Miles de personas volvieron a salir a las calles en Estados Unidos para protestar contra la violencia policial excesiva, sobre todo en Nueva York, donde fue la segunda noche consecutiva de manifestaciones. La ola de protestas comenzó el miércoles por la decisión de un gran jurado de Nueva York que resolvió no presentar cargos contra el oficial de policía Daniel Pantaleo, que durante una brutal maniobra de arresto ahorcó al afroamericano Eric Garner hasta provocarle la muerte.
No hubo enfrentamientos con la policía, pese a lo cual hubo 200 detenciones en la metrópolis, la inmensa mayoría de ellos por desorden público. Además fueron retenidas temporalmente 80 personas por obstruir el tráfico. También hubo manifestaciones y bloqueos de calles en la capital, Washington, Chicago, Boston, Baltimore, Atlanta y Seattle, en la costa oeste.
La tensión ya era alta después de que la semana pasada otro jurado instructor decidiese no acusar a un policía por disparar y matar al joven de 18 años Michael Brown en Ferguson, Missouri. En Nueva York, los manifestantes volvieron a centrarse el jueves en las principales vías de tránsito de la ciudad. Se congregaron cerca del túnel Holland, el puente de Manhattan y la autopista del Westside, cerrándolos temporalmente. Uno de los grupos se concentró en la terminal de transbordadores de Staten Island.
Activistas en Nueva Orleans protestaron tirándose al suelo durante un espectáculo de luces navideñas y la policía intervino para separarlos de los espectadores, algunos de los cuales les gritaron. En Chicago, cientos de manifestantes bloquearon Lake Shore Drive antes de ver cómo se frustraban sus esfuerzos para trasladarse a Soldier Field, donde se enfrentaban los Bears de Chicago y los Cowboys de Dallas.
En Washington, los descontentos se reunieron frente al Departamento de Justicia y marcharon hacia el parque de la Elipse, al sur de la Casa Blanca, donde cientos de personas — incluso el presidente y su familia — celebraron el encendido del árbol de Navidad nacional. Una segunda manifestación fue desde la sede de la policía del distrito al ayuntamiento.
Otro incidente. Mientras tanto, se conoció un nuevo caso de muerte por violencia policial en Arizona. Un hombre de 34 años que se negó a sacar la mano del bolsillo fue abatido allí el martes por el agente de una patrulla que hacía un control. El diario Arizona Republic informó que el policía persiguió al hombre y que ambos se enzarzaron en una pelea frente a la casa de este último. El agente pensó que tenía un arma y le disparó dos veces, pero la víctima sólo llevaba en el bolsillo unas pastillas analgésicas. Anoche, unos 200 manifestantes protestaron por la muerte de Rumain Brisbon, de 34 años, con una marcha a la jefatura de policía de Phoenix y el bloqueo de calles, capital de Arizona, donde ocurrió el incidente fatal.
Promesas. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, saludó el hecho de que las protestas fueran pacíficas y prometió reformar la policía para cambiar las normas de comportamiento. El New York Times publicó ayer que unos 22.000 policías de la ciudad harán cursos para aprender a gestionar crisis de otras formas antes de hacer uso de sus armas, además de que deberán llevar una pequeña cámara en sus uniformes.
Los manifestantes salieron a las calles después de que jurados de Ferguson (Missouri) y Cleveland (Ohio) también renunciaran a juzgar a policías blancos que habían matado a personas negras que iban desarmadas. En Ferguson murió en agosto el joven Michael Brown, de 18 años, mientras que en Cleveland fue abatido un niño de 12 años que llevaba una pistola de juguete.
Expertos independientes de la ONU denunciaron en tanto que hay "una preocupación legítima" por la posibilidad de que exista en Estados Unidos un patrón de impunidad a la brutalidad ejercida contra ciudadanos negros.
¿Un problema estructural?
Los casos de violencia policial por parte de funcionarios blancos contra sospechosos negros desataron en Estados Unidos una ola de protestas, pero sólo son un aparte de una situación de injusticia que el propio presidente Barack Obama calificó a comienzos de esta semana de "problema nacional".
Las protestas han lanzado la pregunta a la sociedad estadounidense de si en la policía existe un problema estructural de racismo. Medios citan estadísticas que prueban una gran desigualdad: por un lado, los ciudadanos negros son con mucha mayor frecuencia vigilados, enjuiciados y condenados. Por otro lado, apenas hay casos en que los funcionarios hayan pagado por la violencia ejercida.
La institución periodística independiente ProPublica calcula que en Estados Unidos el riesgo de morir a manos de la policía es 21 veces mayor para los jóvenes de piel negra que para los blancos. La base de esa cifra son los 1.217 casos que hubo entre 2010 y 2012. Y podría haber más, pues no todas las en torno a 17.000 comisarías que hay en EEUU aportan datos.
Ciudad liberal. La muerte de Nueva York no se produjo por disparos, sino por una llave que le aplicó el policía en el cuello. Pero el caso es comparable y ha desatado una ola de protestas. La ciudad se considera especialmente liberal y "postracial", donde el racismo está totalmente superado. La figura simbólica de la lucha contra el racismo es su propio alcalde, Bill de Blasio, que en la campaña prometió la abolición del "stop and frisk" (parar y cachear), una práctica policial que en la práctica permite registrar a cualquier viandante y que debe realizarse de forma arbitraria pero que en la práctica se dirige sobre todo contra latinos y negros. De Blasio se ganó el voto negro también por su trasfondo familiar: su mujer Chirlane McCray es una escritora negra y defensora de los derechos civiles. También apareció durante su campaña su hijo Dante, con su corte de pelo voluminoso a lo afro.
De Blasio aseguró que toda esta cuestión era para él algo "muy personal". El mismo explicó a su hijo que por su color de piel enfrentará en el futuro algunas limitaciones. El problema también es personal para Obama, que se mostró firmemente decidido a mejorar la situación. Pero como presidente de todos —blancos y negros— debe actuar con la mayor neutralidad posible.
Su aún fiscal general Eric Holder anunció tras la decisión del jurado popular de Nueva York el miércoles de no juzgar al policía por la muerte de Eric Garner que se investigará de forma "independiente, concienzuda y justa" a nivel federal la "trágica" muerte. También el caso de Ferguson se está investigando. Pero muchos defensores de los derechos civiles y comentaristas ya pronunciaron su sentencia: "Como nación, debemos luchar contra el racismo, porque son apabullantes las pruebas de que los prejuicios racistas siguen profundamente arraigados en la vida estadounidense", escribió el columnista del diario The New York Times, Nicholas Kristof. Y para ello no hay soluciones fáciles. Pero al menos, hay que hablar abiertamente de ello.
Nominada
Mientras el Departamento de Justicia abría una investigación sobre la muerte del neoyorquino, la fiscal del caso, tiene en sus manos otro asunto de alto perfil: su nominación para reemplazar a Eric Holder como fiscal general. Ambos casos pusieron a Loretta Lynch en el centro de los reflectores pocos días antes de que inicien las audiencias de confirmación en el Senado que estudian a los candidatos a fiscal; un corto período de tiempo en que los nominados a estos cargos normalmente prefieren guardar un bajo perfil para evitar convertirse en carne de cañón.