"La mañana de las malezas" no es un título de película, sino la trama real y concreta de un debate intenso que se desarrolló en la segunda jornada del XXII congreso de Aapresid. Si hay una misión clara y concreta en el campo de hoy es la de solucionar el tema de la aparición de especies tolerantes y resistentes que amenazan la productividad y el propio modelo agrícola imperante en la Argentina.
¿Existen soluciones? "La visión global y las estrategias de control para una misión sustentable" fue el primer título del debate en el cual Bryan Perry, especialista de de la compañía estadounidense Basf y Francisco Skora Neto, investigador Brasil, tuvieron a su cargo realizar una mirada del problema y las soluciones que puede aportar tanto la industria como la ciencia aplicada.
Perry pintó un panorama desalentador: "Estamos viendo resistencia a múltiples modos de acción. No sólo hay más malezas sino que están evolucionando. Por citar el caso más resonante, amaranthus está germinando antes de tiempo", disparó.
¿Cuándo es el mejor momento para tener malezas en el campo? "Nunca", se respondió a sí mismo el disertante. Y ¿cómo pueden los productores abordar estos problemas? Perry citó las cinco prácticas principales del control de malezas. "El primer paso suena básico, pero es identificar la maleza objetivo. Entender específicamente qué maleza es la que tenemos en el lote es extremadamente crítico para establecer el programa que encararemos". Luego, recomendó utilizar múltiples modos de acción efectivos, así como utilizar sitios de acción que tengan bajo riesgo de desarrollar resistencia. Por último, dijo que no hay que dejar que las malezas lleguen a producir más semillas. "Considerando que una semilla de amaranthus puede producir 600.000, con un 1 por ciento que se escape, imaginen el daño que puede hacer al año siguiente en su campo", advirtió.
Perry confesó que, de chico, en su campo familiar, le tocaba sacar a mano las malezas y que por eso se dedicó al negocio de los herbicidas: "Tenía que haber un mejor modo de solucionarlo", recordó. Sin embargo, hoy se ha vuelto a esa vieja práctica en Estados Unidos, tanto como en la Argentina. "No esperen. Los productores en el sur de EEUU lo tuvieron primero y los del norte no se preocuparon. Hoy el problema llega hasta Canadá. Es clave ser proactivos", finalizó.
Francisco Skora Neto, investigador del área de fitotecnia de la Universidad de Ponta Grossa (Brasil) eligió un comienzo de reminiscencias futboleras: “Ustedes son campeones del mundo en la agricultura conservacionista”, dijo.
Cobertura. En ese sentido, es que la importancia de los cultivos de cobertura (CC) en sistemas de producción no puede ser ajena. Hablamos de mejoría en las condiciones del suelo, físicas, químicas y biológicas además de su efecto positivo sobre la biodiversidad, el control de las malezas y las plagas”, indicó.
“¿Por qué no sería una buena opción? Muchos se preguntan: ¿por qué voy a gastar plata en culivos de cobertura si ya tengo algo natural?”, reconoció. El problema es que el barbecho está constituido por malezas: “Si dejo el campo libre habrá más malezas, mayor dificultad de control”, agregó.
Las plantas de cobertura no tienen en latencia a las semillas y las malezas, sí. Allí hay una diferencia fundamental que hace a las primeras mucho más fáciles de manejar. Mientras tanto, “la longevidad casi eterna de las semillas de las malezas” es lo que las convierte en un potente enemigo. “Nunca llegaremos a cero en el campo pero podemos reducirlo bastante”, dijo el especialista.
Cuando se utilizan cultivos de cobertura, el objetivo es lograr que las malezas no semillen, porque así es posible reducir la población. Pero la sustitución de los barbechos por cultivos de cobertura está en asociación con la aplicación de herbicidas, de acuerdo a lo explicado por Skora Neto: “Avena, raigrás, vicia, nabón forrajero, trigo, combinados con glifosato + 2,4 D + paraquat, por citar una reunión posible, siempre muestran mejores resultados que el barbecho, en combinación los mismos principios”, recomendó.
EFECTO EN LA PRODUCTIVIDAD. “No esperen un gran efecto en cuanto al rinde”, dijo el especialista brasileño a los productores presentes. “No es lo mismo que aplicar urea. El mejor efecto es para el control de las malezas”, agregó.
