Los venezolanos acudían a mercados y negocios de electrodomésticos buscando anticiparse al nuevo tipo de cambio que imperará tras la devaluación anunciada el viernes por el gobierno, que pretende oxigenar las finanzas del país acuciado por un elevado gasto público y una inflación feroz.
Las autoridades ordenaron devaluar el bolívar un 31,7 por ciento desde las 4,3 unidades por dólar que se habían fijado como tipo de cambio oficial a principios del 2011, a 6,30. Se trata de una valorización del dólar del 46,5 por ciento respecto del bolívar "fuerte", creado en 2008 luego de quitarle tres ceros a la anterior moneda. Una decisión que formó parte de un paquete de ajuste económico tras un año de fuerte gasto público. "La gente se toma esto de la devaluación como un juego, me preguntan si ya devalúe mis precios. En vez de estar jugando deberían protestar, porque lo que hizo el gobierno es un asalto al pueblo", dijo Ana María Piñango, una vendedora de un mercado de la capital.
Dependencia. La economía venezolana, que depende de las exportaciones petroleras para el ingreso de 9 de cada 10 dólares que circulan y alimentan la entrega de divisas mediante un rígido control de cambios, había experimentado una creciente presión devaluatoria.
Fue la quinta devaluación desde que en 2003 se instauró el control cambiario en Venezuela, y se espera que mitigue la escasez de divisas que ha ralentizado las importaciones en los últimos meses, generando una frecuente escasez de alimentos y bienes esenciales.
La medida había sido postergada recurrentemente ante la inestabilidad política que trajo la intempestiva ausencia del presidente Hugo Chávez para someterse a una operación por su cáncer en La Habana el pasado 11 de diciembre. En los dos meses que el mandatario acumula sin ser visto ni oído en público, el vicepresidente Nicolás Maduro ha asumido las riendas del país, con el apoyo del presidente del Legislativo, Diosdado Cabello, y el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez.
"Estaremos trabajando con Cadivi estos días para la modificación de la tasa y considerar las divisas que habían sido solicitadas. Nos toca un arduo trabajo", dijo ayer el ministro de Finanzas, Jorge Giordani, quien fue la principal cara del gobierno que el vienes a la tarde anunció la devaluación. La Cadivi, la comisión que administra la asignación de divisas en el país, tendrá un nuevo ente para supervisarla integrado por varios ministerios.
Mientras muchas personas se apuran en comprar pasajes aéreos o bienes durables para anticiparse al efecto de la devaluación, que se hizo a las puertas de un feriado por Carnaval, la oposición no ocultó su ira sobre una decisión que había sido desmentida por las autoridades. "Sólo en enero la inflación fue del 3,3 por ciento. ¡Ahora devaluación! Binomio Maduro-Cabello se tomó en serio acabar con nuestra Venezuela, no se lo permitiremos", dijo vía Twitter el principal líder opositor, Henrique Capriles. Se espera que el nuevo tipo de cambio entre en vigencia el miércoles próximo.
Las autoridades no sólo ajustaron el tipo de cambio, sino que también eliminaron un sistema alternativo de asignación de divisas que manejaba el Banco Central y, que a un tipo de cambio de 5,3 bolívares por dólar, había servido de refugio a viajeros e importadores de bienes "no esenciales". Economistas y expertos han advertido que sin un mecanismo de reemplazo del Sitme, como se conocía al sistema manejado por el Banco Central, la inflación, que hasta enero acumuló una variación anualizada del 22,2 por ciento, tendrá que resistir además la presión del alza del dólar informal. Tras el anuncio, la cotización informal del dólar, que no tiene una referencia de precios confiable, comenzó a subir hasta triplicar el nuevo tipo de cambio oficial (Nota: los periodistas en Venezuela tienen prohibido mencionar el valor del dólar informal).
Sin embargo, Giordani, acotó que los dólares solicitados hasta el 15 de enero se liquidarán a 4,3 bolívares por dólar y durante tres meses más se seguirán entregando divisas a ese precio para algunos bienes. "No he subido los precios. No se puede porque la gente se obstina y deja de comprar y me quedo con el producto", contó Omar Gonzalez, un vendedor de frutas de 48 años.
Control de precios. En Venezuela también impera un control de precios que se ha ido haciendo más estricto con el paso del tiempo para abarcar toda la cadena de comercialización de bienes esenciales, como alimentos y medicinas. Pero ni siquiera la vigilancia más férrea logra evitar que la devaluación se traslade a los precios al consumidor en una economía que importa la mayor parte de lo que consume. "Seguro que el miércoles sube todo, así que hay que aprovechar. Lo que no se puede comprar son electrodomésticos, línea blanca, muchos comercios están cerrados hasta que pongan nuevos precios", narró Alicia León, una ama de casa de 67 años, mientras arrastraba su carrito lleno de compras.