Hay un regla nunca escrita del fútbol que dice que a los goleadores jamás hay que mandarlos a la hoguera por más que atraviesen sequías prolongadas en la red. Porque siempre se reinventan y suelen renacer en el momento menos esperado para ratificar los pergaminos y reeditar el romance inquebrantable con la gente. La referencia es para el centrodelantero leproso Ignacio Scocco, que esta enemistado con el gol y a esta altura del torneo necesita como el agua mandar la pelota al fondo del arco para volver a experimentar esa sensación única de sentirse el amo y señor del partido. El último grito de Nacho se remonta al 10 de noviembre del año pasado, en la victoria rojinegra por 3 a 1 ante San Lorenzo, en el Coloso.
El sábado ante Sarmiento, en Junín, Nacho tiene una inmejorable oportunidad para volver a ponerse el delantal de maestro del gol que supo ser en el pasado reciente. Antes, todo lo que tocaba lo convertía en oro, en grito, en gol y en puntos para Newell’s. Eso, en especial en la era del Tata Martino, lo catapultó a la estatura de ídolo en el Parque.
Por eso su último regreso en esta etapa generó una ilusión inconmensurable en la tribuna rojinegra. Pero entre las lesiones y la falta de ritmo que arrastraba de sus pasos por Inter de Brasil y Sunderland de Inglaterra jamás logró asemejarse al goleador endiablado que supo encandilar a los hinchas.
En este 2015 Nacho realizó una dura pretemporada a la par del grupo en los médanos de Necochea, algo que él mismo mencionó que necesitaba. Y ahora está buscando su mejor puesta a punto futbolística. En los partidos que se llevan disputados del torneo realizó un gran desgaste físico buscando espacios y presionando al rival en la salida. Pero le costó ser protagonista de chances netas de gol, salvo algunas ocasiones muy puntales. Su mejor performance la tuvo en la última fecha ante Crucero del Norte, en la que pudo patear al arco en varias oportunidades, de manera certera y puso en aprietos al arquero Germán Caffa.
Pero por sobre todas las cosas exigió a sus marcadores y fue vital en la generación de los dos tantos que anotó el equipo rojinegro ante Crucero. Porque en la primera conquista Nacho fue a buscar una pelota al vacío y Caffa tras arrojarse al piso le cometió penal, el que Maxi Rodríguez enseguida canjeó por gol. Y en el segundo tiempo Scocco fue a presionar al arquero rival, que despejó de manera defectuosa, para que otra vez Maxi embocara al arco y decretara el 2-0 definitivo.
En el fútbol no hay lógica y mucho menos se puede apelar a razonamientos matemáticos para aventurar que un futbolista esté cerca de convertir un gol. Pero si se hace un repaso del crecimiento en protagonismo en el juego que viene teniendo Nacho desde la primera fecha hasta ahora se puede inferir que “su gol está cada vez más cerca de llegar”.
Scocco espera el desahogo más que nadie y es entendible que a medida que pasan los minutos sin convertir la ansiedad vaya en aumento en la piel del centrodelantero. Ningún nueve está cómodo ni tranquilo cuando las redes le son esquivas. Pero saben que lo peor que les puede pasar es dejarse llevar por el nerviosismo. Los nueve de raza suelen tener la paciencia que necesita una araña para tejer en el aire. Entienden que tarde o temprano el gol llegará como una fruta madura. Deben estar en el sitio justo en el momento indicado.
Nacho volvió para gritar goles y le está costando reconciliarse con la red. Pero también hay que decir que el nueve es parte de un engranaje colectivo que todavía no genera oportunidades en calidad y cantidad para que el centrodelantero se floree.
La efectividad del nueve
Desde el punto de vista estadístico, Ignacio Scocco tiene dos etapas bien diferenciadas en Newell's en estos últimos tiempos. Cuando arribó en el segundo semestre de 2012 fue el gran artífice de las campañas de Gerardo Martino que tuvieron su punto de gloria en el título del Torneo Final 2013. Con el Tata (en menos de un año) hizo 30 goles en 46 partidos. Estos números lo llevaron a ser el goleador del Inicial 2012 con 13 goles, junto a Facundo Ferreyra de Vélez. Mientras que en el Final 2013, cuando Scocco ganó su segundo título con la casaca rojinegra, compartió la cima de la tabla de goleadores del torneo junto a Emanuel Gigliotti (Boca), con 11 goles. Además hizo 6 goles en la Copa Libertadores 2013 (dos de tiro libre) y quedó segundo detrás de Jo, de Atlético Mineiro, quien hizo 7 tantos.
Pero en esta última etapa su efectividad bajó. Apenas hizo 3 goles en 16 partidos (14 como titular), lo que habla a las claras de que aquel goleador de la temporada 2012/13 está buscando recuperarse.
Datos: Carlos Durhand