Aunque siempre hubo y habrá abnegados que el Día del Padre prendan el fuego para el asado o
amasen una tallarinada, los restaurantes y bares de Rosario trabajaron a pleno ayer para agasajar a
los papás. Con menúes adecuados a distintos bolsillos, la enorme mayoría se llenó y muchos incluso
dejaron a comensales afuera porque las reservas de días previos ya les prometían que estarían
colmados. Acorde con estos tiempos, no faltaron los padres que festejaron dos veces, con tandas de
hijos producto de diferentes parejas o con familias ensambladas que incluían a “los míos, los
tuyos y los nuestros”.
Mesas grandes, con abuelos, padres e hijos fueron la postal repetida en
la mayoría de los restaurantes. “Para como veníamos los fines de semana previos, incluso en
los feriados, no esperábamos trabajar tanto”, se sinceró la encargada de El León, donde
48 horas antes del festejo ya no había lugar para más reservas y, así y todo, recambio de mesas
mediante, no dejaron a nadie afuera.
Como no podía ser de otro modo, los locales que ofrecen peloteros y
otros entretenimientos para los más chiquitos ayer figuraron entre los más concurridos. En La
Edelfina (Pueblo Esther), los animales de la granja interactiva, los juegos y el parque dieron a
los grandes la oportunidad de comer sin preocuparse del aburrimiento de sus hijos. Nada mejor para
un Día del Padre.
En el recién inaugurado restaurante del hotel Savoy eran las 18 y la
gente todavía no abandonaba las mesas ni la barra. “Espectacular, fue todo un éxito”,
aseguraron desde el local, cuyas reservas obligaron a que muchas familias llegadas sobre la hora
tuvieran que salir a buscar otra alternativa.