Selva Alemán encabeza el elenco de “Huellas de tinta” junto a Arturo
Puig y Fabián Vena que se presenta mañana, a las 20, en el teatro La Comedia (Mitre y cortada
Ricardone). El espectáculo, contó la intérprete, “tiene que ver con recuperar la palabra y
las ideas” a través de textos de Niní Marshall, Alberto Migré, Osvaldo Dragún y Eduardo
Mignogna. Al finalizar, la compañía Giro en U ofrecerá la coreografía “Ataque de
bolero”. La entrada será libre y gratuita.
La actriz, poco antes del doloroso momento que después atravesaría a raíz de la
muerte de Romina Yan, también contó a Escenario cómo está viviendo la experiencia de interpretar a
Gracia Heredia, la malvada abuela del personaje de Juana Viale en “Malparida” y
consideró que si los villanos irrumpen con fuerza en pantalla chica no es casual: “En
definitiva la ficción se nutre de la realidad”, aseguró.
—¿Cómo surge la idea de “Huellas de tinta”?
—Surgió el año pasado en una Feria del libro que organizó el espacio de
Argentores donde se hizo un homenaje a los distintos autores de la radio, el cine, la televisión y
el teatro. Esto fue organizado por Marcelo Mangone que hizo el script y la dirección del
espectáculo. Fue tan bien y tan bien recibido por el público que Argentores decidió volver a
hacerlo. Y así ocurrió en el año del centenario de Argentores, como un homenaje un poco mayor por
un convenio con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
—¿Cuál es su participación?
—Yo abro el espectáculo con un monólogo de Osvaldo Dragún. Luego Arturo
hace un monólogo de “Rolando Rivas, taxista”, y en el final Arturo y yo hacemos un
diálogo de la película “Sol de Otoño”, que en la película lo hacían Norma Aleandro y
Federico Luppi. Esto fundamentalmente tiene que ver con recuperar la palabra y las ideas junto a un
grupo de actores y actrices.
—¿Cree que los villanos, como Gracia en “Malparida”, hoy son
los más aceptados por el público?
—La verdad que mi Gracia Herrera pegó muy bien. No sé si son los más
aceptados, pero por lo menos es muy entretenido hacerlos. Creo que los villanos se permiten hacer
cosas que en la fantasía todos querríamos hacer y no nos lo permitimos por educación, por
civilidad. De alguna manera es echar a volar los fantasmas y los diablos, que salgan.
—¿Qué determina que algunas novelas tengan la aceptación de
“Malparida” y otras como “Secretos de amor” terminen abruptamente?
—Creo que siempre es fácil encontrar en los éxitos porqué funcionan las
cosas. En realidad en el espectáculo uno nunca sabe qué va a funcionar o qué no. Mi visión, por lo
poco que vi “Secretos de amor”, es que era una novela más para la noche que para la
tarde y tuvieron un cambio de autores al poco tiempo de empezar. A veces la tele está muy caníbal,
no le da tiempo a nada. Creo que hay que tener paciencia y darle tiempo a las cosas.
—¿Hay suficiente ficción en televisión?
—Creo debería haber mucha más ficción y no debería permitirse que hubiera
tantos programas que hablan de los mismos programas de la tele, esta cuestión que se realimentan.
En definitiva uno está viendo el mismo programa en distintas horas en todos los canales.
—¿Cómo lo toma el público?
—Me parece que se deberían apoyar un poco más nuestras ficciones en el
sentido de que no es solamente defender a los actores, sino también una fuente de trabajo para
autores, directores, equipos técnicos, artísticos y de producción. Detrás de cada ficción se mueven
alrededor de 50 personas. Creo que el público debería concientizarse un poquito más y apoyar un
poco más la ficción argentina.
—La violencia, la venganza y el sadismo aparecen como temas recurrentes
cuando una ficción decae. ¿Esos temas tienen un correlato con la actualidad?
—Sí, creo que sí. Tiene totalmente que ver. En definitiva la ficción se
nutre de la realidad. Nosotros estamos viviendo una violencia espantosa en este país. Negarlo es
muy necio. Creo que tenemos que estar todos muy atentos para que esto ocurra cada vez menos. Sobre
todo por el lado de la educación. Creo que tanta violencia es el resultado de no haberse
preocupado, y lo digo desde el gobierno. Esto es una cuestión de educación y falta de trabajo.
Estas dos cosas juntas me parecen explosivas.
—¿El amor como eje de la telenovela clásica está cediendo lugar a otros
temas?
—No, creo que el amor sigue y seguirá estando en la medida que haya
pasiones, buenas y malas. Sin amor no hay odio ni hay venganza. Es todo. El amor es
fundamental.