Ginebra. — Los bancos suizos siempre molestaron a los inspectores fiscales de Alemania y Francia y la última batalla sobre el sigilo bancario no es algo nuevo, aunque esta vez cuentan con dos colosos (Estados Unidos y China) en la lucha contra los paraísos fiscales. Los suizos, anonadados porque el Grupo de los 20 los incluyó en una lista de paraísos fiscales, creen que podrán satisfacer las demandas de las naciones poderosas al mismo tiempo que retienen el secreto bancario más o menos intacto. Algunos analistas no están tan seguros. Los bancos suizos se desarrollaron con más lentitud que las grandes instituciones crediticias de Italia y otros países europeos, aunque para principios de 1700 una docena de familias ginebrinas comenzó a prestar grandes sumas a las campañas bélicas de Luis XIV de Francia. Parte del dinero procedía directamente de familias acaudaladas francesas que habían depositado fondos en los bancos de Ginebra para evadir la presión fiscal de Francia. Las autoridades de París apresaron a algunas, pero no todas.