“La cuestión es saber dónde encajar esos cultivos de cobertura en sus sistemas de producción y cómo se comporta cada especie”, precisó. Entre las de invierno, Skora Neto mencionó a la avena como la más importante, centeno, raigrás, triticale, nabón forrajero, vicia (uno de sus problemas es el costo alto de la semilla). Además, la arveja forrajera, lupinos, lino, trébol encarnado completan la lista.
Entre las especies de verano citó al mijo perla, maíz denso, girasol denso, etcétera.
“Si son tan buenos los cultivos de cobertura, ¿por qué nadie los usa?”, se preguntó el disertante. La cuestión socioeconómica pesa. “En Brasil, como en Argentina, el productor no va a querer invertir en un cultivo que no le dé un ingreso más importante”. Otra dificultad es la cognitiva, en cuanto a la percepción de las ventajas. “Hoy su efecto sería bastante importante para evitar las malezas”. La logística también opera como limitante en algunos casos ya que muchas veces el productor está dispuesto pero no encuentra las semillas. “La última condición sería que los técnicos sepan la oportunidad que se abre por utilizar cultivos de cobertura”, dijo el especialista.
difíciles. Hacia el segundo bloque de la mañana, el objetivo fue poner el foco en las malezas más problemáticas en Argentina, dos complejos como amaranthus y gramíneas, vistos desde afuera.
Aaron Hager, especialista en ciencias vegetales y del suelo, de Illinois, se refirió al manejo de amaranthus, en un umbral de cero tolerancias. “Amaranthus es una especie muy problemática en nuestra región y desafortunadamente se está estableciendo también en Argentina”, reconoció y agregó que el mayor problema que allí se esconde es que “en poco tiempo, se dispersa tremendamente”.
Amaranthus tuberculatus y amaranthus palmeri han evolucionado desde el centro de Estados Unidos hacia el sur. “En los herbarios se encuentran registros anteriores a 1.900 de estas especies, signo de que hace muchos años que se viene moviendo”, señaló Hager y agregó: “Palmeri es muy difícil de manejar en su producción de semillas. Y la razón por la cual nos preocupa muchísimo es por su capacidad de competencia. En Estados Unidos las pérdidas de rinde para soja llegaron al 78% y para maíz a un 91%. Hemos visto pérdidas de hasta el 100% en nuestros cultivos”, dijo.
Frente a esta situación alarmante no hay táctica y estrategia que alcance. “Hemos tratado de hacer guías de recomendaciones para controlar la población bajo la idea de que la prevención va a ser siempre mejor que la erradicación”, dijo. La cuestión es establecer tácticas que puedan evitar la producción de semillas. “Sabemos que si tratamos de luchar cabeza a cabeza con el amaranthus palmeri vamos a perder, y mucho”, indicó.
EN ARGENTINA.“Sabemos que esta semilla no es nativa de aquí. Suponemos que vino de zonas de EEUU donde estaba bien establecido el palmeri y era resistente al glifosato”, indicó Hager. Bajo esa hipótesis, lo que preocupa acerca de la lista de resistencias que tiene esta maleza es que tiene un perfil muy similar a lo que ha sido A. Tuberculata en Estados Unidos. “Y a quienes no lo reconocen como un problema, tratamos de insistir desde el principio en que, con el tiempo, palmeri va a ser de las especies más dominantes”, aseguró Hager.
El especialista norteamericano reconoció intentos de tener una recomendación asociada con la biología del palmeri. Pero esta maleza “tiene sus reglas propias. No se va a adaptar a nuestro sistema, nosotros tenemos que adaptarnos a ella”. Es en la tasa de crecimiento en donde se registran mayores problemas. A. Palmeri muestra un patrón muy prolongado de emergencia (alrededor de 12 a 15 eventos); las semillas germinan de modo muy superficial respecto del suelo y tienen mayor índice de germinación que otras especies.
MANEJO. Basados en las características de emergencia es preciso controlar todas las plantas de palmeri antes de iniciar la siembra. Quitarlas con labranza o quemarlas con herbicidas. “No siembre en hileras existentes de palmeri y aplique una dosis completa”, expresó el especialista a modo de receta.
Quedó en claro que la clave para abordar el palmeri es controlar la semilla. Un manejo integrado es crucial.
Para el manejo integrado de malezas en raigrás también dio su receta. “Les decimos a los productores que tienen que combatir a las malezas y los productores nos preguntan cómo”, expresó el disertante. “Las estrategias más efectivas son las más complejas y caras. Pero aún con la más cara, el rinde extra asegura una ganancia mayor. Podemos gastar más pero, utilizando la técnica correcta, tendremos mayor rentabilidad”, propuso sin dudar.