Nicolás Maduro fue proclamado presidente electo de Venezuela, mientras miles de opositores chocaban con las fuerzas de seguridad en Caracas y en otras ciudades de Venezuela y denunciaban fraude, tras una elección mucho más cerrada de lo previsto que llevó al líder opositor, Henrique Capriles, a desconocer el resultado, exigir un recuento de todos los votos y convocar marchas de protesta contra un gobernante "ilegítimo". Maduro, por su lado, no duró en considerar "golpistas" las denuncias de la oposición. La situación política del país ha quedado de este modo imprevistamente inestable, luego de que Maduro y Capriles casi empataran en los comicios presidenciales del domingo.
En una breve ceremonia, la presidenta del Consejo Nacional Electoral CNE), Tibisay Lucena, entregó a Maduro el certificado que lo acredita como presidente electo. Maduro debe jurar ahora para el mandato 2013-2019. Según el CNE, ganó la elección del domingo con el 50,66 por ciento de los votos (7.505.338) frente al 49,07 por ciento de Henrique Capriles (7.270.403), una diferencia de sólo 1,68 por ciento, menos de 275.000 votos.
"Hemos triunfado, ellos pretenden vulnerar la mayoría, la voluntad popular", sostuvo de inmediato Maduro. "Quien pretende vulnerar la mayoría de la democracia está llamando a un golpe de estado, y yo denuncio que en Venezuela está en camino la preparación de un intento de desconocimiento de las instituciones democráticas", dijo Maduro en la sede del CNE.
Choques callejeros. Las tensiones estallaron en las calles de Caracas, donde se desplegaron en forma masiva fuerzas antimotines y tanquetas en edificios y avenidas. Los manifestantes chocaron con la policía en varios puntos de la ciudad. La policía respondió con dureza, usando gases lacrimógenos y bastones. "Lo que salió ayer en televisión fue fraude, eso es una mentira. La oposición ganó y ellos lo saben", dijo Brian Alvar, una de las personas que salieron a reclamar a las calles. La protesta cortó el tráfico en la principal avenida de la capital. Un nutrido contingente de fuerzas de seguridad pertrechadas con escudos y armas antimotines trataron de dispersarlos, pero la "guerrilla" entre manifestantes y uniformados continuó durante horas. Protestas similares se observaron en el interior del país.
Capriles se negó a reconocer los resultados desde la misma noche del domingo, y acusó de ilegitimidad a Maduro. A la vez lanzó un reclamo para revisar los votos (un recuento total, del 100 por ciento de los sufragios), reclamo que fue respaldado por la Unión Europea, Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA). "¿Cuál es el apuro? ¿Por qué correr ahora a proclamar? ¿Qué están escondiendo?", se preguntó ayer el candidato, quien llamó a sus seguidores a un cacerolazo, que se cumplió en forma masiva anoche en Caracas y otras grandes ciudades.
Capriles convocó a los venezolanos a marchar hoy ante las sedes regionales del CNE en todo el país para pedir que se abran las urnas y se cuente voto por voto. Y dijo que mañana él mismo encabezará una caravana hasta la sede nacional del CNE. En tanto, Maduro también llamó a los chavistas a salir a las calles, lo que hace prever choques graves entre ambos bandos.
En contraste con esta actitud de denuncia activa, en octubre pasado Capriles reconoció su derrota ante Hugo Chávez, quien lo venció entonces por 55 por ciento a 44 por ciento de los votos. La muerte de Chávez el 5 de marzo llevó a convocar las elecciones del domingo. Según fuentes de la oposición citadas por la agencia Reuters, sus números le dan una ventaja a Capriles de 300.000 votos. "Capriles pidió abrir las cajas y contar los votos, y tiene derecho ya que representa a la mitad del país", comentó José Ramón Sierra, un electricista de 35 años.
Desde el oficialismo aceptaron realizar una auditoría electrónica de todos los votos, pero rechazaron la posibilidad de que se abran las urnas. En Venezuela el voto es electrónico, pero a la vez se produce una constancia en papel de cada sufragio. La oposición asegura que estos "votos físicos" no coinciden con los electrónicos. Ayer había denuncias de destrucción de los comprobantes y pérdida de cajas. En las redes sociales se observaron fotos de vehículos particulares cargados con urnas electorales.
La Organización de Estados Americanos (OEA) ofreció a Venezuela un equipo de especialistas electorales, exhortando a los dos bandos al diálogo para calmar los ánimos. La Casa Blanca también dijo que una auditoría de los resultados sería una buena salida. "Dado el ajustado resultado, el candidato opositor y al menos un miembro del CNE han pedido una auditoría del 100 por ciento del resultado", señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. "Esto sería un paso importante, prudente y necesario para asegurar que todos los venezolanos tengan confianza en estos resultados", agregó. La Unión Europea se sumó a este criterio. En cambio, Brasil, Argentina, México y Colombia dieron pleno apoyo a Maduro y lo reconocieron como presidente electo.
La visión de Boudou. El vicepresidente argentino, Amado Boudou, incluso celebró la victoria de Nicolás Maduro y señaló que el chavismo "es un proceso que mejoró la calidad de vida" en Venezuela. "Fue una jornada democrática", dijo el titular del Senado,. Según Boudou, "como pasa en Estados Unidos, o en Europa, se gobierna con mitades" en Venezuela. Está previsto que la presidenta Cristina Kirchner viaje el próximo jueves a Venezuela, para asistir a la asunción del electo presidente. El gobierno argentino apoyó abiertamente la candidatura de Maduro.
La mínima victoria de Maduro amplía los enormes retos económicos que enfrenta en el corto plazo, con unas finanzas públicas presionadas, una creciente inflación y un severo desabastecimiento de productos básicos. El nuevo líder salió debilitado, con la posibilidad de presiones en sus propias filas. El chavismo es una amalgama heterogénea de izquierdistas radicales, políticos pragmáticos, militares conservadores y empresarios unidos por el liderazgo de Chávez. Queda por ver cómo enfrentará Maduro las crecientes distorsiones económicas que generaron los controles del Estado en materia cambiaria y de precios, que están asfixiando al sector privado.
Dura advertencia a España
Nicolás Maduro advirtió a España que tenga “cuidado. Esperamos que rectifiquen a tiempo porque si no tomaremos medidas ejemplares de todos los órdenes: económicas, diplomáticas y políticas. No voy a aceptar que se mancille la soberanía y la dignidad del pueblo venezolano”, dijo en respuesta a declaraciones del ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, que pidió “diálogo” frente a la “polarización muy fuerte” evidenciada en las elecciones.