En el 6º Foro de Economía y Negocios organizado por la fundación, el titular de Fiat, Cristiano Ratazzi y presidente de Shell Argentina, Juan José Aranguren, destacaron el cambio en el rumbo económico desde la llegada de Axel Kicillof al Ministerio de Economía y, sobre todo, de Juan Carlos Fábrega al Banco Central.
Durante un panel del que también participaron Rubén Ferrero (Confederaciones Rurales Argentinas-CRA) y Jaime Campos (Asociación Empresaria Argentina), los representantes del sector privado, que desde hace un tiempo parecen haber dado por terminado el ciclo kirchnerista puro y duro, saludaron la devaluación y la quita de subsidios a la espera de la llegada de candidatos “normales y serios” para las presidenciales de 2015.
“Quién hubiera pensado hace tres meses que íbamos a ir hacia una convergencia cambiaria, frenar la emisión monetaria, y sincerar las tarifas y la inflación”, dijo Ratazzi, quien agregó que la dupla Kicillof-Fábrega, “a veces sin ganas o con relatos diferentes, nos están llevando hacia algo más sensato”.
Sin tanto entusiasmo, pero aún así lejos de posicionarse en un discurso netamente confrontador, el titular de la petrolera anglo-holandesa —que mantuvo fuertes cruces con el gobierno a principio de año— rescató que “es bueno haber reconocido una realidad, le llamemos o no ajuste”.
En su lista de medidas ajustadas a esa realidad, Aranguren enumeró tanto el acuerdo para pagar a Repsol por la estatización de YPF “después de haber dicho que no se iba a pagar”, como la intención de arreglar con el Club de París para poder empezar a volver a los mercados internacionales de crédito.
Por eso, afirmó que “hoy” cree que “el mandato (presidencial) terminará de forma normal”, aunque dijo que de todas maneras habrá que esperar hasta diciembre de 2015 para “catapultar el crecimiento”.
Los que no se salieron del libreto opositor clásico de los últimos años fueron Ferrero y Campos. Para el integrante de la mesa de enlace, el sector agropecuario vive “una película de terror” desde el año 2006 por lo menos, con pérdida de competitividad y cero contacto con el gobierno.
Campos, por su parte, se quejó de la vinculación entre inflación y empresarios fogoneada —a su entender— desde la Casa Rosada: “Es terriblemente injusto que el empresariado tenga que vivir esto”, se lamentó.
Lluvia de elogios. En un ambiente históricamente muy poco amigable para las ideas planteadas desde el kirchnerismo, Ratazzi dio la nota de color al empezar su disertación afirmando que llegaba “con elogios para el gobierno”.
En esa línea, el mandamás de Fiat dijo que hasta hace pocos meses era imposible pensar que Argentina reordenara sus prioridades de política económica para ir hacia un nuevo tipo de cambio. “Vemos una tendencia hacia la convergencia que tal vez no quede en 8 pesos, pero hay ganas de tener un cambio único”, aseguró el empresario.
También destacó el nuevo “orden monetario” impuesto por Fábrega en el BCRA, que abandonó un ritmo de emisión monetaria que rondaba el 40% para pasar a otro de 18%.
Respecto a la inflación ya las tarifas, dijo que en ambos casos “hoy se puede hablar del tema y ya se tomaron como problemas que hay que resolver”, ya que “el gobierno decidió controlar la inflación y eso es una muy buena medida”.
De igual modo, el empresario saludó el “sinceramiento” de tarifas para los servicios, y resaltó que hay que ir hacia subsidios específicos.
“Recordemos que los argentinos en las Paso dijeron no a la re-reelección y al cambio de la Constitución, por eso todos los candidatos hacia 2015 son normales y serios”, afirmó, para agregar que Kicillof y Fábrega, “a veces sin ganas o con relatos diferentes, nos están llevando hacia algo mas sensato”.
En ese punto se mostró satisfecho de ver que Venezuela “por suerte se cae a pedazos y ya dejó de ser una tentación” para la presidencia argentina, lo que pone al país mas en el camino de modelos como el del Chile o el de Perú.
“El gobierno está ayudando a preparar el post 2015, mi miedo era que no lo hiciera”, se sinceró Ratazzi.
En un plano más sectorial, el empresario pidió la eliminación del 5% de retenciones a las exportaciones de autos para “volver a ser competitivos y no resignar empleo”.
Ratazzi aseguró que el impuesto a la venta de autos generó un fuerte impacto psicológico en los compradores, y que si a eso se le agrega el nuevo escenario de tasas altas que dificulta el financiamiento en cuotas a largo plazo “el escenario es complicado”.
Con todo esto sobre la mesa, dijo que desde las automotrices imaginan que marzo terminó con caídas en las ventas mayores al 20%: “Es una baja notable, pero si sirve para ordenar el país, estoy de acuerdo”.
Mirada neutral. Aranguren optó por medir cada palabra que pronunció aún ante un auditorio donde la posibilidad de encontrar adeptos a la gestión kichnerista era muy baja o nula.
Por eso se ajustó a la consigna del panel (“El desafío empresarial en tiempos turbulentos”) y se concentró en describir el papel del empresariado en la coyuntura. “Atravesamos tiempos turbulentos donde se debate el rol del empresario, es un rol que está devaluado en la Argentina de hoy, y eso es en parte responsabilidad nuestra”, dijo.
Aranguren, señalado desde el gobierno como uno de los responsables de la corrida cambiaria a principios de año, afirmó que desde algunos sectores “sólo ven sus deficiencias”, una situación que empeora por la propia subvaloración que el sector privado tiene de sí mismo.
“Debemos hacernos escuchar, debatir, no tener miedo de neustras ideas, no tenemos que rogar por subsidios o aceptar compromisos que sabemos que no se van a cumplir”, subrayó, tras lo cual agregó que las últimas medidas del oficialismo lo ubican en el plano “de la realidad”.
“El relato está dando paso a la realidad, aunque sea tímidamente: pasamos de no pagarle a Repsol a querer un acuerdo”.
En lo relativo al sector energético en particular, destacó que “debe recuperar la eficiencia” ya que tras la adopación de retenciones como política de Estado “hubo destrucción de inversiones privadas” en sectores clave como el agropecuario o el energético.
También advirtió que el Estado “tiene que entender” que las inversiones en energía son de riesgo: “Para transformar los recursos en reservas hay que arriesgar”. •