Martín, Cristian y Federico Santoro, los hermanos verduleros sospechados de
tener vinculación con los homicidios de tres personas mayores ocurridos en el último mes, pasaron
ayer por los Tribunales provinciales para prestar declaración indagatoria por uno de los episodios
que conmovieron a barrio Parque: el asesinato de Susana García de Giménez, una vecina que vivía a
pocos metros del negocio del padre donde trabajaban los acusados. En un acto procesal que llevó
casi cuatro horas, Cristian y Federico respondieron preguntas y negaron en forma terminante
cualquier responsabilidad sobre ese hecho. Martín, en tanto, prefirió abstenerse y remitió sus
dichos a la declaración que había realizado un día antes frente a la jueza María Luisa Pérez Vara,
quien tiene a su cargo la investigación del asesinato de un jubilado de Zavalla.
Tras la medida de ayer, los Santoro quedaron formalmente acusados de homicidio
agravado para encubrir otro delito (críminis causa), que en este caso sería el robo. Esa
tipificación legal es provisoria, dijeron fuentes judiciales, pero si llegara a quedar firme al
momento de dictarse sentencia prevé una sanción de prisión o reclusión perpetua.
Hermetismo. El trámite procesal estuvo presidido por el juez de Instrucción
número 7, Juan Andrés Donnola, que interviene en la causa por la muerte de García de Giménez.
También participaron el fiscal Eduardo Paz y los abogados defensores de los imputados, Raúl Superti
y Rafael Tamous.
Si bien no trascendieron detalles de las declaraciones por el hermetismo
impuesto por las partes, trascendió que los hermanos estuvieron unas 4 horas en Tribunales y que
dos de ellos aceptaron responder preguntas y le dijeron "en forma contundente" al juez que eran
inocentes. Luego volvieron a su lugar de detención.
Luego de las indagatorias, el juez Donnola se preparaba para enviar, entre hoy y
mañana, todas las actuaciones al juzgado de Instrucción 5, a cargo de María Luisa Pérez Vara. Esa
jueza era la que estaba de turno el día que mataron a José Ramón Savini, quien tenía 74 años y
vivía en la localidad de Zavalla. El homicidio ocurrió el miércoles 12 de mayo y sería —hasta
el momento— el primero de la saga en la que presuntamente participaron los Santoro.
De acuerdo a las normas procesales que rigen en la provincia, es el tribunal que
interviene en el primero de los hechos investigados el que debe "acumular" las causas originadas
posteriormente con los mismos imputados.
Por ese motivo se espera que en los próximos días, Cristian y Federico sean
citados a indagatoria para responder por la muerte de Savini ante la jueza Pérez Vara. Uno de
ellos, Martín, ya declaró el lunes y negó su participación en el hecho.
La mujer. Una vez que la magistrada reciba todas las actuaciones que realizó su
colega también estará en condiciones, además de indagar a los hermanos, de resolver la situación de
Natalia L., de 28 años y empleada de la verdulería de Riobamba y Francia. Sobre la mujer no hay una
acusación formal, pero se sospecha que pudo actuar como "entregadora" de Savini, ya que conocía a
la víctima porque era del mismo pueblo.
Natalia L. quedó demorada el sábado pasado en el marco del mismo procedimiento
en el que cayeron los hermanos Santoro. De acuerdo a lo que se pudo establecer, la chica es oriunda
de Zavalla y una hermana suya había cuidado a un hermano mayor de Savini. Los investigadores
sospechan que en aquella situación se habría gestado el plan que colocó al locutor zavallense en la
mira de los homicidas.
En ocasión de los allanamientos del fin de semana, y como las pruebas en su
contra no eran suficientes, el juez Donnola le tomó a Natalia L. declaración informativa, que es un
rango intermedio entre la declaración de un imputado y la de un simple testigo. "Será (la jueza)
Pérez Vara quien deba evaluar y resolver, en base a su investigación, si existen indicios fuertes
como para acusar formalmente a la chica también", consignó una fuente tribunalicia.
Los hermanos Santoro fueron detenidos el sábado durante siete allanamientos
realizados en Rosario y en Villa Gobernador Gálvez. El mayor de ellos, Martín, fue sorprendido en
la puerta de su casa de Villa Gobernador Gálvez cuando guardaba en una Mercedes Benz Sprinter un
acordeón, un teclado y un equipo musical que pertenecían a Savini. De acuerdo a la investigación,
otro indicio que lo compromete sería ese vehículo, ya que un vecino de Zavalla declaró haber visto
uno con esas características estacionado la tarde del 12 de marzo, cuando mataron a Savini.
Además, en la casa de pasaje Coffin y Francia donde vivían Cristian y Federico,
la policía halló perfumes, cremas y otros elementos que pertenecían Susana García, la vecina de
Riobamba al 3000 (ver aparte). Como parte de las pesquisas también se realizaron escuchas
telefónicas que vincularían a, al menos, dos de los hermanos.