímulo económico de 26.000 millones de euros,
centrado principalmente en alentar la inversión y en proteger a los sectores principales. Pero los
dirigentes sindicales han dicho que debería seguir el ejemplo británico y ofrecer ayuda a los
consumidores. "Desde hace varios meses, especialmente desde que explotó la crisis, hemos estado
pidiendo al gobierno varias medidas, sobre todo para ayudar a impulsar el aumento del gasto de los
consumidores", dijo Jean-Claude Mailly, líder del sindicato Fuerza Obrera. "Hasta ahora no hemos
tenido ninguna respuesta, y cuando no obtienes diálogo, entonces haces una demostración de fuerza",
declaró.
Los sindicatos pretenden desafiar la declaración de Sarkozy, que dijo en
julio que su nueva ley que establecía niveles de servicios mínimos en caso de huelga, había
funcionado tan bien que " cuando hay una huelga, nadie lo nota". "Aquellos que pensaban que ya no
había un movimiento social visible van a tener la respuesta", dijo Bernard Thibault, del sindicato
de línea dura CGT, antes de los paros.