Santiago. - Los estudiantes chilenos, movilizados desde el pasado mayo en demanda de una mejor educación, coparon ayer las marchas organizadas por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en la segunda y última jornada del paro nacional convocado por la multisindical, la principal del país, para demandar al gobierno derechista del presidente Sebastián Piñera reformas laborales, tributarias y políticas. La presencia juvenil predominó de forma notoria en las marchas, que en Santiago confluyeron desde cuatro puntos hacia la céntrica intersección de la Alameda Bernardo O'Higgins, la principal arteria de la ciudad, de forma pacífica y en un ambiente festivo.
Las marchas en Santiago congregaron entre 90.000 y 100.000 personas en total, cifra que no supera la de las manifestaciones que han venido convocando desde hace tres meses los estudiantes universitarios y secundarios en el marco de sus propias movilizaciones. En diversas capitales de regiones, como Antofagasta, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Concepción, Chillán, Temuco, Valdivia, Osorno y Puerto Montt, las manifestaciones congregaron en total a otras cien mil personas, según fuentes policiales y sociales, también con una presencia predominante de jóvenes.
Los manifestantes que otra vez marcharon bailando y cantando por la capital, asolada por un millar de protestas este año, no lograron paralizar al país, pero ratificaron su fuerza que ya derrumbó a un 25 por ciento el apoyo al gobierno, un mínimo histórico.
El panorama llevó al vocero de la Presidencia, Andrés Chadwick, a afirmar que la CUT "se apoya en el movimiento estudiantil", pues su capacidad de movilización es prácticamente nula, sobre la base de que las actividades en el sector industrial, el comercio y otras áreas productivas han sido prácticamente normales, según dijo. En el sector público, según la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, la adhesión al paro llegó ayer sólo al 9,1 por ciento de los funcionarios.
En tanto el presidente de la CUT, Arturo Martínez, replicó al gobierno que no podía dar una cantidad de los asistentes a las marchas. "No los podemos contar. Lo importante es saber y constatar que las calles de Santiago están llenas. Tenemos un pueblo que está diciendo algo, que hay que escuchar", sostuvo Martínez, quien recordó que la CUT convocó a este paro el pasado 1º de mayo, "y nadie quiso escuchar". Los otros movimientos fueron después del Día del Trabajador, señaló en alusión a las marchas estudiantiles.
En calma. Las marchas estuvieron matizadas de situaciones anecdóticas, como la presencia de un grupo de prostitutas que portaban una pancarta con la leyenda: "Piñera no es hijo nuestro". Carros alegóricos, comparsas de bailarines y otras muestras similares matizaron la manifestación, que en algunas calles fue saludada por los habitantes de edificios con lluvias de papel picado.
Si bien hubo enfrentamientos e intentos de saqueos, un hecho nuevo fue que los propios manifestantes repelieron, a veces con intercambio de golpes, a grupos de encapuchados que buscaban provocar peleas con la policía, obligándolos en varios casos a escapar sin haber logrado sus propósitos. En plena Alameda, un grupo de manifestantes hizo una cadena humana con los brazos arriba para evitar que piedras y limones lanzados por encapuchados contra los carabineros hicieran blanco. La acción fue agradecida por los uniformados a través del altavoz. Más tarde, los carabineros reprimieron a grupos radicales.
Unos 456 detenidos. La tranquilidad que rodeó las manifestaciones contrastó con la violencia que se apoderó de varios sectores de Santiago durante la noche del miércoles y la madrugada de ayer, que dejaron seis carabineros heridos de bala, 456 detenidos, 28 policías heridos, comercios saqueados y unos 60.000 hogares sin electricidad, según el gobierno.
En Argentina, estudiantes universitarios manifestaron en Buenos Aires, con pancartas y banderas en apoyo a las protestas en el país trasandino por mejoras en la enseñanza. También hubo marchas en solidaridad en Rosario y otras ciudades del interior.
Bachelet
El mismo juez que indaga la muerte del ex presidente Salvador Allende, Mario Carroza, investigará el fallecimiento en la cárcel del general Alberto Bachelet, padre de la ex presidenta Michelle Bachelet. La querella fue presentada por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos en 2010. Bachelet, un general de la fuerza aérea, murió a los 51 años en marzo de 1974 en una prisión para delincuentes comunes tras haber sido salvajemente torturado. Su rechazo al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 concluyó con una acusación de “traidor a la patria”.