No tiraron manteca al techo, pero al menos “salvaron el día”. Esa fue la conclusión, palabras más, palabras menos, a que arribaron los comerciantes del centro que ayer, último domingo previo a la Navidad, decidieron abrir las puertas de sus locales. De hecho, no fueron muchos, pero sí los suficientes como para que se viera a buena cantidad de gente caminando cargada de paquetes por la peatonal. En los casos de las cadenas, en general resolvieron trabajar en un solo negocio. Y en la mayoría de los pequeños, fueron los dueños quienes tomaron la posta. “No valía la pena hacer venir a los empleados; aparte, bastante tienen ya con lo que van a trabajar durante la semana”, dijo Gerardo, propietario de Indira, un local de indumentaria de galería Rosario. Su colega Marcelo, de Russia, a la entrada de la galería Favorita, lo sintetizó así: “El movimiento no fue «ah, ah», pero cumplimos y zafamos los gastos”.
En términos generales, abrieron las grandes tiendas como Falabella, Borsalino, Sport 78, Royal, Grimoldi o Arredo. Sobre la peatonal trabajaron también varias librerías y jugueterías (con el obvio protagonismo que adquieren sus productos en las fiestas), zapaterías, casas de novedades y bijouterie, Musimundo (pero no su competencia Frávega y Garbarino), algunas marroquinerías y locales de indumentaria deportiva, femenina, masculina e infantil.
Las galerías Del Paseo, Rosario, La Favorita, Libertad y Paseo Peatonal fueron las que ayer estuvieron abiertas, aun cuando en su interior buena parte de los locales permanecieron cerrados.
Aun así, los negocios que resolvieron trabajar se vieron llenos. “Abrimos hace un rato, pero hasta ahora no paramos de atender, entra mucha gente a pesar de que haya tantos otros locales cerrados”, afirmó Miriam, la encargada de Potpourrí.
Previsiblemente, los comercios de artículos para niños, como Una Aventura Calzado Infantil, en la galería Libertad, fueron de la misma partida y trabajaron a pleno.
“Yo diría que el movimiento fue «maso», no algo como para decir «ah, ah», pero cumplimos, salvamos el día, zafamos los gastos”, sostuvo el propietario de Russia.
Los negocios con varias sucursales en el centro en general concentraron la actividad en un solo local o, a lo sumo, en dos. Ese fe el caso de Indira, Arredo, Rotel, Chenson y otros.
Y donde claramente se vio la mayor cantidad de locales abiertos fue sobre Córdoba, entre Mitre y Sarmiento, algo menos en dirección al río y algo más hacia el Shopping del Siglo, que ayer extendió su horario habitual de los domingos entre las 10 y las 22.
La mayoría de los empleados y dueños coincidieron en que el movimiento fue menor al de un día de semana común, pero lo suficiente como para que valiera la pena haber abierto, al menos por unas horas.
Otra opción. “La cosa era ofrecer una alternativa para que no se concentrara todo en el Alto Rosario y El Portal”, dijo Cecilia, de Extra Large, en el Shopping del Siglo, para quien las ventas fueron “tranquilas, pero obviamente mejores que las de cualquier otro domingo”.
Y en cuanto a los compradores, se vio a mucha gente de localidades cercanas a Rosario y otra que salió a hacer sus compras navideñas porque trabaja el resto de los días. “Vine hoy porque durante la semana se me complica, pero igual es algo excepcional porque estoy de acuerdo con el descanso dominical”, aclaró Alejandra, con una bolsa de zapatillas recién compradas para su nieto Milton.
De hecho, la decisión de abrir los locales fue tomada por un grupo de comerciantes céntricos con respaldo de la Asociación Empresaria, pese a que sus dirigente apoyaron la lucha de los mercantiles para que no se trabaje domingos ni feriados.
En este caso, el presidente de la entidad, Ricardo Diab, justificó la medida como algo “excepcional”, al entender que se trataba de una “oportunidad” que “puntualmente” podía aprovecharse.
Y el hecho de poder llegar en auto, e incluso estacionar en la calle, también jugó a favor: durante casi todo el día, en el microcentro costó encontrar un solo lugar libre.