El domingo pasado, un enfrentamiento entre cuidacoches terminó con seis autos dañados en avenida Illia y bulevar Oroño. Diez díaz antes, una moza del pub O'Connell's, de Jujuy al 2200, recibió un piedrazo en el pecho debido a otra pelea entre trapitos. Estos violentos cruces revelan un escenario agitado y la existencia de grupos organizados que están atentando contra la serenidad y el normal funcionamiento del barrio Pichincha.
Los hechos fueron confirmados por el concejal Rodrigo López Molina, quien aportó una visión analítica de un problema que se agudiza en la zona de Pichincha, pero que amenaza con extenderse a otros sectores de la ciudad. "Una vez más hay conflictos entre cuidacoches que terminan dañando o afectando la integridad física o los bienes de las personas", apuntó el representante de Unión PRO.
Y recalcó: "Lo que está produciendo este tipo de conflictos no sólo tiene que ver con una apropiación indebida del espacio público y una inacción del estado, sino que ya estamos presenciando peleas que se transforman en disputas de territorio. Y eso se produce porque hay cajas de recaudación por las cuales se pelean".
Pichincha, con su mística, su resurgir nocturno y la posibilidad de implementar estacionamiento sobre ambas veredas en determinados horarios, se presenta como un ámbito involuntariamente propicio para la actividad de los cuidacoches. Una acción que se intensifica, según el edil, por el flojo control del municipio. "Son verdaderas mafias que se apropian del territorio. Y cuando viene otro grupo a querer ocupar ese espacio, porque esa zona rentada genera mucho dinero, aparecen estos conflictos", destacó López Molina.
Bandas. "El diagnóstico está claro. Ya no se trata solamente de personas que ejercen una actividad por necesidad, de alguna manera informal para llevar un peso a su casa para darle de comer a su familia. Estamos en presencia de bandas organizadas que se disputan y pelean por territorio con violencia. Y eso tiene serias consecuencias para los vecinos".
"Tenemos en claro que los 20, 30 o 50 pesos que cobran no van a los bolsillos de los cuidacoches. Eso pasa a formar una caja de recaudación que, por fin de semana, a dos manos de estacionamiento, es una suma muy importante", agregó el edil.
Además de Pichincha, hay otros lugares de la ciudad que sufren inconvenientes similares. Las adyacencias de la Estación Fluvial son un claro ejemplo. Y este preocupante fenómeno se repite en zonas cercanas a los grandes espectáculos deportivos o musicales. "El municipio debe hacerse cargo del problema. Para eso tiene que usar todas las herramientas de control del espacio público. Hasta ahora no se hizo nada y en Pichincha los vecinos siguen rehenes de las mafias de los cuidacoches", reclamó López Molina.
En relación a la polémica actividad de los cuidacoches, Unión PRO tiene una postura tomada. "Nosotros enviamos un proyecto planteando la prohibición de los cuidacoches en zonas de alta presencia de público masivo", recordó el concejal. "Con la prohibición queremos darle al municipio una herramienta más de control. Porque hoy Tránsito, la GUM, Control Urbano o los inspectores en general, no pueden actuar porque dicen que si no media una amenaza o una extorsión, no hay ningún tipo de delito. Con estos últimos casos en Pichincha estamos viendo que sin mediar una amenaza, la propia disputa del territorio termina generando daños a los vecinos", alertó.
"Algo hay que hacer, porque los vecinos están rehenes del apriete y de un elemento nuevo, ya que no sólo los llevan a pagar para que no sufran ningún daño su vehiclulo, sino que aún pagando no están exentos de sufrir daños con estas peleas de bandas por territorio. El fenómeno avanza, cada vez son más cuadras y más lugares. Promovemos la prohibición porque hasta ahora el municipio parece atado de pies y manos", concluyó.