Central Córdoba no perdió y fue una de las pocas, quizás la única, buena noticia. No es nada exagerada esta apreciación. El Charrúa tuvo un nivel tan bajo, rendimiento que alcanzó a enmendar en parte en el segundo tiempo con una mayor actitud, que el punto conseguido contra Sportivo Italiano fue positivo. La duda que cabe es si esa unidad sirve para algo más que incrementar el puntaje en la tabla de posiciones. Al menos la producción de ayer abre un gran interrogante.
Cuesta entender cómo el conjunto de Tablada se fue al vestuario en el entretiempo con el marcador en cero después del peloteo que le infligió Italiano en los 45' iniciales. La explicación se reduce a la falta de puntería de la visita, con dos cabezazos en los palos, y a una intervención magistral de Leonel Poropat.
Ayer, la contención del medio charrúa no existió. Por la franja central, Jonathan La Rosa y Renzo Funes perdieron una y otra vez con Luis González, eje de los intentos ofensivos del azzurro. Mientras que Ezequiel Taborda no colaboró en la marca, algo que es lógico considerando que no es su fuerte, y Ledesma quedó desprotegido atrás sobre el lateral izquierdo.
Los problemas no se redujeron a ese sector del campo de juego. En la zona defensiva, Central Córdoba fue inestable. Poropat se cansó de gritarles a sus compañeros ante cada error grosero, pero no hubo caso. El delantero Nicolás Kissner se retrasó para entrar en el circuito de juego de la visita, trayendo detrás de sí a Rodrigo Lechner, quien nunca lo pudo frenar. Y el otro central, Santiago Pendín, tampoco estuvo bien parado.
El destino quiso que Central Córdoba tuviera como aliados a los postes ante los golpes de cabeza de Elías Di Biasi y Kissner. Entre una y otra acción, Poropat tuvo una salvada fantástica después de que Sebastián Rivas corrió desde tres cuartos de cancha con la defensa charrúa a contrapierna.
Encima lo ayudó la ineficacia visitante para concretar una jugada que empezó con una pared de Kissner y Rivas, y que no concretó Luis González.
Italiano perdonó y Central Córdoba lo aprovechó. Tuvo una leve reacción en la segunda etapa, mostró otra predisposición y el ingresado Marcelo Sáenz le dio mayor movilidad. El joven debutante tocó su primera pelota y fue determinante. Pateó desde afuera, rebotó en un rival, los marcadores se durmieron y Gastón Silvani definió.
Más de uno se pellizcó para comprobar que era real. Pero la ventaja no duró. A la salida de un tiro libre, Sosa metió un centro pasado y el defensor Joaquín Laso cabeceó al gol.
El resultado no se modificó y el Charrúa no corrió riesgos. Esa etapa la emparejó, con poco, y a partir de las ganas de Armani de ir buscar todas las divididas. No mucho más.
Osvaldo Diez, la suerte y otra actitud
Como lo admitieron el arquero Leonel Poropat y el delantero Leandro Armani, el entrenador Osvaldo Diez reconoció que Central Córdoba la sacó barata en la primera etapa. “Nos perdonaron la vida”, manifestó el conductor charrúa, antes de resaltar que el equipo de Tablada emparejó el juego en el segundo tiempo a partir de que “la actitud fue diferente”.
“En el primer tiempo nos perdonaron la vida. Estuvimos muy descompensados en las líneas. En la mitad de cancha intentamos pero no nos dejaron hacer la pausa o meter dos o tres toques seguidos. Nunca tuvimos la posesión de la pelota y a partir de eso es lógico que las situaciones las tuvieran ellos. Por suerte fueron demasiado benévolos con nosotros. Tendríamos que habernos ido al vestuario 1 o 2 a 0 abajo”, manifestó
“La actitud fue diferente en el segundo tiempo. Se mejoró con los chicos que entraron (Sáenz y De Armas). Sáenz entró muy bien, tuvimos un poco más de diálogo y Renzo (Funes) y La Rosa se adelantaron un poco más. Empezamos a contar con algún tipo más de situaciones de gol”, agregó.
Diez sostuvo que los conjuntos que vienen al Gabino “ponen dos líneas de cuatro” y al Charrúa se le hace difícil tener claridad para superar la última línea a partir de que no cuenta con “un equipo con grandes virtudes en ese aspecto”. Y concluyó: “Debemos seguir sumando minutos en cancha”.