Washington.- La campaña para las elecciones de noviembre de 2012 en EEUU lleva meses calentando motores, pero el verdadero escopetazo de salida se dará mañana, con las primeras votaciones de preselección de candidatos republicanos en el "caucus" de Iowa.
Mientras el actual presidente, Barack Obama, cuenta con la ventaja de no tener que someterse a un proceso de selección ya que es el único candidato demócrata, el "Grand Old Party", como se conoce popularmente a la formación republicana, tiene todavía que decidir quién será el elegido -o elegida- que tratará de recuperar en noviembre de 2012 la Casa Blanca perdida cuatro años atrás.
El proceso interno comenzará en Iowa y se extenderá hasta el 26 de junio, con la última votación republicana prevista en Utah antes de que el candidato (o candidata) sea proclamado oficialmente en la convención republicana que se celebrará a finales de agosto en Tampa, Florida.
Tirar la toalla. A Iowa concurrirán siete precandidatos. Pero se espera que conforme vayan celebrándose las elecciones internas la lista adelgace progresivamente, a medida que los aspirantes con peores resultados abandonen una carrera muy costosa económica y también personalmente, como han podido comprobar algunos de los rivales ya deslindados. Ese fue el caso del empresario devenido en político Herman Cain, quien tiró la toalla tras descubrírsele varios escándalos sexuales.
Los siete aspirantes todavía en liza no han perdido ocasión estas últimas semanas de lanzarse acusaciones mutuas en un intento de descalificar a sus máximos rivales.
El panorama, por el momento, no es nada claro: los sondeos -una herramienta muy valorada en EEUU para marcarle el pulso a la opinión pública- vienen dando bandazos en materia de preferencias entre candidatos. Según analistas, esta es una muestra de que ninguno de los aspirantes a hacerse con la candidatura republicana a la presidencia acaba de convencer totalmente a los electores.
Una larga lista. El único que se ha mantenido más o menos estable en lo más alto de las preferencias republicanas es el ex gobernador por Massachusetts Mitt Romney. Romney, que ya intentó llegar a la presidencia en 2008, asegura que su experiencia como empresario lo cualifica para dirigir al país en momentos de fuertes vaivenes económicos. Sin embargo, analistas afirman que este millonario no acaba de convencer a la base más conservadora del Partido Republicano ni a los que miran con recelo su religión mormona.
A Romney le siguen muy de cerca -a veces por encima, a veces por debajo- el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, el gobernador de Texas Rick Perry y el congresista libertario Ron Paul, también texano.
Más lejos se sitúan la congresista ultraconservadora Michelle Bachman, la única mujer que concurre a la candidatura republicana; el ex senador por Pennsylvania Rick Santorum -justo antes de Iowa su nombre volvió a sonar con fuerza- y el ex gobernador de Utah y hasta hace no mucho embajador en China bajo el gobierno de Obama John Huntsman.
Puntos en común. En lo único que parecen estar de acuerdo los aspirantes a candidatos es en que el rival a batir en noviembre, Barack Obama, lo hizo todo mal.
También coinciden ampliamente en que Ronald Reagan es el mejor presidente de la historia de EEUU y por lo tanto un modelo a seguir, y que la economía es la mejor arma arrojadiza contra el actual inquilino de la Casa Blanca.
En un ambiente social en lo que todo lo que huele a Washington parece crear alergia a muchos estadounidenses desencantados con la crisis y los políticos en general, todos llevan también meses enzarzados en una especie de carrera por demostrar quién es el más conservador y el más "antiestablishment", además de rivalizar en quién tendría más mano dura en política internacional.
Arma de doble filo. Esto, sin embargo, parece estar inquietando desde ya a una cúpula del Partido Republicano que ha visto cómo su apuesta en las elecciones legislativas del año pasado por los candidatos del ultraconservador Tea Party, si bien le permitió recuperar la Cámara de Representantes, ha dificultado enormemente el proceso político de Washington, hasta el punto de que el Congreso está tan mal valorado como pocas veces antes en la historia.
Por otro lado, observadores consideran que un candidato más "moderado", como podría ser Romney, quizás sería demasiado similar a Obama para marcar realmente una diferencia con el rival a batir.
Al contrario que en otros sistemas políticos del mundo, la decisión estará en manos de las bases del partido que mañana comenzarán la selección de los aspirantes. Salvo candidaturas sorpresa de último momento -algo inusual pero no descartable, recuerdan los expertos- de entre los siete rivales aún en competencia en la fría Iowa deberá surgir la alternativa republicana a Obama que será proclamada oficialmente en el congreso del partido que se celebrará en la cálida Tampa.